Enrique Camacho (Santa Cruz de Tenerife, 1983) ha sido noticia esta semana porque, después de cinco años al frente de la dirección artística del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, cierra un ciclo, al menos por ahora. A diferencia de la canción de Bambones, inspirada en la final de murgas de 2018 que vieron en casa con albornoz, Camacho piensa vivir el espectáculo como público. La entrevista se realiza por teléfono poco antes del concierto de Celine Dion en el Hyde Park de Londres.

¿Ha vivido un fin de ciclo en el Carnaval?

Más que fin de ciclo es una pausa. Confío en poder volver a encontrarme con los grupos, los diseñadores y la familia del Carnaval. Hay una decisión de cara al próximo año, pero por los mensajes que me han llegado muchos no quieren hablar de fin de ciclo (se ríe); ni yo tampoco.

¿Ha vivido muy rápido?

Llegué cuando me tocó, con 32 o 33 años.

Otros directores con su edad ni habían comenzado.

Sí, he tenido mucha suerte. Empecé muy joven y eso me ha permitido tener una experiencia grande para enfrentarme a un formato como la gala con una edad tan corta.

¿Ser canario es un plus para ser director del Carnaval?

Eh? Lo importante es entender de qué va el Carnaval. Ser canario no te da un plus, pero sí ayuda mucho. De nada sirve que venga nadie de fuera si no entiende de qué va. Conozco mucha gente que es canaria y no lo entiende.

¿Ser simpatizante político ayuda a llegar a director?

Me gustaría pensar que no. Por lo pronto no milito en ningún partido y no tengo ninguna ideología muy marcada. Soy un profesional al que si quieren me llaman para un trabajo y llegamos a un acuerdo. Llevarse bien con una persona no es un motivo para dar o quitar un trabajo; lo importante es el currículum de cada uno. Depende del tipo de espectáculo hay que elegir al equipo adecuado.

¿Un gobierno de izquierda favorece a la cultura?

No lo sé. Siempre me he movido en torno a criterios profesionales y en esos sectores no hablo de política.

¿Se puede vivir de la cultura?

Se debe vivir de la cultura. La cultura no es un entretenimiento al que nos dedicamos quienes nos gusta. Hay profesiones que se dedican a curar gente a través del bisturí y otras que buscan sonrisas a través de una experiencia, y a contribuir a pensamientos y otras cosas. Todos los que nos dedicamos a esto tenemos que alimentarnos.

¿El Carnaval es cultura?

Por supuesto. Forma parte de la idiosincrasia de la ciudad, tiene un componente cultural que lo enriquece por cómo lo vivimos. Cultura no es solo lo que tenemos en un museo. Cultura es mucho más que un espectáculo. En el Carnaval se contrata a alrededor de medio millar de personas de forma directa. Hay mucha demagogia sobre este asunto y es hora de empezar a dignificar de una vez esta profesión. Aún hay quienes piensan que un espectáculo lo puede hacer cualquiera y están muy equivocados.

¿El nuevo gobierno de Santa Cruz de Tenerife no cuenta con usted porque trabajó para otro partido político?

Espero que ese no haya sido el motivo, porque yo no he trabajado para un signo político, sino para una administración pública en los últimos cinco años. Durante muchos años quien ha gobernado ha sido ese signo político y ha tocado trabajar con él. Espero que ese no sea el criterio que mueva cualquier decisión. Cuando uno llega a una administración pública, entiendo que hay que pensar en las personas más adecuadas para cada puesto, no en clave política, sino en favor de la ciudad.

¿Y ahora qué?

Voy a seguir trabajando en el Auditorio de Tenerife, donde siempre he estado vinculado a las artes escénicas. Respecto al Carnaval, toca disfrutar desde la calle y con toda la gente que he conocido en estos cuatro o cinco años; a todos les debo una paella, y lo voy a cumplir (se ríe).

¿Le ataba el Carnaval a la Isla y le impedía salir fuera?

No. Mis ataduras a la Isla son más de carácter personal. Me siento muy realizado a día de hoy. He sido jefe de producción del Auditorio y ahora de proyectos artísticos; también he sido director del Carnaval... ¿qué más se puede pedir? No he sido persona de ir buscando cosas.

¿Se ve dirigiendo la gala del Carnaval de Las Palmas?

No, pero porque ahora tiene un director artístico estupendo que se llama Israel Reyes. Ojalá Santa Cruz de Tenerife tuviera la visión de Las Palmas de Gran Canaria, que piensa en proyectos. Allí lleva el mismo equipo artístico desde hace ya diez o doce años; ha sobrevivido a cambios de gobiernos y concejales porque hay una idea de proyecto; nadie le pregunta a Israel Reyes y a su equipo a quiénes votan. Insisto en que espero que aquí la decisión se haya tomado desde una perspectiva profesional y no política.

Se nota que el equipo entrante no escuchó a Bambones, cuando "desnudó" su mala relación con la concejala.

(Se ríe). No se trata de eso (Silencio). Creo que el trabajo está ahí y habrá gente a la que le haya gustado más o menos. Yo con la última gala no me quedé absolutamente satisfecho, y así se lo transmití al nuevo concejal antes de que me advirtiera de que estaba en contacto con otras direcciones artísticas para valorar otras opciones. Yo siempre voy a trabajar en un buen proyecto y donde quieran que esté, y después lógicamente existen buenos rollos y momentos de menos buenos rollos. Es el día a día.

¿La próxima gala la verá en casa con albornoz?

¡Ay, no! Para nada. Confío en ir al recinto ferial a disfrutar de una magnífica gala del Carnaval.

Ahora que no nos oye nadie, ¿lo que cantó Bambones (la mala relación con la concejala) era verdad o mentira?

(Se ríe a carcajadas). Reflejaba ciertas tensiones que hemos tenido en los últimos años sobre criterios artísticos que deben surgir y eso contribuye a que las cosas mejoren.

¿Alguna llamada o mensaje que le haya sorprendido?

El de la otra protagonista de la canción de Bambones y sinceramente me ha hecho mucha ilusión recibirlo.

Enrique Camacho ha hecho historia por:

(Voz entrecortada y con silencio). Me ha emocionado solo con imaginarlo. No sé, no creo que haya hecho historia. Solo espero haber hecho bien mi trabajo y haber aportado mi pequeño granito de arena al Carnaval.