Íñigo Arbiol, representante de Naciones Unidas: "Si no cumplimos los objetivos de desarrollo sostenible, en el futuro se producirán más conflictos armados"
El Secretariado de Coalición Local 2030 de la ONU ha llegado a Canarias para participar en una jornada técnica celebrada en Gran Canaria para implementar la agenda 2030 en el ámbito local.

Íñigo Arbiol durante las jornadas técnicas de la Agenda 2030 celebradas en Agüímes (Gran Canaria). / Cedida

Apenas quedan cinco años para llegar al límite impuesto por los países en 2015 para cumplir los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, sin embargo, la coyuntura social y financiera están poniendo en riesgo su cumplimiento. La pandemia, las guerras y las crisis económicas han dejado en segundo plano objetivos que van en consonancia con los derechos humanos como son eliminar la pobreza, erradicar el hambre en el mundo o frenar el avance del cambio climático.
El Secretariado de Coalición Local 2030 de Naciones Unidas, Íñigo Arbiol, que ha participado esta semana en una jornada técnica celebrada en el municipio de Agüímes en Gran Canaria, organizado por el Gobierno de Canarias, la Federación Canaria de Municipios (Fecam) y el Ayuntamiento del municipio, afirma que aunque haya gente que no conozca los 17 ODS, sí que los aplican en su día a día y eso es mucho más valioso.
Quedan cinco años para que se cumpla el límite de la Agenda 2030, ¿diría que se ha alcanzado la meta prevista?
Si hablamos de cifras, realmente la situación actual está complicando mucho el cumplimiento. En estos últimos diez años se han acumulado lo que los expertos llaman policrisis. Es decir, un montón de diferentes desafíos que son de orden más geopolítico, de salud global y financiero, a lo que se añade la crisis climática que se ha intensificado. Todo este contexto de policrisis ha complicado mucho el avance e, incluso, ha ralentizado el cumplimiento a otros que estaban muy avanzados. Estamos muy lejos del cumplimiento y los datos no son buenos, pero hoy hay una conciencia mucho mayor sobre la necesidad de apostar por un desarrollo sostenible.
¿Hay alguno de los 17 ODS que esté más cerca de cumplirse?
Depende de donde estemos mirando. A nivel global habíamos avanzado, por ejemplo, mucho en la lucha contra el hambre, contra la pobreza y contra el cambio climático, pero la pandemia y sus crisis asociadas han hecho mucha mella. En términos cuantitativos, no hemos alcanzado los objetivos, pero hemos avanzado prácticamente en todos y mucho. Estamos mejor que en 2015. Lo que pasa es que la aspiración era muy ambiciosa. Así se planteó y es lógico que así sea porque si no estas transiciones, que son urgentes, durarán demasiado tiempo y en algunos casos, como es el caso climático, pueden alcanzar puntos de no retorno.
¿Qué diagnóstico hacen desde Naciones Unidas de la situación de crispación en torno a la Agenda 2030?
Nos encontramos en un momento de polarización fuerte que es propio de los momentos de cambio sistémico en la historia. Estamos viviendo un cambio de era. Ahora el mundo apuesta ya decididamente por un modelo energético, social, de gobernanza diferente, pero eso crea resistencias. Hay toda una serie de fuerzas que entienden que ese no es el modelo que les beneficia y que apuestan por resistir y empujar en la dirección contraria. Estas fuerzas no son ajenas a los distintos movimientos políticos y quieren identificar la Agenda 2030 con una hoja de ruta ideológica y no de derechos. Esa polarización viene también porque la ciudadanía entiende que en ese cambio sus derechos no están contemplados. En mi opinión, un malentendido porque contempla los derechos de todos.
¿Cómo afectan los conflictos bélicos al desarrollo de la Agenda 2030?
Son dos elementos que obviamente coexisten en la misma realidad internacional pero que son diferentes. Nos encontramos con algunos conflictos que existían, y eran menos mediáticos, y otros recientes, que han tenido esta escalada y pintan un panorama geopolítico donde el derecho humanitario está amenazado. ¿Cómo coexiste esto con una mirada a largo plazo? Eso es lo que tenemos que seguir impulsando desde Naciones Unidas. Debemos ser capaces de mantener la vista en lo más inmediato, por la urgencia y la vulneración de derechos que eso supone, pero también mantener también las luces largas encendidas, para apostar por ese desarrollo sostenible, inclusivo, transformador, que descarboniza, que no deja a nadie atrás, que defiende a la igualdad, que lucha contra la pobreza, que provee educación, los elementos más básicos. En la medida que no seamos capaces de llevar a cabo este desarrollo sostenible, en el futuro encontraremos más conflictos armados.
Quedan cinco años para llegar a la fecha límite que impone la Agenda, ¿qué pasará después?
No podemos obviar que quizás hoy no existen los consensos que en 2015 nos llevaron a configurar esta agenda. El mundo es algo más complejo, tirante, frágil, nervioso, inmediato y con menos voluntad de pensar conjuntamente en el largo plazo. Pero estos objetivos no son más que un listado de puntos a alcanzar en un movimiento que es absolutamente imparable porque la humanidad solo seguirá adelante si apuesta por un desarrollo sostenible. Por tanto, seguiremos trabajando exactamente igual porque tanto Naciones Unidas como el resto de los actores queremos trabajar para conseguir estos objetivos.
¿Cree que la población es consciente de lo que son los ODS y la agenda 2030?
En muchos casos no, y ahí, por supuesto, Naciones Unidas también tiene una responsabilidad. Es decir, ¿la ciudadanía apela a los ODS como el elemento que vertebra su vida, sus hábitos, sus apuestas, sus valores? Quizás no. Incluso en países en los que hay un consenso social a favor del desarrollo sostenible, tampoco. También es verdad que no es excesivamente importante. Mientras la ciudadanía apueste por los valores que están en la Agenda 2030, no importa si le llaman ODS o no se acuerdan de cuántos son.
¿Qué destacaría de la Agenda Canaria 2030?
En esto hay un elemento muy importante y es que si el desarrollo sostenible va a funcionar, será gracias a los territorios. Los compromisos nacionales siempre son buenos, pero las regiones son las que crean el empleo, protegen los derechos, y avanzan. Por tanto, destacaría que es una agenda con identidad territorial, que ha sabido casar la identidad canaria con una agenda global de desarrollo sostenible. Eso no es fácil. El segundo aspecto que destacaría es la participación porque es un documenteo co-creado.
Ha visitado Canarias para participar en una jornada técnica para ayudar a entidades locales a implementar la Agenda 2030 ¿qué consejo daría a ayuntamientos y Cabildos?
Los alcaldes y las alcaldesas saben muy bien qué es lo que necesitan sus ciudadanos. No necesitan que venga Naciones Unidas ni nadie a decírselo. Humildemente la recomendación que daría es el alineamiento y la coherencia de políticas. Que sean capaces de articular todos los mecanismos que cada uno tiene, dependiendo de dónde esté, para crear hojas de ruta conjuntas.n
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