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Las pseudoterapias se disparan en Canarias: cuatro de cada diez personas recurren a tratamientos sin evidencia científica

Un estudio de Aegon revela que Canarias lidera el uso de terapias sin aval científico. Los expertos alertan de sus riesgos para la salud y piden reforzar la información ciudadana

Productos homeopáticos que basan su eficacia en la dilución de posibles sustancias nocivas en mucha agua.

Productos homeopáticos que basan su eficacia en la dilución de posibles sustancias nocivas en mucha agua. / El Día

Santa Cruz de Tenerife

Las pseudoterapias ganan peso en Canarias con la ayuda de las redes sociales. Casi cuatro de cada diez isleños (38,9%) han recurrido alguna vez en su vida a estos tratamientos alternativos a la medicina, lo que sitúa a Canarias como la comunidad autónoma con mayor predisposición a este tipo de productos o servicios. De hecho, las Islas presentan una diferencia porcentual de más de 26 puntos con la región con menor incidencia, Extremadura (12,6%), lo que evidencia una distribución territorial muy desigual. Al menos así se desprende del VIII estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon.

Ahora bien, ¿qué son estos tratamientos que se presentan como una alternativa a la medicina? El doctor en Ciencias Biomédicas, David Quinto, aclara que hay que enmarcarlos dentro de la pseudociencia; son pseudoterapias. Es decir, son productos y servicios con una pretendida finalidad sanitaria que no tienen soporte en el conocimiento científico ni evidencia que avale su eficacia y su seguridad. «Suelen utilizar el término de tratamiento alternativo porque parece que tiene una connotación más positiva y rebelde frente a lo establecido, pero lo correcto es usar pseudoterapia», asegura el también divulgador científico.

Campaña y registro del Ministerio

En este contexto, el Ministerio de Sanidad lanzó en 2019 una campaña frente a este fenómeno, con el objetivo de trasladar información veraz a la ciudadanía para que tomara decisiones informadas y responsables. Además, creó una plataforma digital que aloja varios informes que identifican y evalúan cada una de las terapias para conocer su perfil de seguridad y su evidencia a través de estudios primarios. En un primero momento, se identificó que hasta 73 técnicas, de las 139 analizadas, no presentaban ningún ensayo clínico, revisiones sistemáticas o análisis sobre su eficacia o seguridad. Por esta razón, el Ministerio pasó a considerarlas pseudoterapias. Algunas de estas son: los cristales de cuarzo, las constelaciones sistemáticas o la numerología. Sin embargo, con el paso del tiempo este grupo de terapias ha ido creciendo. El patrón que evidencian las investigaciones es siempre el mismo: técnicas con pocos estudios, con una metodología poco rigurosa y que no permiten llegar a conclusiones sobre su seguridad ni sus beneficios.

Según el científico, esta mayor incidencia en Canarias puede deberse a que pertenece a las comunidades autónomas con rentas más bajas y, por consecuencia, con un sistema sanitario empobrecido. «Puede que en este contexto, los isleños no tengan la capacidad económica para afrontar una sanidad privada y recurran a estas alternativas que, a veces, parecen más baratas». Aunque señala que también es curioso que la segunda región con mayor cifra sea País Vasco (34,6%), que presenta características opuestas al Archipiélago. «Es de las comunidades autónomas con mayor renta per cápita y esto supone irnos al otro extremo. Personas con más recursos económicos que pueden permitirse explorar otras vías y adquirir un elemento diferenciador», agrega.

Economía, cultura e influencia

Una hipótesis que resulta coherente para el geógrafo humano José León García. No obstante, más que los ingresos económicos, para García hay otros dos factores aún más determinantes: la cultura y las figuras de influencia. «El ser humano toma decisiones por influencias y condiciones. Si una persona de confianza o con cierta trayectoria nos recomienda un producto, ese producto viene respaldado por la credibilidad de su anunciante», cuenta. Además, recuerda que Canarias constituye una sociedad bastante ligada a sus raíces y con una población muy creyente.

Quinto, que también comparte esos dos argumentos, asegura que las redes sociales son ese medio de influencia que ha contribuido a ese auge de las pseudoterapias. «Hoy en día hay un constante bombardeo en plataformas de influencer que recomiendan productos o personas con patrones similares que siempre finalizan el video vendiéndolos o publicitándolos», detalla. Y añade que es peligroso que la gente sin conocimientos médicos y con un altavoz tan grande propague el consumo de determinados servicios solo por un fin económico. «En la práctica, para regular esta situación, es difícil vincular esos problemas de salud a las recomendaciones de un influencer, por eso es importante concienciar y formar sobre el uso de redes sociales», aclara

Por su parte, el abogado Fernando Frías –que ha trabajado en varios casos relacionados con esta temática–, confirma que la preocupación por las pseudoterapias ha ido creciendo en los últimos años. «Aunque no existe una estadística oficial, sí se observa que cada vez hay más médicos de urgencia y de familia que detectan más casos en sus puestos de trabajo», añade. La explicación de estos efectos negativos, como adelantaba Quinto, es compleja en el ámbito de la jurisprudencia. «Hay casos que son muy problemáticos. Hablamos de personas enfermas y es difícil determinar jurídicamente si el perjuicio que se da proviene del proceso natural de su enfermedad o de la decisión que tomaron», explica.

Riesgos

Para el abogado, lo peor son aquellos casos con enfermedades graves en los que se omite el tratamiento médico por estas alternativas. «Es muy peligroso porque vemos a personas enfermas que dejan de lado las indicaciones médicas y sufre sus consecuencias. Incluso en el peor de los casos, terminan falleciendo». Aunque también señala que hay terapias que provocan, incluso, aislamientos de la familia o la sociedad.

Quinto asegura que hasta las pseudoterapias que parece que no causan perjuicios pueden afectar negativamente. «Lo evidente, y quizás lo más grave, son aquellos tratamientos que suplen directamente a la medicina y pueden causar la muerte. Pero también hay pseudoterapias que aunque no evidencien un efecto negativo directo perjudican la salud del consumidor». Un ejemplo podría ser la homeopatía, una práctica que busca estimular la capacidad del cuerpo de curarse a sí mismo con dosis muy pequeñas de sustancias altamente diluidas en agua. «Quienes defienden esta pseudoterapia se agarran a que no tienen efectos negativos, pero hay casos de niños fallecidos con una otitis porque se les ha tratado con estas sustancias en vez de antibióticos».

Para este científico, el problema no está en ese familiar que recomienda a un ser querido una de estas prácticas porque cree que a él mismo le ha funcionado. Tampoco pretende "demonizar" prácticas concretas. Pero defiende que cuando no hay evidencias científicas de que algo funcione, o incluso cuando se demuestra que puede ser perjudicial, no se puede hacer negocio con ellas. «Porque hasta su consumo de manera complementaria a la medicina puede acarrear riesgos y alterar el propio tratamiento. Es muy importante consultar siempre al facultativo, para prevenir riesgos», sentencia.

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