Tras los últimos años, ¿hay sensación en MasQlocas de que deben dar, más pronto que tarde, un golpe encima de la mesa para que no comiencen a ser una murga que pasa desapercibida?

Trabajamos para salir de ahí. Mas Q Locas empezó con fuerzas, luego pasó un bache y estamos haciendo lo posible para salir de él. No podemos mirar para otro lado porque el bache está ahí y se ha notado. Y tenemos claro que la única manera de salir será trabajando y con constancia. Espero que ese cambio sea llamativo ya este año.

¿Y cómo se lidia en el día con ese bache?

Pues muchas veces, como equipo, lo vemos como aliciente, porque nos hemos unido; pero también miras para detrás y ves tanta gente que ha saltado del barco? Ahí piensas que si esas personas hubieran confiado en la murga y en vez de creer que estábamos muertas, sino que solo se trataba de un bache por el que pasan absolutamente todas, pues? Ahora, las que hemos confiado, estamos luchando para que la murga logre caminar por sí misma; y la verdad que estamos muy contentas después de un año muy duro en el que la murga se quedó en escombros.

¿Se refiere por ejemplo a las pocas componentes que son?

Es cierto que somos pocas, pero es algo que no nos obsesiona. Sabemos que comercialmente vende más un bloque de una murga numerosa, pero nuestra preocupación es crear una base sólida para levantar de nuevo al grupo. Ahora, por ejemplo, la directiva y la directora vamos de la mano y somos un tándem, solucionando lo que creo que era un fallo de la murga; parece que todo funciona mejor así.

¿Y con el concurso como está montado, no es casi imposible luchar por pasar a la final con tan pocas componentes?

Imposible no, porque de hecho una murga, Ni Pico-Ni Corto, ya lo hizo, que pasaron con lo justo. Pero sí es complicado porque esto es un espectáculo y una poco numerosa quizá venda menos. A mí, particularmente, me gusta sentarme a escuchar las letras, independientemente de la cantidad de murgueros que haya cantando. Creo que no hay que calificar a las murgas por el número de componentes.

En esa intención de resurgir, ¿poseen argumentos para ya luchar por la final?

Creo que tenemos un buen proyecto para este año, pero somos realistas y sabemos que hay mucho nivel, murgas muy consolidadas y otras que llevan varios años mereciendo estar en la final y no han pasado, como Desbocados. Sí que hemos trabajado para sorprender y ofrecer una buena fase. Hemos jugado calladas, tranquilas y centradas en nosotras mismas, porque además nos ayuda que no tengamos ninguna otra murga muy cercana, algo que te aísla de ese mundillo que, más que contagia, contamina.

MásQlocas presume de ser una murga democrática?

Sí, tratamos de que la murga sea una democracia en el día a día. Por ejemplo, creo que ninguna otra murga elige así a su directora cada cuatro años. Aunque no me hubiera importado volver a fila, me ha tocado a mí de nuevo. Supone más trabajo y responsabilidad, pero a la vez he de reconocer que así me llevo 42 alegrías, la mía y la de 41 personas más. Porque al final terminas teniendo complicidad con cada uno por mil aspectos diferentes, una mirada, una conversación... Que la murga sea de un número reducido de componentes hace que todo resulte más familiar, más cercano y que tengas más tiempo para todos. Y como una familia vayamos creciendo poco a poco.

¿Qué sensaciones le da el cambio de responsables en Fiestas?

Llevan muy poco tiempo y hay que darle una oportunidad para que trabajen. Y ya luego se les valorará. Criticar ahora sería lo fácil pero no lo justo. Y sobre la final de pie, por un lado me alegra que pueda entrar más gente porque son muchos los que se quedaban sin entrada; pero otro lado creo que va a ser una locura y mucho bullicio, y quizá el que quiere ir a escuchar bien el espectáculo se siente perjudicado. Es algo arriesgado.