Han pasado unos meses desde que presentara el cartel, ¿ya ha rebajado el entusiasmo?

Creo que ahora estoy en el momento de máximo entusiasmo, porque lo veo por todas partes. Supera mis mejores expectativas porque me hace muchísima ilusión ver Santa Cruz empapelada con este cartel. Yo había imaginado el cartel como una unidad y ahora que lo veo repetido parece que la muchedumbre es todavía mayor y me recuerda al Carnaval. Aparte, sigue estando vivo en el sentido de que me siguen llamando de instituciones para que les ceda los personajes para usarlos en decoración o en páginas web. Supongo que hasta febrero va a seguir moviéndose.

Por lo pronto en febrero puede volver a relanzarse si hay críticas en el concurso de murgas...

Me haría mucha ilusión que alguna murga le cantara al cartel, para bien o para mal pero que esté presente. Lo peor que podría pasar es que en todo el concurso nadie lo nombrara porque es como si quedara en el olvido. Tengo la impresión de que posiblemente, por como somos las murgas, recibiré algún castañazo, pero se encaja con el mismo humor con el que los das cuando eres murguero.

¿Cómo encaja haber escrito sobre el cartel, especialmente en contra, y ahora ser el autor?

Cuando en Bambones escribimos sobre el cartel del Carnaval, algunas veces hemos hecho alusión a algún cartel especialmente polémico, pero sobre todo lo que hemos hecho es usarlos como excusa, como hilo conductor. En ambos casos me parece que es lícito, tanto usar el cartel para hacer una crítica directa como emplearlo como medio para criticar otras cosas.

¿Y criticar al autor?

Puede ser. A nivel personal lo pueden hacer, pero espero sobre todo que el cartel siga vivo y que en los grupos se haga presente.

¿No estarán las murgas aún más pendientes porque lo ha hecho un murguero?

Está mal que yo lo diga pero como murguero me sentiría orgulloso de que otro murguero protagonizara este momento, pero no sé si en alguna murga caerá mal, habrá que esperar.

¿Bambones cantará al cartel?

Desde que salió el cartel han tenido un silencio sospechoso y algo se cuece. Es a los que más miedo les tengo, porque son muy ingeniosos. Tener un bambón ahí tan presente para ellos debe ser una golosina.

Va a tener que reírse...

No me queda otra. Es parte de este asunto, el que se vacilen de ti, se rían de tu obra, está dentro de este teatro que hacemos las murgas. Cuando acepté hacer el cartel evidentemente acepté también toda esta parte.

¿Le costó mucho aceptar?

Me costó 24 horas. Cuando Andrés me lo propuso mi repuesta fue “¿sabes en la que te estás metiendo?” y me explicó que el concurso les llevaría un tiempo que no tenían. Le dije que le contestaría al día siguiente y en casa me planteé algunas cosas como que se me va a criticar por ser elegido a dedo o el sistema de concurso llevaba un par de años funcionando bien, pero entendí que debía responder a esas críticas haciendo un buen trabajo.

¿Era más vértigo o más responsabilidad?

Si me hubieran encargado el cartel de las fiestas de Chimiche habría una mezcla de ambas cosas, pero es que con el cartel del Carnaval tenía tan claro lo que yo haría, lo que es la esencia o lo que a mí me enamora, que responsabilidad es hasta cierto punto y nunca tuve el síndrome del papel en blanco.

¿Y si lo tenía tan claro por qué nunca dio el paso de presentarse a un concurso?

Quizá porque fui jurado de un concurso. Es bastante meritorio presentarse a un concurso como este porque con la cantidad de curro que lleva y que de repente no salgas ni preseleccionado y que ni se exponen, que creo que es lo suyo. Es que un cartel no se puede elegir por la pantalla de un móvil, habrá que poner la obra en algún sitio y que la gente se acerque a verla. Si ese fuera el planteamiento, me hubiera presentado pero el sistema era tan exclusivo que hace falta tener mucha fuerza.

¿Cuál fue el momento de más tensión? ¿Enseñarlo?

Lo habían visto algunos amigos cercanos y mi madre, porque para mí lo que diga ella va a misa y cuando vi su expresión supe que iba bien. Ahora ya presentado, los pibes del cole me paran para comentarme y del “profe, se la mandó” al “está bien hechito” de mi madre hay un amplio abanico. Recuerdo nervios algún día de atasque, con los colores o la disposición de los muñecos y el día que se lo llevé al concejal fue el que le peor lo pasé de pensar qué cara iba a poner.

¿Cómo ve la preparación del Carnaval este año?

