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Rusia y China fuerzan a Trump a moderar su plan para el Sáhara

EEUU acepta introducir modificaciones que incluyen un lenguaje más equilibrado para lograr que salga adelante en la ONU

Masivas protestas en campamentos saharauis contra el proyecto de EEUU para el Sáhara.

Masivas protestas en campamentos saharauis contra el proyecto de EEUU para el Sáhara. / Taher Mulay/EFE

Andrea Saavedra

Andrea Saavedra

Las Palmas de Gran Canaria

Corrección in extremis. EEUU ha tenido que recular y bajar el tono de su resolución sobre el Sáhara Occidental para posibilitar la renovación de la misión de paz que las Naciones Unidas mantienen en la zona (Minurso), que expira hoy. El Consejo de Seguridad decidió hoy aplazar la votación hasta mañana para poder negociar hasta última hora. El primer borrador, promovido por Donald Trump, giraba sobre el plan de autonomía que propone Marruecos y cerraba la vía de independencia del pueblo saharaui. La propuesta, de aprobarse, supondría un giro histórico en el tablero geopolítico con implicaciones directas para Canarias, ubicada a apenas 100 kilómetros de la región. Pero en las últimas horas el texto ha dado un giro como consecuencia de la presión ejercida por Rusia y China –miembros con derecho a veto– que han exigido que el texto incluya un lenguaje más equilibrado y conforme al derecho internacional. Evitando así que el Consejo de Seguridad se alineara abiertamente con la posición marroquí.

«Se ha llegado a un documento más o menos continuista en el que se refleja el respeto del derecho internacional, el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y se hace referencia a la propuesta de autonomía de Marruecos, pero no en los términos que quería Estados Unidos», explica el representante del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi, quien explica que fue Rusia uno de los países que más han trabajado «para que no se imponga nada de una manera unilateral» junto a China y otros países que no tienen derecho a veto.

El principal argumento que han utilizado estos países para incluir modificaciones en el primer borrador –que sí apoyaba Francia y el Reino Unido– es que la solución al conflicto debe «ser fruto de un consenso entre las partes y alcanzarse mediante negociaciones». El nuevo texto, que tiene que ser aprobado hoy, vuelve a incluir referencias al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui –que no aparecían en la propuesta de Washington– y retira la mención al plan de autonomía marroquí como «única base» de negociación. Además, reitera la necesidad de respetar el alto el fuego.

"Últimos 50 años"

«Claro que estamos más contentos, nosotros en los últimos 50 años siempre hemos defendido que cualquier solución, sea la que sea, tiene que ser elegida por el pueblo saharaui mediante un referéndum de autodeterminación», afirma Arab, quien insiste en que el Frente Polisario está dispuesto a negociar siempre que la elección esté en el pueblo saharaui.

La ONU mantiene desde hace décadas su postura de considerar al Sáhara Occidental como un territorio no autónomo pendiente de descolonización. El organismo respalda el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y promueve una solución política «justa, duradera y mutuamente aceptable» entre Marruecos, que controla gran parte del territorio, y el Frente Polisario, que reclama la independencia.

El objetivo de la Minurso, establecida desde 1991, siempre ha sido facilitar negociaciones y mantener la paz, aunque el proceso se ha visto estancado por la falta de consenso entre las partes. Si la misión, que expira mañana, no se renovase, se abriría un escenario impredecible dado que es el único mecanismo de la ONU sobre el terreno encargado de supervisar el alto el fuego. Sin su continuidad, se perdería el principal canal de comunicación entre las partes y aumentaría el riesgo de una escalada militar.

Cierta autonomía

El plan de autonomía promovido por Marruecos, y respaldado por Donald Trump, propone que la región obtenga una cierta autonomía dentro del Reino de Marruecos. Según este plan, el Sáhara Occidental tendría su propio gobierno y parlamento local, pero la soberanía seguiría siendo parte de Marruecos que controlaría áreas clave como la defensa, las relaciones exteriores y la política económica. El presidente estadounidense no es el único que se ha puesto del lado de Rabat. También lo han hecho Francia, Alemania, Reino Unido y España. Pedro Sánchez mostró su apoyo a través de una carta al rey Mohamed VI en 2022 en la que calificaba la propuesta marroquí de autonomía como «la base más seria, creíble y realista» para resolver el conflicto. Una decisión que no gustó en las Islas, donde el sentimiento prosaharaui ha sido históricamente mayoritario.

La propuesta que impulsa Trump, además, pondría en jaque los recursos naturales y la seguridad del Archipiélago. Un reconocimiento de la soberanía marroquí otorgaría plenos derechos a Marruecos en el control sobre eventuales yacimientos de tierras raras, gas y petróleo en aguas ahora ‘canario-saharauis’.

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