Cómo se nota en mi Cantina el comienzo de los concursos. Entre que ayer era viernes, y que era la segunda fase de murgas infantiles, la afluencia de clientes a mi negocio fue una barbaridad, muchos más que los que acudieron al recinto a ver a los niños, aunque bueno, eso, visto lo visto, tampoco es tan difícil.

Y seguro que esta noche, otro tanto de lo mismo. Por eso he bajado temprano y he querido aprovechar para pasar una fregona, llenar los botelleros, tener los garrafones a mano, e ir calentando el tremendo caldero de garbanzas que mi madre me trajo esta mañana. Huelen que alimentan. Y mientras me preparo para abrir, aquí estoy dando vueltas a la cabeza con mis matraquillas: ¿Quién ganará el concurso que acaba esta noche? ¿Estarán bien repartidos los premios o tendremos ya la primera polémica carnavalera? ¿Acertarán, o fallarán los que fallen el fallo?, y pensando en el jurado... ¿Por qué habrán recusado a Lucy del Castillo, cuestionando la honestidad de una artesana y diseñadora que ha sido un ejemplo para todos, y que ha tenido, durante décadas, una trayectoria intachable en nuestro Carnaval? ¿Por qué las llaman "murguitas" queriendo decir murgas infantiles?, una murga infantil es una murga de niños y una "murguita" es más bien una murga pequeña, ¿o no?. ¿Por qué hay tanta gente que piensa que lo que hacen los niños no es criticable y se debe aplaudir, si o si, por el mero hecho de ser niños? Viendo la actitud de algunos representantes... ¿Son sinceros cuando cantan en el concurso que su única intención es pasarlo bien y disfrutar? ¿Por qué ya no tocan la trompeta en sus canciones? ¿Por qué tan poco público en su concurso? ¿Será buena la idea de Gara García, de Tras con Tras, de cambiar los concursos de modo que, cuando se celebre el de los niños, ya haya terminado el de los adultos y así podrían ir todos a apoyarles?

Y así se me fue la tarde, entre dudas y matraquillas, hasta que vi el reloj y pensé: ¡Chacho!, las nueve de la noche, la puerta sin abrir y yo aquí, con mis cosas.