Hace unos años Isa dedicaba varias tardes a la semana a "hacer ganchillo", un hobby para su distracción y que le sirvió para entablar varias amistades. En aquel grupo de bordado una de las chicas siempre se ausentaba antes de tiempo porque "tenía que ir a ensayar a la murga". Y a Isa, a la que siempre le "habían gustado" estos colectivos, le picó el gusanillo: "Se lo comenté, me invitó a ir, y aunque yo le vi el impedimento de que no tenía coche, ella se comprometió a llevarme". Así fue como esta santacrucera se unió a la fila de Ni Muchas Ni Pocas. Su preocupación, la de cómo poder acudir a los ensayos, estaba resuelta. Menos le importaba lo que para muchos y muchas hubiera sido un hándicap y hasta una barrera infranqueable: su sordera.

Con una deficiencia que arrastra "de nacimiento" y que "ha ido agravándose con los años", Isa Rodríguez Rojas (1961, Santa Cruz) padece actualmente un "98% de pérdida auditiva" en uno de sus oídos, y "un 97% en el otro". Un defecto que, en el día a día viene paliando "gracias a unos audífonos" y también con mucho "empeño", ese que le está permitiendo disfrutar, como protagonista activa, del Carnaval de Tenerife. "Ese primer año sí me ponía nerviosa, yo misma me decía que no iba a poder cantar en la murga", recuerda Isa de sus inicios murgueros en los que conoció a Laly Carvajal, que luego le empujaría a marcharse a Diabólicas.

"Este va a ser mi cuarto Carnaval y voy escapando gracias a que trato de superarme y esforzarme cada día", comenta sobre el camino que se ha ido abriendo y en el que bastante han tenido que ver sus compañeras". "Todas me ayudan mucho cada vez que lo necesito", reconoce, Isa, que además de su problema auditivo también lidia con otro hándicap, el asma. "Muchas veces, cuando hay que alargar una nota, no llego", admite con la misma naturalidad -y hasta felicidad en lugar de resignación- con la que reconoce que cuando se sube a la tarima es para "divertirse". "Yo no tengo micro, le canto al Carnaval, como se suele decir".

Ayudar a que Diabólicas suene mejor es lo de menos para Isa? y también para la propia murga. Que ella sea una más ya es el premio. "La murga y los audífonos, que me los puse hace unos años, me han dado vida. Antes era como si estuviera sola, iba por la calle con la cabeza agachada... se pasaba muy mal. Pero ahora me da la sensación de que soy alguien, y en la murga he conseguido amigas y compañeras, y mi vida ha cambiado", relata.

Su tesón le ha permitido a Isa granjearse el cariño en Diabólicas. Aunque eso sí, Isa no se salva de las bromas. Y ella misma las rememora. "En un viaje que hicimos a Fuerteventura, la primera noche me quité los audífonos y me acosté a dormir tranquilamente... Al día siguiente me contaron que habían saltado sobre mí, que me habían cantado al lado con la guitarra... pero yo no me enteré de nada", relata, dejando claro que en absoluto le "molesta" que le llamen "sorda". "No tengo ningún complejo", añade. "¿Qué si me tienen algún nombrete en la murga? Pues a lo mejor, pero yo no lo he escuchado", añade Isa naturalizando, en un juego de palabras, lo que para una mayoría resultaría una traba, pero que ella ha convertido en un motivo para superarse.