Tremendo revuelo se ha armado en la calle, y en mi cantina también, con las canciones de algunas murgas en el concurso. Como mi negocio es fiel reflejo de la sociedad, hay división de opiniones, gente a favor y gente en contra. Algo parecido a lo del fallo de anoche con las finalistas de mañana: hay quien piensa que están las que deben estar, y quien cree que alguna no debió haber pasado.

Pero quien nos hizo una gracia tremenda fue Lolo "El moña", que vino al acabar el concurso, con un rebote tremendo a cuenta de la denuncia, una vez más, de cierto colectivo social que, al parecer, se ha vuelto a sentir ofendido por una parodia murguera de Los Triquis, en una de sus canciones de concurso. Dice "El Moña" que, como ocurrió hace unos años con La Fufa, vuelven a sacar de madres una simple parodia que debe ser interpretada dentro del contexto de murga, carnaval y trasgresión. La misma trasgresión que mostró aquel Drag Queen de Las Palmas cuando ejecutó una actuación que ofendió a un colectivo de personas católicas y en cuya defensa, no solo no salió quien ahora denuncia a Triquis, sino que además alegaron que aquello era pura libertad de expresión. Y ahora vuelven a la carga; y hay algo en lo que le doy la razón al "Moña": Nos parece bien que el colectivo LGTBI emita un comunicado y exprese lo que estime conveniente, pero lo que parece alucinante es que dicho colectivo, al final del comunicado, le diga a la murga lo que debe o no debe cantar. Algo similar ya se vivió en tiempos de la dictadura franquista cuando las murgas tenían que llevar sus canciones al Ministerio de Información y Turismo, para solicitar el visto bueno de lo que iban a cantar y revivirlo, sería una auténtica involución.

Es verdad que las murgas deben cuidar que, en sus canciones, no se ofenda a nadie, pero también deben seguir saliendo al Carnaval con total libertad de expresión, so pena de dejar de ser, si esto sigue así, la auténtica voz del pueblo.