Batucada, colorido, música, pasos de vértigo, elegancia y sobre todo ritmo. Así se contagió anoche el Recinto Ferial del Carnaval más conocido fuera y que cada vez va ganando dentro más adeptos y más fieles: el que ofrecen las comparsas. Ya desde los primeros acordes de la popular salsa de Celia Cruz que sirvió de banda sonora del inicio del espectáculo.

Al son de La Bemba Colorá interpretada por David García el público que ya comenzaba a llenar las gradas y sillas del Recinto Ferial dio sus primeros pasos de baile e incluso se animó a ejercer de coro.

El concurso empezó con puntualidad exquisita y recibió para empezar a la única comparsa de niños y niñas del Carnaval de Santa Cruz, Tropicana Infantil. Solo al escuchar su nombre, el respetable se volvió en una sola afición para animar con globos y vítores a los pequeños llegados de Candelaria, que recibieron la mejor ovación de la noche.

"¡Qué viva la cantera!", resonó en el edificio diseñado por Santiago Calatrava mientras los 51 componentes del grupo se colocaba sobre las tablas.

Una trepidante batucada dio inicio al espectáculo de los pequeños dirigidos por Natalia González, que para esta ocasión prepararon un repertorio engarzado con su fantasía: Marina, diseñada por Jorge González. Sones brasileños con cambios de ritmo vertiginosos sirvieron para dar rienda suelta al show preparado por David Gómez, miembro de Joroperos y con el que Tropicana Infantil terminó de conquistar al público. Como novedad este año además incluyeron por primera vez un cambio de vestuario con el que se atrevieron con un estilo más moderno sin perder la esencia latina.

El grito final de la intervención de la comparsa, un clásico en estas formaciones, se unió con el rugir de las gradas sin dar tiempo si quiera a que la batucada dirigida por Aday Brito sonara de nuevo para despedir a los pequeños, acompañados de las palmas del público, buena parte de ellos en pie.

Unión

La misma unión que se reveló durante la interpretación de los pequeños es la que reclamaba desde el pasado viernes la formación Río Orinoco, comparsa que este año ha causado baja en el concurso pero que se ha mantenido activa gracias al impulso entre otros de su presidente Antonio Socas y su diseñador y coreógrafo Daniel Baute.

Desde el pasado viernes aprovechando la celebración de San Valentín, lanzaron una campaña en redes sociales en la que usaron los nombres de todos los grupos para formar un corazón con el que pidieron unir sus latidos.

"Se cree que las comparsas somos rivales cuando en realidad somos compañeras que luchamos por lo mismo", aseguraba la comparsa antes de recordar que se trata de "luchamos por pertenecer a algo mucho más grande que nuestro propio grupo". No faltaron sus componentes en el Recinto Ferial, donde no solo echaron de menos estar sobre las tablas sino que desde la grada apoyaron al resto de compañeros.

Siete fueron las comparsas que lucharon ayer por alzarse con los premios de interpretación y presentación en el certamen, las mismas que el próximo sábado en el concurso de Ritmo y Armonía.

La primera en bailar sobre las tablas llegó desde Candelaria con 152 componentes y dirigidos por José María Bolaños: Tropicana, que lució la fantasía Ipanema Mon Amour. Tras ellos intervinieron los pioneros del colectivo, Rumberos que lucieron una espectacular fantasía diseñada por Santi Castro.

Terceros en el concurso fueron los 101 componentes de Danzarines Canarios, dirigidos por Jorge Rodríguez y con diseño de Isidro Castellano, a los que siguió la formación Bahía Bahitiare, con la incombustible Zara Díaz Mendoza a los mandos. Ya en quinto lugar le llegó el turno a Cariocas, directos desde Valleseco y con 130 comparseros dirigidos por José Manuel González.

Tabajaras tomó el relevo bajo la batuta de Celso Hernández con Un giardino di colori diseñado por Dailos Rodríguez. Cerraron el concursos los vigentes campeones, Joroperos, liderados por Fernando Hernández. Mañana en EL DÍA estará disponible la crónica.