¿Pizzicatos habría decidido no estar en la final si hubiera tenido opciones a premio?

Por supuesto que no. Si hubiéramos tenido preparado dos temas, o medio preparado, por supuesto que no hubiéramos renunciado a participar en la final de murgas del Norte de mañana. En los dos años anteriores, cuando gestionamos mejor el tiempo, teníamos los cuatro temas.

¿Se equivocaron cuando consiguieron el pase a la final?

Claro. Nuestra sorpresa fue pasar a la final porque entendíamos que el nivel del concurso iba a ser mejor como para nosotros llevar a la final, máxime cuando apenas ensayamos y que vamos con un estilo de murga muy diferente a lo que se premia ahora.

¿Han sido transparentes o ha sido murga transgresora?

Hemos sido absolutamente transparentes. Tenemos cuatro letras pero hemos hecho una mala gestión de tiempo. Siempre decimos antes que nada la metedura de pata es nuestra por haber seguido para adelante y haber decidido concursar sin tener los temas preparados; pero para nosotros es impensable que, empezando a ensayar en noviembre, un día a la semana, pasáramos a una final de un concurso de murgas.

Pero cuando se inscribe en un concurso acepta las bases...

Efectivamente. Nosotros esperamos al último día del plazo de inscripción y nos planteamos no concursar, pero ya antes se había dado de baja Virgueritos y estaba el fantasma de que si te presentas al concurso y al final no vas te penalizan dos años... Y decidimos tirar para adelante porque en ningún momento, en ningún caso, en ninguna quiniela se nos pasaba por la cabeza llegar a final. Cuando fue a vernos el concejal de Fiestas de La Orotava y el presidente de la Comunorte hablamos de nuestras dudas en salir y nos pidieron que hiciéramos lo posible para participar en el concurso y por eso decidimos tirar para adelante. Y lo mismo hubiera ocurrido si no se hubiera abierto la mano para que una murga presentara cosas fuera de plazo. Hubieran sido 8 y no 10.

¿Concursan porque se lo pide la organización?

No, concursamos porque es la actuación con más repercusión y visibilidad; una cita donde te encuentras con todas las murgas. Lo más importante sería que salga el mayor número de murgas posible. Esto no es como Santa Cruz, que es un municipio y tienen más oportunidad. Para vernos juntos aquí es más complicado.

Como Pizzicatos, ¿han actuado bien?

Hemos hecho todo correcto. Y todos los murgueros vamos todos a una. Incluso se planteó ir a la final con las letras en la mano y leerlas, pero eso es hacer el ridículo y descalificarte. Ya hace tres años le pasó eso a una murga cuando se celebró el certamen en Garachico. Y no lo hacemos por nosotros, porque ya estamos acostumbrado a ese nivel -se ríe-, sino por respeto por el concurso. Defendemos una final a cinco, sin nosotros, donde todas canten su repertorio, en vez de hacer nosotros un espectáculo lamentable.

Hablan de nivel pero... tampoco contribuyen a mejorarlo.

El nivel viene dado por la poca cantidad de murgas que hay ahora. Nosotros tenemos otro estilo. Pero se han caído muchas murgas.

¿Qué cree que pensarán una murga no finalista que no estará mañana en el escenario?

No lo sé... Yo prefiero no salir a hacer lo que le ocurrió a una murga hace tres años, que hizo el ridículo; también defiendo no impedir a una murga presentar su atrezo fuera de plazo. Preferimos que el concurso fluya. Me gustaría también saber de las que se quedaron por fuera tienen los cuatro temas, y de los que están en la final los tienen bien armados.

¿Corre peligro el concurso de murgas del Norte?

Las exigencias de las bases del concurso están alejadas de la realidad actual, como exigir cuatro temas o el número de componentes -aunque ahora se bajó-. No hay ni tantas murgas no tantos murgueros ni está el mundo murguero en la cresta de la ola. Ya le pasó a Pizzicatos, que llegó a dividirse, porque hay mucha gente que no puede seguir tantos ensayos e invertir tanta pasta en un disfraz... Es un nivel de exigencia brutal, y eso ha acabado porque las murgas que no pueden parecerse o aproximarse a las punteras del Norte o Santa Cruz deciden salir porque no estaban a altura, y seguro que estaban mejor que nosotros.