Tengo contradicciones. Uno de los cambios más llamativos es el tema de los asientos de la final, me recuerda a cuando la hicimos en el estadio que se intentó responder a la demanda de más aforo y fue un fracaso. Es lo que intentan ahora, que nadie se quede fuera o que no se monten esos pollos en las colas pero no tengo ni idea de cómo va a funcionar. De entrada como murguero, me gusta que la gente esté sentada, que escuche y que se levante por un motivo, no que esté ya de pie, pero es injusto ver solo desde tu propia perspectiva.

¿Cómo han sido sus carnavales?

Entré en la murga ya “viejo”, pero antes ya lo viví muy intenso porque fueron años superbonitos, que me daba muchísima pena que llegara el domingo de Piñata. Las murgas las vivía desde la Plaza de Toros con Mario, que siempre vamos de la mano. Al principio la grada estaba divida entre Mamelucos y Singuangos y en medio un pequeño reducto de Bambones que armaban mucho ruido. Poco a poco nos íbamos acercando a ellos hasta que nos dieron desde globos a bocadillos y nos sentimos tan bien allí que entendimos que esa murga debía ser especial. Realmente entramos por la afición pero es verdad que también nos gustaba lo que cantaba, destacaba y ya el año que cantaron “Hablamos de sexo” ya me convenció de enamorarme y nos decidimos a entrar. Ese señor que llaman Primitivo nos dijo “si vienen a buscar premio se equivocan de murga” pero nos quedamos hasta hoy. Ya desde el 99 nos incorporamos al grupo de letristas, que más o menos se ha mantenido hasta ahora.

¿Cuánto ha cambiado el concurso de murgas y el Carnaval en esos años?

Antes nos centrábamos mucho en hacer una buena letra, que todo lo que cantábamos tuviera contenido era algo que nos obsesionaba. Después ya nos dimos cuenta de que no basta y empezamos a repensarlas desde la puesta en escena, partiendo de una imagen y ahora buscamos un punto medio que yo creo que es lo ideal, porque yo lo que no entiendo es que tengas 20 minutos en el escenario para contar pajadas.

¿Y en el Carnaval?

Para mí cada vez peor es porque estoy viejo (ríe). Lo que no me gusta nada es el Carnaval de Día porque mata al de noche, y cuando se empatan las dos fiestas la calle no soporta esa presión de basura y de borrachera. Habría que ponerlo de otra manera, pero el Sábado de Piñata ya se ha convertido en un desastre completo. Si pones actividades para niños o para gente mayor se convierte en otra cosa, pero si pones un concierto de reguetón a las doce de la mañana este es el resultado. Ni tener el día muerto como antes ni estas macrofiestas que se convierte en un botellón de 14 horas.

Como “premio” por ser responsable del cartel se suele asistir como jurado de la Reina, ¿se ve capacitado?

Yo no estoy capacitado para nada, me siento allí y hago lo que haya que hacer. De momento no me han comunicado nada, pero sí te prometo que soñé no hace mucho que Bambones ganaba el concurso y yo me iba con mi disfraz y mi trompeta a la mesa del jurado.

Como letrista, ¿podría elegir una letra de otra murga?

Ahora mismo me gusta mucho lo que hace Burlonas porque son capaces de sorprenderme, que ya es difícil con todo lo que uno ha oido. Me parece que es una murga que está buscando esa vuelta y que está haciendo cosas muy ingeniosas. Aparte me gustan los disparates de Diablos Locos y como peino canas recuerdo el terremoto de Mamelucos o la coquista de Mengibar con los Triquis.

¿Un cartel?

Uy, eso es complicado. Me gustan los que tienen sentido del humor. La mejor forma de que te entre es el mensaje, porque no es un obra de arte o un cuadro sino una forma de invitar a la gente a pasarlo bien, a tener buen rollo y para ello tiene que sacarte una sonrisa. Recuerdo mucho el de la media y el puro que es pura esencia carnavalera.

¿Y un concejal?

Como personaje me gustaba mucho Acha, porque daba pie a darle leña y las encajaba muy bien, con una sonrisa siempre. Eso no significa que el resto sea peor, solo han sido menos inspiradores.

Gladis de León sí que les inspiró...

Sí. La canción nació de una manera, en este caso como un autochiste, reírnos de nosotros mismos viendo la final en casa y desde ahí hacer algo diferente. Lo que pasa es que parte de una forma y tienen un proceso. Cuando nos metimos en la crítica ya nos emocionamos

¿Hasta el punto de ser una llorada?

Bueno, hay gente que dice que es una canción muy crítica y otros que dicen que es una tremenda llorada. Pretendíamos separarnos de eso, pero hay una línea delgada que es difícil que no se traspase.