Domi -como es conocido en su círculo de allegados-, encarna la figura de un carnavalero ejemplar, tal y como lleva demostrando "desde hace más de 20 años en la Asociación Cultural Trabachones". Un murguero que lleva a la normalidad lo que para otros sería un contratiempo insalvable. "Que por tener una discapacidad estés limitado para disfrutar del Carnaval", expresa este chicharrero, que si por un lado admite que "a veces" le "resulta más complicado que a cualquier persona normal", hace prevalecer el hecho de que "llega un momento" en el que no se acuerda de lo suyo. "Principalmente porque los compañeros te tratan como uno más y no se fijan en tu problema", argumenta.

Sobre el día a día en Trabachones, Domi revela que trata "completar ensayos de pie". "Me quiero sentir y disfrutarlo como uno más; cantando, en los movimientos y expresando. Lo intento hacer de una manera o de otra, no pienso que tenga una discapacidad", afirma al respecto, aunque no niega que, llega el momento en el que "los brazos y el cuerpo se resienten".

A modo de denuncia, se queja el presidente de Trabachones, por parte de la corporación municipal, "de una mayor colaboración" con personas que como él sufren alguna discapacidad, en días "como el Coso y la Cabalgata, de los más bonitos del Carnaval". "Siempre hemos tenido que estar buscando las propias murgas algo para poder salir; nos vemos muy, muy limitados", explica.

Con todo, y pese a que no sea su pretensión principal, Domi sabe que ejemplos de superación como el suyo puede servir "como granito de arena a toda esa gente que se siente en su burbuja en casa y que por vergüenza o por pensar que no pueden, se quedan sin salir". "En realidad en una murga se le abrirían las puertas, porque los murgueros somos muy solidarios y se les tratarían como un compañero más".