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Entre la pasión y una vida digna

Detrás de cada negocio propio hay una historia de vocación y resistencia. En las Islas muchos autónomos siguen apostando por sus proyectos a pesar de tener que lidiar con un sistema que les pone más obstáculos que apoyos

Una de las responsables de la escuela musical Tacoyma Musical, María Valido.

Una de las responsables de la escuela musical Tacoyma Musical, María Valido. / La Provincia

Andrea Saavedra

Andrea Saavedra

Las Palmas de Gran Canaria

Ser autónomo en Canarias es, muchas veces, una carrera de fondo sin meta visible. La posible subida de cuotas anunciada por el Gobierno central ha reavivado un malestar que ya venía de lejos: la sensación de remar contracorriente. Entre facturas, retenciones, seguros y una montaña rusa de ingresos, el trabajo por cuenta propia se convierte en un equilibrio precario. Y en muchas ocasiones se da un pulso diario entre la pasión por lo que uno hace y el peso de un sistema que no siempre acompaña.

La directora creativa y diseñadora floral, Carla García, se dio de alta como autónoma en abril de 2021, en plena resaca de la pandemia. Estudió arquitectura, pero pronto se dio cuenta de que su camino iba por otro lado. «No me sentía identificada con las salidas laborales que veía. Decidí generar una realidad que me representara, porque no encontraba oportunidades que hicieran match conmigo», explica.

Su empresa, Brutal Haus, crea experiencias y conceptos visuales para eventos y campañas. Trabaja sola, pero forma equipos con otros autónomos según los proyectos. Una red de talentos que se sostiene, como muchas en las Islas, a base de esfuerzo y mucha planificación. Al principio, cuenta, la cuota era asumible. «Pagaba unos 60 euros y además Canarias ofrece una ayuda que extiende esa bonificación los dos años siguientes. Eso hace que, al principio, no te imponga tanto». Pero ese respiro dura poco.

«Hay meses buenos y otros malos y te ves pagando una cuota que no se corresponde a la realidad»

Carla García

— Directora creativa y diseñadora floral

Hoy, tres años después, su cuota ronda los 330 euros mensuales. «El sistema se calcula según la facturación media anual, pero la realidad de un autónomo no funciona así. Hay trimestres buenos y otros en los que apenas facturas. De repente te ves pagando una cuota que ya no se ajusta a tu situación actual. Y claro, te ahoga», reconoce. A eso se suman otros gastos: asesoría, seguros, alquiler de espacios, material, y un sinfín de obligaciones que no siempre se ven. «Pagas la cuota, retenciones, el seguro de responsabilidad civil… y todo sin tener ingresos fijos. Es como vivir en una cuerda floja», apunta.

García no se plantea abandonar, aunque reconoce que «ser autónoma es una lucha contra el sistema» que a veces llega a ser desalentadora. La joven está cansada de que se perciba que los autónomos ganan «más» que los asalariados cuando la realidad es bien distinta. «La mayoría somos pequeñas empresas que solo intentamos llegar a fin de mes y estamos un poco desamparados en cuanto a nuestros derechos», lamenta. La dueña de Brutal Haus se queja de que los autónomos «no pueden ponerse enfermos» ni acceder a una «pensión digna».

La directora creativa y diseñadora floral Carla García junto a uno de sus trabajos.

La directora creativa y diseñadora floral Carla García junto a uno de sus trabajos. / La Provincia

Aun así, también ve el lado bueno de su decisión. «Te reta a superarte. Ser autónoma me permite decidir cómo y con quién trabajo, organizar mi tiempo, y eso me da una libertad que no cambiaría», reconoce.

Cansada y orgullosa

María Valido lleva más de dos décadas al frente de Tacoyma Musical, una escuela de música que dirige junto a su marido, también autónomo. «Él lleva treinta años en esto, y yo seré intermitente, pero más de veinte seguro», afirma entre cansada y orgullosa.

Decidió hacerse autónoma por necesidad. «Muchos buscamos un sitio donde ganarnos la vida, tener un sueldo y poder formar una familia. No todos podemos ser funcionarios», reconoce. Hoy su escuela cuenta con ocho profesores. Funcionan con calendario escolar, de octubre a junio. Pero la estabilidad es solo aparente. «Somos una SL, y las cuotas son altísimas. Pagamos más que un autónomo individual, pero las prestaciones son las mismas. Es un despropósito», lamenta.

Entre los dos pagan más de mil euros mensuales solo en cuotas. «Yo me pongo un sueldo de 1.300 euros y él de 1.500. ¿Y qué quieres que haga? No puedo más», lamenta. María se indigna al hablar de las condiciones del sistema. «Nos tratan como si fuéramos Amancio Ortega. No se dan cuenta de que el grueso del tejido empresarial son pequeñas empresas y autónomos de a pie. No tenemos infraestructura, no nos llevamos el dinero a Panamá. Solo queremos vivir de nuestro trabajo, poder cogernos una semana de vacaciones al año o tener ahorrado por si te pones mala», explica.

«Solo quiero vivir de mi trabajo, una semana de vacaciones y un poco de ahorro por si me pongo mala»

María Valido

— Dueña de una Escuela de música

La jubilación es otro capítulo amargo para los autónomos. «Estamos a punto de jubilarnos y lo que nos va a quedar de pensión es una miseria. Después de pagar 500 euros al mes durante años, te preguntas si valió la pena», reconoce Valido. Pero no cambiaría su trayectoria. «El trabajo de autónomo es complicado, pero no por las horas, por la fiscalidad», puntualiza. La canaria tiene claro que no hay «mayor bendición» que trabajar en algo que te guste. «Hay veces que esto no lo encuentras trabajando para otros», añade. Pero en el otro lado de la balanza está la parte económica. «Los beneficios cada vez son menores, hay más gastos y ahorrar es imposible», lamenta.

Falta de apoyo institucional

Tanto García como Valido consideran que la ayuda por parte de las administraciones es insuficiente. La dueña de Brutal Haus agradece el esfuerzo que el Gobierno canario realiza para intentar mejorar la situación de los que están empezando pero siente que «todavía queda mucho por hacer».

La responsable de la escuela de música Tacoyma Musical no se siente respaldada. «Somos los parias de la sociedad. El autónomo es el que dobla el lomo y tira del carro. Es desesperante como nos trata el Estado», lamenta Valido, quien siente que la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha tirado de «regateo» para plantear la nueva propuesta de cuotas. «Me da la sensación de que nos tratan como tontos. Ahora son 20 euros y después son 10 y así, en la mitad, nos quedamos tranquilos», se queja.

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