Dicen que los diablos no tienen alma, pero los trónicos son diferentes. O locos. Es justo ahora cuando celebran su 50 aniversario cuando es momento de mostrarla y han encontrado el escenario perfecto en la Casa del Carnaval.

Un puñado de disfraces, si se tiene en cuenta que acumulan ya medio centenar a falta del que luzcan este año, y un millón de recuerdos es lo que Diablos Locos ha reunido en la Sala Luis Hormiga Pérez 'Suspi'.

El próximo viernes a las 19:30 horas será la inauguración de esta exposición que la murga, una de las más lauredas de las fiestas chicharrreras, ha bautizado 'Alma, corazón y punto' y cogen el relevo de Bambones.

Si hasta hace unas semanas la murga de El Cardonal ocupaba el espacio que lleva el nombre de su histórico componente, es ahora el colectivo trónico el que llenará estas paredes de la Casa del Carnaval. Varias de las fantasías que han lucido a lo largo de su trayectoria serán lo primero que llame la atención, pero habrá que fijarse al detalle para conocer el trasfondo de Diablos Locos.

"Hay muchos recuerdos", admite su director, Maxi Carvajal, quien resume que además de las fantasías se encuentran también objetos y fotografías de estos 49 años de historia.

El lugar más especial no podía ser para otro que para su fundador, su alma mater y principal defensor del estilo trónico y cuyo legado aún sigue latente en la murga de la Cuesta Piedra.

Si Tom Carby es un nombre propio por derecho del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, cuanto menos en su murga. Su espacio en esta exposición, el corazón de la muestra, se llena solo con un objeto: su mítica peluca. Pero además Carvajal, su hijo, ha decidido completar este pequeño homenaje con otro detalle relevanta: el último disfraz que se vistió el mítico director, correspondiente al Carnaval de 1994.

Fue un 30 de octubre de ese año cuando el único diablo que ha subido al cielo dejó huérfanos a sus trónicos y no ha pasado un día en que en esa tarima no recuerden su espíritu, un alma que también se impregna en esta exposición. Otro hueco enorme en el corazón de Diablos Locos también dejó Bolodia, la madre de Maxi Carvajal "y que tiene su rinconcito porque no nos olvidamos de ella y de sus arepas", admite el director de la murga entre la ternura y el orgullo.

Pero más allá de crítica y humor, de trompetas, bombo y platillo, Diablos Locos presume de ser familia. Por eso entre el material seleccionado por el grupo para esta muestra se encuentran también objetos, instantáneas y recuerdos de todas las actividades paralelas que ha protagonizado estos años. Entre ellas, un espacio dedicado al fútbol, un deporte que precisamente fue protagonista recientemente del último acto que han celebrado en el marco de su 50 aniversario.

Entonces, los trónicos lograron enfrentar en un partido benéfico a miembros del colectivo crítico con dirigentes políticos. Porque, dicen, la murga es mucho más que Carnaval. Y punto.