Ayer fue uno de esos días tontos, entre galas y concursos, en los que aproveché para pegarle un buen zafarrancho de limpieza a mi cantina, para afrontar este fin de semana intenso de concursos con "la Canción de la risa" de esta noche, las comparsas de mañana y las rondallas del domingo. Menos mal que cuando apareció Berto "El Cabra", ya había terminado porque, con lo que le gusta alegar, si me pilla a la mitad, hubiese acabado a las tantas.

Venía "El Cabra" a que le ayudase a decidir el disfraz para este Carnaval. Me confesó que estaba desconcertado por la noticia de esa gran superficie que retiró de la venta los disfraces de "mujeres sexys", llámense azafatas, camareras, enfermeras, doctoras, limpiadoras o piratas. ¿De qué me puedo vestir, Pedro? me preguntaba "El Cabra", mandándose un plato de garbanzas de las de mi madre. Pues la verdad, no tengo ni idea, le dije, en un arrebato de sinceridad impropio de mi. Si te vistes de enfermera, te puede denunciar el sindicato de enfermería; si lo haces de Policía, se mosquearán los agentes del orden público; si vas de camarera de piso, se pueden cabrear Las Kellys; si es de doctora, se puede ofender la directiva del colegio de medicina; si te disfrazas de Caperucita, puede que la denuncia te la ponga el Lobo Feroz y si lo haces de Blancanieves, prepárate para afrontar una demanda colectiva del SUNEN (sindicato unificado de enanitos). No se te ocurra lucir un disfraz para mostrar tu lado sexy porque los colectivos feministas te pueden caer encima y, si eres hombre, y te disfrazas de mujer, lo has de hacer con cuidado no vayas a molestar a los colectivos Trans, y te lleven a la vía judicial.

Ni de Policía, ni de Bombero, ni de Sacerdote, ni de camarero, ni de mecánico electricista, ni de sepulturero... de nada, de nada que me pueda disfrazar sin temor de ofender a nadie. Y así estamos, a una semana de que el Carnaval salga a la calle y "El Cabra" y yo, sin saber de qué nos disfrazamos.