Las murgas infantiles son la cantera del Carnaval y también el laboratorio donde los letristas prueban sus estilos. En el particular de Redoblones, que afronta su tercera edición, es el reducto de componentes que se han hecho grandes y no quieren dar el salto. Esa es la magia del equipo de Jose Cortés El Pirata: contar en su equipo incondicional de trabajo con niños grandes, con exquisitas habilidades artesanales. Es el caso de Texenery Damas, que fue directora de la murga infantil Chiripitifláuticos; Nayra Alberto, que militó primero en Melositos y luego en Rebeldes; Marta Delgado, madre de un componente de Redoblones; Mercy Llarena, madre de componente en Rebeldes y pieza fundamental para El Pirata; Giovanni Damas, primero en Pita-Pitos y luego en Revoltosos; José Francisco Hernández, un Rebelde que creció y militó en Guachi (1997-2014); Michael Yanes, componente de Guachi infantil y luego en Rebeldes; Jony Cabrera, que salió en Bambas y es el único del equipo del Pirata que está en activo en adultas, con Zeta-Zetas, e Iván Sosa Zamorano, que fuera diseñador de Los Que Son. Junto a este equipo base, todas las manos que se suman son bien recibidas. Ellos son la esencia de Redoblones, que se desgajó hace tres años de Rebeldes y que en su segunda edición en concurso, 2019, logró doblete de segundos.

Ese ha sido el listón que se han fijado para 2020. En Interpretación, con letras de Airam Bazocchi y Leroy Casañas y su equipo; en Presentación, con Josué Quevedo. El diseñador grancanario se estrenó hace cuatro años con Distraídos. En su primera oportunidad en concurso en Tenerife cosechó un tercero; a la siguiente edición, un accésit. Luego se tomó dos años sabáticos hasta que la noche del Sábado de Carnaval de la edición anterior, estando El Pirata y Jose Francisco Hernández disfrutando de la noche en la zona de la plaza del Príncipe y del Águila se encontraron con Quevedo, en compañía de Leroy Casañas y Zeben Arteaga. Una conversación... y una foto sirvió de contrato del compromiso adquirido. El diseñador prodigio de La Isleta le acababa de dar el sí, quiero a Redoblones. Eso fue en febrero.

Antes del casting de Got Talent al que se presentaron los niños de El Pirata, Josué Quevedo y Jose Cortés se reunieron. El presidente de Redoblones le planteó una idea y el creador le presentó otra.

Los niños de Redoblones hasta se hicieron sus disfraces de 8 euros para Got Talent, fueron elegidos y viajaron a Madrid y el boceto se quedó en la jaula (el taller donde trabajan en Santiago Apóstol). Volvieron de Madrid el 17 de agosto y se tomaron hasta el 31 de descanso. A primero de septiembre tomaron el diseño y comenzaron los preparativos. Cada día se reunían en el taller del Pirata, hasta la medianoche. Un ritmo que desde finales de noviembre se ha intensificado para dar vida al ratoncito Pérez en el que desde el sábado se han convertido por obra y arte de Josué Quevedo. Y un equipo que trabaja de forma minuciosa. Kilómetros de esterillas de acampada, alambres y más de mil bolas que se han convertido en cabezas de ratón, con cuidados milimétricos, como el nombre de todos los componentes de Redoblones que llevan grabados en el cuello de la chaqueta. Magia de Redoblones, esencia de Carnaval.