Casi como arrancar una murga nueva pero con la sabia vieja de murgueros de siempre. De los 83 componentes que conforman Triqui Traques, más de la mitad se estrena este año en el grupo de La Noria, un escenario que precisamente fue inundado por un alboroto poco usual. Ataviados con pelucas llamativas y coloridas faldas de tul y a ritmo de bombo y platillo, el cortejo recorrió la céntrica vía chicharrera en "la mejor noche de todas".

Así es como el director de la murga, José Otero, dice que definen esta particular fiesta los protagonistas: los novatos. Es una tradición frecuente en diversos colectivos murgueros montar un actividad para dar la bienvenida a los componentes que se incorporan desde el puro cachondeo.

Eso sí, este año en Triquis la situación se ha invertido son más los nuevos que los viejos. 43 de los 83 miembros de la murga lucirán por primera vez, o de nuevo, la chaqueta de triqui. Otero explica que la tradición en su caso "disfrazarlos de alguna temática", que este año fue Hawaii aunque "cada uno lo interpretó a su manera". En el local de ensayo, los novatos se preparan alguna coreografía y "después hacen una jura de bandera, que es cantar una letra la mitad para novatos y la mitad para viejos", tema que este año les ha quedado más compensado.

Tras un chupito de "wasnay", que se refiere en Triqui Traques al "wihsky malo", los novatos deben recorrer La Noria entre risas y asombro de los comensales de diferentes negocios de restauración de la zona y procede a incordiar al resto de murgas que ensayan en ese lugar. "Los nuevos siempre dicen que es el mejor día, cuando mejor se lo pasan, y todos quieren repetir", asegura Otero.

Al menos este año no ha habido cabida para la vergüenza, si son más de 40 se sobrelleva mejor el sentido del ridículo, si es que alguno lo tiene. Y puede que hasta el frío que se debe pasar vestido de hawaianas en pleno invierno, por muy canario que sea. De hecho, se convirtió en un pequeña antesala del Carnaval de la calle, con una novatada a lo bestia.