La sede provisional de Diablos Locos, en el antiguo colegio de Tena Artigas -en el barrio de Miramar- fue anoche el lugar que reunió más diablos por metro cuadrado. Hasta componentes de la primera formación trónica se dieron cita, con su primer director a la cabeza, Domingo Santos, quien protagonizó un mano a mano con Maxi Carvajal, el hijo de Tom Carby, a quien le entregó Domingo Santos la batuta de la murga al año siguiente de su fundación.

Antes del encuentro trónico en Miramar, el primer director recordaba sus inicios en Diablos. Antes él militó tres años de los Desamparados, uno en Megatones y siete u ocho en Diabólicos, hasta que por un enfrentamiento con el director de esa murga le prometió venganza y creó Diablos Locos, de la que se puso al frente. Junto a chicos -entonces- de la Cuesta Piedra, constituyó la murga, algunos que practicaban boxeo en la Sala San Joaquín y en la Sala Cuesta Piedra. Domingo Santos tuvo el orgullo de conocer a Luis Gangeu, director de Desamparados, "excelente persona que había los instrumentos a todas las murgas". Recuerda el primer director de Diablos Locos que iba al Lazarote, donde hoy está el Parque Marítimo, a coger los tubos de cartón que tiraban a aquel vertedero las empresas de confección y que él rescataba para hacer los instrumentos. Los primeros ensayos de Diablos Locos se desarrollaron en una casita que se encontraba a la entrada de la subida al barrio de Cuesta Piedra, frente a Vitabana. "Era un chozo donde también se entrenaba el boxeo", precisa.

Domingo Santos recuerda con admiración a Tom Carby, que salió el primer año tocando la zandunga en Diablos Locos. "Era mi maestro en el boxeo y lo consideraba mi padre, también por la edad". Agradece la entrada tanto por Carby como por Maxi Carvajal y todos los componentes que han dado vida a Diablos Locos estos 50 años, que tomaron el relevo a la generación de José el Pájaro, que fue boxeador también; Tomás Lugo, Valentín El Ranilla, el Chichi... Cuando se le pregunta si le gustan los actuales Diablos Locos, Domingo Santos no deja lugar a la duda: "Si la hice hoy... ¿no me va a gustar?". El primer director de Diablos admite que le gusta la crítica, "pero con vacilón. Lo que se tiene que hacer es criticar, lo que no entiendo es que ahora se dedicar a cantar a ocho o diez voces. Hoy no oigo letras sino voces", explica Domingo Santos, que nació en El Cabo, se trasladó a Cuesta Piedra, luego al barrio de La Salud para retornar a Cuesta Piedra hasta, con la reconstrucción, aficarse en Las Cabritas. Pero siempre trónico.