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El "hombre rana" más longevo de Canarias tiene 83 años y nació en el Realejo Alto

Luciano Cedrés Albelo, que ayer cumplió los 83 años, lleva más de seis décadas explorando los fondos marinos del Archipiélago

Luciano Cedrés Albelo (Realejo Alto, 1942), el pasado viernes en las inmediaciones del Castillo Negro de la capital tinerfeña.

Luciano Cedrés Albelo (Realejo Alto, 1942), el pasado viernes en las inmediaciones del Castillo Negro de la capital tinerfeña. / Andrés Gutiérrez

Jorge Dávila

Jorge Dávila

Santa Cruz de Tenerife

La primera vez que hizo submarinismo usó una escafandra. Fue en marzo de 1967 y le acababan de hacer entrega de una licencia nacional con el número 402 que le permitía descender a los fondos marinos como miembro del Club de Pesca Deportiva Neptuno. Luciano Cedrés Albelo (Realejo Alto, 1942) tenía 25 años y entonces ni se le pasaba por la cabeza que casi seis décadas después iba a seguir ajustándose el neopreno para disfrutar de una actividad que le da vida. «Cada vez que salgo del agua me siento con otra energía», cuenta el longevo presidente de la Federación Canaria de Actividades Subacuáticas (Fedecas ), órgano que preside desde el año 1993 [entre 1990 y 1993 tuvo un rol importante durante la creación de una gestora] y que es la impulsora del XXXVII Campeonato de España Fedas de Fotografía Submarina (Nafosub 2025) y el III Campeonato de España Fedas de Fotografía Inclusiva (In 2025) que se clausuraron en la jornada de ayer en el litoral de La Restinga (El Hierro), justo el día en el que él cumplió los 83. ¡Felicidades!

El segundo de ocho hermanos, cuatro chicas y cuatro chicos, nació en la calle del Medio del Realejo Alto, pero su atracción por el mar maduró en una finca de plátanos que su familia tenía en el litoral de El Socorro, muy cerca de la piscina natural de El Guindaste. «Mi padre era militar [brigada] y pasábamos allí los veranos y muchos fines de semanas hasta que nos mudamos a La Cuesta (La Laguna). Una de las actividades que más repetíamos era ir a coger morenas y pulpos al estilo tradicional», recuerda de unos periodos estivales en los que ya se atrevía con sus primeras inmersiones. Tendría sólo 16 o 17 años, pero ya estaba muy próximo a iniciar unos cursos de perfeccionamiento en la piscina del acuartelamiento de Hoya Fría. «Enseguida me hice escafandrista de segunda clase», explica para establecer los diferentes niveles que se podían lograr entonces, es decir, el equivalente hoy a un submarinista de una estrella [autorizado a descender hasta los 20 metros], de dos [con permiso para bajar hasta los 30 metros] o de tres [un hombre rana con libertad para moverse en una franja próxima a los 40 metros].

Ayer cumplió los 83 años y sigue buceando como si con él no fuera la cosa. Nacido en el Realejo Alto, preside la Federación Canaria de Actividades Subacuáticas (Fedecas) desde 1993 y durante seis décadas ha formado a más de un millar de instructores de submarinismo y a varios miles de submarinistas.

Luciano ha buceado y formado a buzos en las ocho Islas, tiene en su palmarés ser el primer instructor de la Federación Española de Actividades Subacuáticas [sólo hay dos en todo el territorio nacional] y entre los numerosos reconocimientos que ha recibido destaca uno, conseguido hace dos décadas, que le dio la Medalla de Oro de la Fedeas por los 40 años que había entregado a este deporte. «Lo único que no he podido lograr aún es meter a mi señora debajo del agua», añadiendo que a Pilar, la madre de sus dos hijos [Luciano y Guillermo], «le encanta el mar, pero aún no está bautizada». Las que sí se han estrenado ya en los fondos de Tenerife son sus dos nietas, desvela justo antes de admitir que el siguiente «será el nieto, pero va a costar un poco porque es muy futbolero».

Directivo de largo recorrido

Luciano fue presidente de la Federación de Tenerife de Actividades Subacuáticas entre 1988 y 1990, estuvo en la junta gestora que dio origen a la canaria durante tres años (1990-1993) y ocupa el cargo de presidente de la canaria desde hace más de 32 años. «No es que no haya más personas para desarrollar ese cometido, es que no todos pueden dedicarle el tiempo y el cariño que requiere el puesto», dice un exempresario que a mitad de la década de los noventa tenía negocios asociados con la venta de electrodomésticos: «Llegaron las grandes superficies y nos fuimos al carajo», recuerda sobre el desembarco de «unas cadenas que se cargaron a las pequeñas tiendas... No había manera de competir con ellos y decidí cerrar», aclara uno de los pilares iniciales en la creación del CEAT Tenerife de Atletismo. «De una manera u otra siempre he estado ligado al deporte tinerfeño», incide segundos antes de puntualizar que «con lo bonito que es el submarinismo y lo difícil que es que te dediquen un ratito de atención en los medios».

«Lo único que no he podido lograr aún es meter a mi señora debajo del agua»

Luciano Cedrés Albelo

— Presidente de la Federación Canaria de Actividades Subacuáticas

"Riesgos controlados"

La relación que mantiene Luciano con el mar es mucho más larga que su matrimonio con Pilar [a principio de este mes cumplieron 59 años de casados] y algo de ese amor, «no todo», ha calado en sus hijos. «Luciano Miguel es un buceador de una estrella y se le da bien el atletismo y el frontenis; Guillemo tiene una licencia tres estrellas y es un máquina en el tenis y el pádel», comenta en una fase de la entrevista en la que pierde la cuenta de las inmersiones realizadas. «Si estoy en el mar con licencia desde 1967 [unos pocos antes sin ella] haciendo una cómo mínimo a la semana y si, encima, contamos los cursos de formación el número que nos sale es alto: sin tirar demasiado por arriba habré formado a más de un millar de instructores y a unos cuantos miles de submarinistas», precisa sin obviar que algún día se llevó algún que otro susto. «Nada serio, un disgusto en el que mi vida no estuvo en peligro», reconoce para quitarle hierro a un asunto que resuelve con un comentario demoledor: «A pesar de lo que pueda parecer y los peligros que acechan en un fondo marino, éste es uno de los deportes más seguros que hay, entre otras cosas, porque siempre tienes que ir acompañado... Si cumples las reglas y no cometes errores las posibilidades de sumar un montón de años practicando el submarinismo son altas», aconseja en la recta final de una conversación en la que pronuncia una frase lapidaria: «No sé si serán tantos como los que yo tengo, pero sí muchos», sostiene con una sonrisa que marca el espíritu jovial del buzo más longevo de Canarias. n

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