Entrevista | Vicente Zapata Geógrafo y director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife
Vicente Zapata, geógrafo: "Estamos ante un escenario donde pueden coexistir varias rutas migratorias activas al mismo tiempo"
Zapata es geógrafo, investigador y profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna, director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife (OBITen) y de diversos proyectos de intervención comunitaria e innovación social

Vicente Zapata, geógrafo y director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife. / La Provincia
En los últimos meses, la ruta argelina se ha activado y Baleares ha comenzado a recibir un mayor número de personas migrantes. ¿A qué se debe esto?
Es fundamental matizar que este aumento no implica que la ruta balear haya superado en importancia a la ruta canaria. Si analizamos los datos de 2025, el número de llegadas a Canarias duplica al registrado en Baleares. El hecho de que ciertos discursos amplifiquen algunos procesos no significa que estos tengan el peso que se les atribuye. La ruta atlántica sigue siendo la vía principal del tránsito migratorio entre el continente africano y el territorio peninsular y europeo. Hasta finales de septiembre, habían llegado a Canarias cerca de 13.000 personas migrantes, mientras que a Baleares no se alcanzaban las 6.000. Las Islas concentran más de la mitad de las llegadas marítimas de personas migrantes a España.
Los datos demuestran que la ruta canaria sigue activa...
La ruta canaria no se ha cerrado. Aunque pueda parecer que las llegadas han cesado y que el flujo migratorio se está concentrando en las Islas Baleares, esto no refleja la realidad. Los datos ofrecen claves para interpretar lo que está ocurriendo. Si analizamos la ruta balear —correspondiente al Mediterráneo Occidental— y dividimos el número total de personas que han llegado por el número de embarcaciones, observamos una media aproximada de 20 personas por expedición. Esta cifra también nos habla del tipo de embarcaciones utilizadas y de las dinámicas propias de esa ruta. Las expediciones que continúan llegando a Canarias presentan una media de unas 60 personas por embarcación, en trayectos que son más largos. Muchas de estas embarcaciones se ven obligadas a alejarse del litoral para eludir los dispositivos de vigilancia costera, lo que incrementa aún más el riesgo del viaje.
"Es fundamental que la experiencia adquirida en una región pueda servir para mejorar la respuesta en otras"
Entonces, ¿cuál es la situación real de Baleares?
Lo que está ocurriendo es que las Islas no estaban preparadas para gestionar un incremento en las llegadas, algo similar a lo que vivió Canarias en 2020. El Archipiélago balear no cuenta con estructuras de recepción, acogida y derivación suficientemente dimensionadas para hacer frente al aumento de personas que llegan por vía marítima. Tanto España como la Unión Europea deben asumir que estamos ante un escenario donde pueden coexistir varias rutas migratorias activas al mismo tiempo. Esto exige una respuesta más firme, con una gestión dotada de mayores recursos y una coordinación más estrecha entre territorios. Es fundamental que la experiencia adquirida en una región pueda servir para mejorar la respuesta en otras.
¿Cuáles son las diferencias entre la ruta atlántica y la argelina?
La ruta hacia Canarias atraviesa un océano abierto, lo que implica condiciones de navegación más exigentes. Aunque el mar Mediterráneo también puede presentar episodios de agitación, no es comparable con la travesía que realizan las embarcaciones que parten desde territorios subsaharianos rumbo a Canarias, frente a aquellas que se dirigen desde el norte de África hacia Baleares. Los datos muestran que las expediciones que toman la ruta argelina suelen estar compuestas por un menor número de personas y utilizan, en general, otro tipo de embarcaciones - más neumáticas que los cayucos o pateras - . Es probable que en la migración hacia Baleares se incorporen personas originarias del norte de África, incluso residentes en países ribereños.
"Hay que distinguir entre la cooperación y la externalización de fronteras"
Representantes políticos señalan que la menor intensidad en la ruta canaria se debe a la cooperación con los países de origen, ¿estamos poniendo el foco en el lugar correcto?
Es probable que la menor intensidad de la ruta canaria se deba, en parte, al incremento de los esfuerzos de control por parte del Estado español y de la Unión Europea. Será el tiempo quien determine si estos esfuerzos van acompañados también de una cooperación más horizontal, orientada a reducir los factores que obligan a tantas personas a emigrar. No basta con reforzar los mecanismos de control fronterizo; hay que ofrecer alternativas reales a quienes no cuentan con condiciones de vida dignas en sus países de origen o de tránsito. Hay que distinguir entre la cooperación y la externalización de fronteras. Existe un interés —tanto por parte del Estado como de la Comunidad Autónoma— en reforzar el control fronterizo, no solo con el objetivo de gestionar los flujos migratorios, sino también para evitar que las personas se vean obligadas a arriesgar sus vidas en rutas peligrosas. Mientras no se garanticen unas condiciones mínimas de vida digna en los países de origen, muchas personas seguirán buscando vías para salir. La cooperación debe evolucionar hacia un modelo más horizontal, centrado en paliar los factores estructurales que obligan a migrar.
¿Qué papel debe jugar Canarias?
Canarias puede asumir un papel cada vez más protagonista mediante una coordinación con el Estado y la Unión Europea, actuando como un puente estratégico hacia África. Esta posición geográfica permite reforzar la conexión con los territorios más próximos del continente africano, promoviendo una cooperación que sea generosa solidaria y eficaz.
"La migración es un fenómeno socioeconómico"
¿El perfil de las personas que migran por la ruta canaria es diferente al de quienes utilizan la argelina?
En los últimos años, la ruta hacia Canarias ha estado protagonizada por personas procedentes de toda la cuenca subsahariana. Resulta complicado que algunas de estas personas continúen hacia el norte para embarcarse rumbo a las Islas Baleares y, desde allí, dirigirse a la península. Existen también personas que emprenden expediciones marítimas directas hacia otros puntos del territorio peninsular, como algunas zonas de la cuenca mediterránea —por ejemplo, en Andalucía o la Comunidad Valenciana—. En estas rutas es probable que se incorpore un mayor número de migrantes originarios del norte de África, incluyendo residentes en Marruecos, Argelia y Túnez.
En algunos portales hablan de Baleares como la nueva Canarias, existe un miedo a asemejarse a las Islas, ¿por qué?
La migración es un fenómeno socioeconómico presente desde hace décadas en España. En los últimos años, Canarias ha sido el principal punto de llegada de la migración marítima irregular. Sin embargo, otras comunidades autónomas, como Baleares —también un archipiélago, aunque más cercano a la Península—, empiezan a adquirir protagonismo. Canarias ha avanzado en la comprensión de que es un territorio de tránsito y acogida, y ha empezado a normalizar este fenómeno como estructural. La sociedad canaria ha aprendido que quienes llegan no son delincuentes, sino personas que huyen de situaciones extremas y buscan un futuro digno.
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