Gracias y suerte infinita fueron las palabras más escuchadas por las 36 aspirantes a una de las tres modalidades de Reina de Carnaval ayer durante su primer acto oficial. Aunque nerviosas, todas y cada una de ellas lucieron la mejor de sus sonrisas en el salón de plenos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Allí, de manos de la alcaldesa de la ciudad, Patricia Hernández, recibieron la típica banda que deberán lucir en cuantos actos participen de la fiesta. Pero para que dejen de sentirse aspirantes y sean ya diplomadas en Carnaval, el Consistorio decidió esta edición entregarles un certificado que les acredita "su esfuerzo, su trabajo y su compromiso con la fiesta", según destacó la regidora de la capital tinerfeña.

De hecho, Hernández se esforzó en reiterar su agradecimiento no solo a las 36 candidatas a Reina infantil, adulta y de mayores, sino también a los diseñadores y sus equipos de trabajo, así como a las empresas patrocinadoras de las fantasías. "Han pasado meses robando horas a sus familias y de descanso para dar lo mejor de sí durante estas fiestas", destacó la alcaldesa, quien entendió que tras la entrega del certificado se encuentra un reconocimiento "que les acredita como protagonistas del Carnaval".

A juicio de Hernández, el acto del Ayuntamiento rezumaba ilusión, una característica que vislumbró en los ojos de las dieciséis jóvenes, las once niñas y las nueve mayores que se convirtieron de manera oficial en aspirante al cetro de las carnestolendas. Quizá lo supo apreciar porque en algún momento de su vida se imaginó en ese mismo espacio recibiendo una banda: "Todas hemos soñado alguna vez con ser Reina del Carnaval", aseguró la alcaldesa chicharrera.

Eso sí, también se palpaba otra sensación entre las aspirantes. Unos nervios que sin ser excesivos sí provocaron alguna indecisión a la hora de acercarse hasta Patricia Hernández, que estaba acompañada por el concejal de Fiestas, Andrés Casanova. Incluso más de una no pudo evitar que le temblaran las manos mientras posaba para la que será la primera de muchas fotos oficiales.

Entre las tres modalidades, alguna diferencia. Las más pequeñas despertaron más ternura, siempre lo hacen, por su simpatía y su seguridad a la hora de colocarse una banda demasiado grande, aunque al menos contaron con los gestos de cariño de los dirigentes municipales.

Entre las aspirantes al cetro de los mayores, un porte y una elegancia que revelaba el orgullo de poder formar parte de esta fiesta. Y las jóvenes, candidatas a Reina del Carnaval, vivieron ese momento como si se tratara de su puesta de largo: con sus mejores galas y exultantes.