La irresuelta cuestión saharaui
Euforia en Marruecos ante un plan autonomista sobre el Sáhara Occidental aún en el limbo
Rabat celebra la resolución de la ONU como una victoria diplomática, pero el texto amplía el mandato de la Minurso y reabre las negociaciones con la autodeterminación también en la mesa

Personas celebrando la resolución de la ONU en Rabat con un cuadro de Mohamed VI. / Jalal Morchidi /Efe
Entre banderas, fuegos artificiales y discursos triunfalistas, Rabat ha vivido en los últimos días una celebración que considera el broche a décadas de diplomacia: la aprobación, el pasado viernes, por el Consejo de Seguridad de la ONU, de la resolución 2797, que renueva la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) y sitúa por primera vez de forma explícita el plan de autonomía marroquí como «base de negociación» en el conflicto saharaui.
Pero bajo las imágenes y los titulares hay una realidad más compleja: la resolución no consagra la soberanía marroquí ni cierra la cuestión de la autodeterminación del Sáhara Occidental; lo que hace es abrir una nueva fase negociadora cuyo resultado sigue siendo incierto.
Mandato ampliado y revisión
El texto, votado el 31 de octubre de 2025, auspiciado por Donald Trump, extiende el mandato de la Minurso hasta el 31 de octubre de 2026 y solicita una revisión estratégica a los seis meses para evaluar el papel de la misión, incluida la supervisión del alto el fuego y la situación de los derechos humanos.
Al mismo tiempo, la resolución invita a las partes a negociar «sin condiciones previas» tomando como base el plan de autonomía propuesto por Marruecos. Ese gesto de la ONU —que algunos califican como el respaldo más directo hasta la fecha al plan marroquí— no equivale, sin embargo, a la aprobación legal de la soberanía de Marruecos sobre el territorio ni a la eliminación formal del derecho a la autodeterminación.
Votación dividida
La votación reflejó la división: 11 votos a favor, tres abstenciones (Rusia, China y Pakistán) y la no participación de Argelia, lo que denota tanto el mayor apoyo diplomático a la propuesta marroquí como la reticencia de potencias y actores clave a legitimar una solución unilateral.
Para el Gobierno marroquí y sus aliados, la resolución supone una victoria diplomática y un argumento para presentar la autonomía como la vía práctica hacia la normalización internacional del estatus del territorio. Sin embargo, el texto no cambia el marco jurídico internacional: la ONU sigue considerando al Sáhara Occidental «un territorio no autónomo pendiente de descolonización» y mantiene el principio del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, indica Carmelo Ramírez, consejero de Solidaridad Internacional y Cooperación Institucional del Cabildo de Gran Canaria, y presidente de Fedissah (Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sáhara).
Negociaciones en marcha
En términos prácticos, la resolución concede tiempo y una mayor centralidad negociadora al plan marroquí, pero no impone la autonomía ni suprime la posibilidad del referéndum de autodeterminación, la vía que desde 1991 está asociada formalmente a la Minurso. El texto establece también un calendario político inmediato.
El enviado especial de la Secretaría General de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, deberá intensificar contactos y promover una nueva ronda de negociaciones. Las partes llamadas a la mesa son Marruecos y el Frente Polisario, y la ONU incluye asimismo a Argelia y Mauritania como actores relevantes. En la práctica diplomática internacional, España, Francia, Estados Unidos y varios países europeos actúan como interlocutores clave.
Referéndum en disputa
De forma determinante para el Frente Polisario, estará sobre la mesa la presencia o no de un referéndum que incluya la opción de independencia, así como las condiciones de ese eventual plebiscito. El Polisario ha advertido ya que solo acepta soluciones que incluyan la autodeterminación efectiva, mientras que Marruecos ha rechazado durante décadas un referéndum cuyo resultado considera perdedor.
Pero todas las resoluciones coinciden en que debe haber un acuerdo entre las partes, y de eso han pasado ya cincuenta años desde la Marcha Verde en el Sáhara Occidental.
Giro diplomático
El mapa diplomático ha mostrado en estas semanas un giro sensible: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, buena parte de la Unión Europea y algunos países africanos se han mostrado más proclives a respaldar la iniciativa que pone énfasis en la autonomía. A ello se suma el giro sin precedentes y muy criticado de Pedro Sánchez respecto a la antigua colonia del Sáhara, al apoyar el plan autonomista de Marruecos.
Mientras tanto, organizaciones y activistas denuncian lo que califican de campaña de desinformación por parte de Rabat, que presenta la resolución como un reconocimiento de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara que no existe en el texto.
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