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La mitad de muertes por yihadismo a nivel mundial se concentra a tiro de piedra de Canarias

En 2007, el 1% de las muertes por yihadismo en el mundo ocurrían en la franja saheliana esa proporción se ha disparado hasta el 51%

Archivo - Soldados del Ejército de Malí.

Archivo - Soldados del Ejército de Malí. / NICOLAS REMENE / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

Las Palmas de Gran Canaria

A tiro de piedra. La mitad de las muertes por yihadismo a nivel mundial se concentra en regiones muy cercanas a Canarias. El Archipiélago se encuentra a menos de mil kilómetros del Sahel, una franja que actualmente acumula el 51% de las víctimas del yihadismo a escala global. La cifra se ha disparado en los últimos años: en 2007 representaba apenas el 1%. El escenario se aleja de ser esperanzador. En 2024, el Sahel concentró el 19% de los ataques globales, según el Global Terrorism Index 2025, y cinco de los diez países más impactados por el terrorismo se encuentran en esta zona. Entre ellos destaca Mali –junto a Burkina Faso, Camerún, Níger y Nigeria–, ubicado en el cuarto puesto del ránking global.

El Sahel, con Mali como uno de los actores principales, se mantiene como el epicentro global del terrorismo, en un escenario marcado por profundos cambios geopolíticos que redefinen la seguridad en la región. Desde 2011, el número de muertes por conflictos no ha dejado de aumentar, con un repunte especialmente agudo a partir de 2017.

Un máximo que concuerda con el mayor pico de víctimas por terrorismo registrado en la región. Las muertes por conflictos en el Sahel alcanzaron en 2024 su nivel más alto desde la creación del Índice Global de Terrorismo (GTI), superando por primera vez las 25.000 víctimas. La combinación de una gobernanza frágil, tensiones étnicas persistentes y una creciente degradación ecológica ha alimentado el avance del terrorismo, intensificado además por la expansión del yihadismo transnacional y la creciente competencia geopolítica en la región. La frontera entre Malí, Níger y Burkina Faso sigue siendo el foco de la violencia, concentrando cerca del 75 % —tres cuartas partes— de los atentados y muertes registradas. Esta misma franja fronteriza, por su proximidad geográfica y escasa vigilancia, también se ha convertido en una de las principales rutas de tránsito para personas migrantes que buscan continuar su camino hacia el norte.

La relación con Canarias

La expansión de las crisis de seguridad, guerras y episodios violentos coincide con los principales momentos de presión migratoria que han impactado a Canarias en las últimas décadas. El año 2006 quedó marcado como el de la 'crisis de los cayucos', que situó al Archipiélago en el foco de las rutas migratorias marítimas hacia Europa: más de 31.000 personas alcanzaron entonces las costas isleñas, lo que obligó a habilitar campamentos militares de emergencia para gestionar la situación.

El fenómeno volvió a intensificarse en 2020, cuando más de 23.000 migrantes llegaron a las Islas, reactivando una crisis migratoria que puso en entredicho la capacidad de respuesta de las autoridades. El muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, se convirtió en el símbolo del colapso: más de 2.000 personas llegaron a hacinarse en un espacio improvisado. Pero los años más recientes han llevado la situación a alcanzar máximos históricos. En 2024, la región batió su récord de llegadas por vía marítima, con 46.843 personas arribando a sus costas.

El caso de Mali

Mali, sumido en una profunda crisis política y de seguridad, se ha convertido en el principal emisor de migrantes hacia las Islas. La falta de oportunidades, unida al auge de la violencia y la presencia de grupos extremistas, ha intensificado el éxodo de miles de malienses que emprenden la ruta canaria. Así, los lazos entre el Sahel y Canarias se estrechan cada vez más, impulsados por dinámicas migratorias que hacen que cualquier cambio político, social o económico en la zona africana sea un factor determinante para el Archipiélago. La mayoría de las personas que han llegado a las Islas desde que empezó 2025, de acuerdo con los datos de Acnur, son originarias de Mali (41,7%), Senegal (23,3%) y Guinea (10,6%).

Una realidad que también se refleja en la infancia migrante que alcanza en solitario las costas canarias. Muchos de los menores que llegan a la Comunidad Autónoma son originarios de Mali. Actualmente, en Canarias residen 660 menores malienses que han solicitado protección internacional. La cifra se eleva a 1.365 si se incluye a aquellos que no han tramitado la solicitud. En esta línea, hasta septiembre de 2025, España había recibido un total de 108.649 solicitudes de asilo, de las cuales 5.837 fueron registradas en Canarias y 2.951 correspondían a personas malienses, país que, además, se sitúa entre los que cuentan con los mayores porcentajes de reconocimiento, con un 98,15%. Una situación que se explica, en parte, por el impacto del terrorismo en la región.

Lejos de consolidarse como realidades aisladas, los expertos advierten que la cooperación con los países de origen y de tránsito es clave para gestionar el flujo migratorio hacia Europa, con Canarias como una de las principales puertas de entrada, es fundamental. En este contexto toma especial relevancia Mali. El país se ha convertido en un punto de tránsito para otras nacionalidades, como los nigerianos que trabajan en Mali y que podrían continuar su ruta hacia países como Mauritania o Senegal.

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