La voz femenina del Carnaval -para su nieto, la voz de Canarias, como presume entre sus amigos en Sevilla-, defiende la máxima de que prefiere "un me equivoqué a un por qué no lo hice", un juego de palabras al que suma otro: "prefiero morir viviendo que vivir muriendo en vida". Más que frases hechas evidencian su filosofía de encarar cada acontecimiento diario: "si llueve qué maravilla porque salgo de paseo con paraguas; si me mojo en un charco, una oportunidad para cambiar de calzado". La jubilación le ha permitido tiempo para ampliar su agenda de viajes, dedicar aún más al teatro y desarrollar su faceta pictórica.