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Maduro vuelve a adelantar las fiestas navideñas

Ya es Navidad en Venezuela pese a la ‘tormenta’ con Trump: los canarios siguen con sus tradiciones

El decreto del líder chavista para adelantar las fiestas al 1 de octubre cae sin pena ni gloria entre la comunidad isleña en la octava isla y solo se ciñe a comercios, luces y más actos lúdicos para 'distraer' a la población

Decoración navideña que luce ya en la parte antigua  de La Guaira.

Decoración navideña que luce ya en la parte antigua de La Guaira. / Lp

Las Palmas de Gran Canaria

Aunque Donald Trump y Nicolás Maduro continúan en una escalada de tensión que se percibe casi como un ambiente prebélico entre Venezuela y Estados Unidos, el presidente venezolano ha recurrido de nuevo a una fórmula conocida: adelantar la Navidad. Hace apenas dos semanas, aún en verano y a las puertas del otoño, anunció por decreto que las fiestas navideñas comenzarán oficialmente el próximo 1 de octubre, una medida que no es nueva en su repertorio político y que ya se había aplicado en años anteriores para insuflar ánimo a una población golpeada por la crisis.

La estrategia no es casual. Maduro la aplicó el año pasado en pleno enfrentamiento político tras su polémica reelección, que la oposición consideró un fraude masivo. Esa denuncia fue avalada por organismos regionales e internacionales: la Organización de Estados Americanos (OEA) calificó la manipulación electoral de «aberrante», y el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó los atropellos cometidos durante el proceso. A pesar de ello, Maduro apostó por encender las luces navideñas con meses de antelación, presentando la medida como un gesto de «felicidad» y «optimismo» para las familias venezolanas.

Cártel de los Soles

En 2025 el guion se repite, aunque con un escenario distinto. La tensión con Estados Unidos ha alcanzado un punto inédito. Washington ha intensificado su despliegue militar en aguas del mar Caribe y acusa al presidente venezolano de dirigir una «organización terrorista» vinculada al narcotráfico internacional: el llamado Cártel de los Soles.

Donald Trump, que regresó a la Casa Blanca con un discurso de línea dura, informó el pasado viernes de un nuevo ataque cinético «letal» contra un barco supuestamente vinculado a redes de narcotráfico y confirmó la muerte de tres personas a bordo. Según aseveró, se trataba de una embarcación que trasladaba drogas por rutas utilizadas para alcanzar territorio estadounidense. Con esa operación, ya son cuatro las naves hundidas desde agosto en la zona del Caribe cercana a las costas venezolanas.

Respuesta de Maduro

En Caracas, Maduro sostiene que la movilización estadounidense responde a un plan para forzar un «cambio de régimen» e imponer un «Gobierno títere» afín a los intereses de Washington. En paralelo, ha ordenado un despliegue de tropas en la frontera con Colombia y el reclutamiento de miles de milicianos civiles.

En este clima de máxima tensión, paradójicamente, el presidente vuelve a anunciar que la Navidad se adelanta. Sin embargo, entre los canarios y descendientes de origen isleño –una comunidad estimada en 60.000 personas– el decreto no ha tenido gran efecto. La medida cae sin pena ni gloria. «Es solo una forma de entretener la visión del pueblo», comentan, acostumbrados a estas maniobras simbólicas.

Saben que para Maduro se trata de una fórmula recurrente, pensada para mejorar el ánimo colectivo y dinamizar el consumo interno, en particular en un país donde el poder adquisitivo se ha desplomado.

Regalos a los venezolanos

En los meses previos a diciembre, el Gobierno chavista acostumbra a intensificar el reparto de ayudas sociales y cajas de alimentos, incluyendo los perniles o jamones, que durante los peores años de la crisis económica se convirtieron en el producto más esperado de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), casi un símbolo de escasez y dependencia del Estado. Pero a los canarios que residen allí no les han llegado esos ‘regalos’. Quizás a quien tenga suerte le toque.

Como la mayoría de familias venezolanas, los isleños mantienen sus costumbres intactas y decoran sus casas cuando corresponde, en diciembre.

Los canarios obvian el decreto

María Elena Corujo, descendiente de canarios y residente en el estado Guárico, lo explica con sencillez: «Nosotros seguimos igual que siempre, porque somos muy católicos. Las fiestas navideñas se viven de una forma muy intensa y en familia».

Isabel Jara, conocida como Chabela, delegada del Gobierno de Canarias en Venezuela, añade que el decreto es más bien para que «los comercios y las instituciones decoren sus locales, para que las calles se llenen de luces, como un intento de ilusionar. La gente pasea o va en sus carros, se distrae y se olvida de muchas cosas». Jara enfatiza que el decreto «solo establece un comienzo simbólico de la Navidad», pero que en la práctica las familias siguen esperando las fechas de siempre.

Más contundente es María Nieves Pérez, nacida en La Palma y residente en Venezuela desde hace 70 años: «En mi casa no le hacemos caso a ese señor», afirma en referencia a Maduro. «Nosotros celebramos la Navidad en las fechas correspondientes».

Festividad en las calles y gaitas

Los centros canarios en el país tampoco alterarán sus tradiciones. Según confirman desde el Gobierno de Canarias, se adornarán cuando toque y reunirán a la comunidad isleña en diciembre, como siempre. Nada cambia, subrayan. La única diferencia es que, desde octubre, además de las decoraciones en calles, comercios e instituciones públicas, comienzan a multiplicarse los actos festivos y a escucharse la música tradicional de la Navidad venezolana, en especial las gaitas, un estilo musical del estado de Zulia.

El contraste es evidente. Mientras el Gobierno intenta encender el ambiente navideño como mecanismo político en medio de la crisis con Estados Unidos, las familias venezolanas siguen apegadas a las fechas tradicionales: Nochebuena el 24 de diciembre, Fin de Año el 31 y Día de Reyes en enero.

Hallacas y pan de jamón

Allí la Navidad se vive de manera intensa y está estrechamente ligada a la gastronomía familiar y comunitaria. En cada hogar se preparan las hallacas –un tamal elaborado con masa de maíz, relleno de guiso de carne, aceitunas, pasas y alcaparras y envuelto en hojas de plátano–; el pan de jamón –similar al postre ‘brazo de gitano’ pero relleno de jamón cocido, pasas y aceitunas–, el pernil, comparable a la pata de cerdo asada canaria, y la ensalada de gallina, que recuerda a la ensalada rusa pero con carne del ave mechada. Tampoco faltan el árbol, el belén y el tradicional juego del ‘amigo secreto’, equivalente al ‘amigo invisible’ en Canarias.

En las casas de origen isleño, además, las hallacas suelen compartir mesa con platos de raíces canarias, como el pescado salado o las papas arrugadas. Lo mismo ocurre en los centros canarios de Venezuela, donde se reúne la comunidad para los festejos, ofreciendo menús que combinan tradición isleña con sabores venezolanos. Así, mientras en Venezuela se encienden las luces navideñas en octubre y el Gobierno busca un respiro político en plena tormenta con Washington, la realidad es que poco cambia en las casas de la comunidad canaria.n

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