¿Qué se puede esperar este año de Diabólicas?

En voces nos mantenemos, pero creo que vamos más reforzaditas en letras, que es lo que nos ha faltado en los dos primeros años.

Hablan muy bien de los bajos de su murga...

Por lo que me dicen, ninguna otra murga femenina tiene los bajos que tiene Diabólicas. Hay 12, y si las dejo cantando al lado de la base de 40, se las comen. Es la mejor cuerda que tengo y la responsable de ello es Sara Febles, una niña que es la bomba y que además sale en Las Palmas como directora de Simpatikonas, además de estar en Rebobinados.

¿Se conforma con que la gente hable bien de su murga?

Yo lucho por pasar a la final. No es imposible, pero sé que hay muchas murgas que tienen un nivel exagerado para nosotras, por lo que habría que trabajárselo muchísimo para poder estar. Sinceramente, con que la gente me meta en el bombo, me conformo.

¿Es precisamente eso, la indiferencia y que no hablen de su grupo, lo peor para una murga de nivel medio como Diabólicas?

A las niñas las mantengo siempre con los pies en el suelo. Y ahí tengo el ejemplo de Diablos, que desde el 91 al 96 pasaron cinco años de agonía. Después de mucho sacrificio al final lo consiguieron, pero sinceramente, en Diabólicas no podríamos trabajar de esa manera, sobre todo porque tenemos muchas responsabilidades. Eso sí, ilusión siempre tenemos.

Al menos en su caso, que Diablos cumpla 50 años debe ser muy especial?

Siempre he dicho que antes de ser Diabólica, soy Diablo. Más que nada porque nací y me crié con ellos, y ha sido, y seguirá siendo, mi murga en las buenas y en las malas. Por cómo se vive en esa murga, son como una familia; algo diferente a los demás grupos.

¿Y cree que este año toca premio para Diablos?

Pues ni idea. No los oigo nunca antes del concurso, porque quiero llevarme la sorpresa; ni siquiera voy a la presentación.

¿Qué pensaría su padre viéndola como directora de una murga?

Yo le decía a él, cuando era chica, que quería salir en Diablos, pero él me respondía que aquella era una murga de hombres, que las mujeres allí no pintábamos nada. 'No mija', era su expresión. Y creo que él nunca se imaginó esto, sino que se trataba de una perreta mía.

¿Qué opinión le merece lo de la final con público de pie?

Una locura bárbara. Una solemne locura. Para eso, mejor ponerle nombre y DNI a cada entrada y así se acabaría la reventa y el pelear por entrar. La gente que va a la final está bien hasta la cuarta murga, pero de ahí en adelante se va haciendo un poco más pesado y la gente comienza a pasar un poco de todo.

¿Es partidaria entonces de bajar el número de finalistas aunque eso vaya en contra de sus propios intereses?

Yo no lo bajaría precisamente por eso, porque habría muchas murgas que lo tendríamos muy difícil para pasar. Lo que se debería hacer es acortar la actuación y cantar solo pasacalles, un tema y despedida.