Manolo, el alcalde que puso en valor los barrios de Santa Cruz
El político fallecido este lunes 16 de junio pasa a la historia como el vertebrador del movimiento de participación ciudadana de la capital tinerfeña

Manuel Hermoso, con dirigentes vecinales de Santa Cruz en la década de los años ochenta. / El Día

«Para nosotros siempre será Manolo, el alcalde de Santa Cruz». Con emoción y admiración se refiere al exmandatario de la capital tinerfeña y luego presidente de Canarias el dirigente vecinal de María Jiménez Santiago Déniz, uno de los tres representantes del incipiente movimiento de participación ciudadana de finales de comienzo de la década de los ochenta que pidió a Manuel Hermoso que liderara un nuevo proyecto político cuando UCD acababa de anunciar su disolución.
Junto a Déniz, Pepe Santamaría, de Santa María del Mar –en el Suroeste–, y Vicente Cabrera, de El Suculum –en Anaga–. En aquella cita, recuerda el histórico presidente de María Jiménez, Hermoso y Santamaría habían protagonizado un rifirrafe porque elAyuntamiento había acordado trasladar el vertedero municipal que estaba en el Lazareto a Santa María del Mar, con el rechazo tajante de los vecinos y su representante al frente.
Cuando el alcalde de Santa Cruz vio a Santamaría en esa reunión le preguntó: «¿Tu también me vienes a pedir que me presente a la reelección?», a lo que, según Déniz, le respondió el recordado dirigente: «no dejo de reconocer que eres el mejor para ser alcalde de la capital».
Hermoso pidió tres días y volvió a convocar a los tres representantes vecinales, que esta vez ampliaron la comitiva a una decena de miembros de asociaciones, entre los que se encontraban Severiano Bermúdez y Manuel Vera Álvarez, de la Federación de Asociaciones del Litoral de Anaga (FALA).
Este colectivo tenía un peso en Santa Cruz no por la cantidad de vecinos que representaran –Anaga es el distrito con menos población desde aquella época–, sino por la entidad que tenía el colectivo, que aunaba a todo el movimiento vecinal del Parque Rural, caso de Goya Alonso, de Afur, o los recordados Teodoro Martín, de Taborno, o Antonio Ramos Cate, de Los Campitos, y más tarde Victoriano Izquierdo, de Taganana.
Manuel Hermoso había desembarcado desde Asociación Industrial de Canarias (Asinca) casi por casualidad en política. En 1979 desde la UCD se buscaba el perfil de alguien que aunara diferentes sectores y se alejara de los postulados del régimen e invitaron a este industrial a tomar el testigo de Félix Álvaro Acuña Dorta. Ya en el primer mandato, en 1979, Hermoso demostró su capacidad de diálogo con el gobierno de concentración que constituyó para gestionar Santa Cruz ante la falta de mayoría absoluta. Así, involucró a todos los partidos por encima de siglas.
Lo que podía haber sido una experiencia aislada, supuso el salto a la política de Hermoso en 1983. Con la desaparición de la UCD, fueron los vecinos quienes acudieron a buscarle para proponer que liderara un partido, y nació la Agrupación Tinerfeña de Independientes. «Independientes, que no independentista», precisa Severiano Bermúdez, padre del actual alcalde de Santa Cruz y en aquella época secretario de la FALA.
"La voz de Tenerife"
El periodista Jorge Bethencourt asegura que la clave del éxito fue articular el movimiento ciudadano de Santa Cruz frente a Las Palmas de Gran Canaria, «y acabó siendo la voz de Tenerife».
La clave del éxito de Hermoso era su carisma, su capacidad de persuasión, su cercanía a los barrios y a sus gentes, con el añadido de que siempre aportaba una solución. O al menos un compromiso. Eso sí, siempre hacía partícipe a sus interlocutores. «Yo solo no lo puedo hacer»... era una invitación a sumarse al proyecto. Le ocurrió a Pedro Rodríguez Zaragoza, quien fue director del colegio Cuesta de Piedra. Estableció relación porque acudió a pedirle ayuda económica para el equipo de voleibol pudiera jugar la Liga y a la postre acabó de jefe de gabinete y consejero del Gobierno de Canarias; o a Maribel Oñate, entonces directora del instituto de la Junta de Obras del Puerto. Llamaba para reclamar mejoras y Hermoso la emplazó a dar respuesta desde el gobierno local. Así muchos barrios comenzaron a tener aceras, luz, jardines...
En las elecciones de 1987, cuando logra 21 de los 27 concejales de la Corporación, el alcalde concurrió con cuatro dirigentes vecinales en su lista. No falta algunas voces críticas, como las de Ceferino Ayala, de Las Cabritas, que recuerda la polémica suscitada por los casos de Víctor Floreal y Honorio Socas que le hizo abandonar la formación política.
Carnaval, la joya de la corona de Santa Cruz
El cénit de ese movimiento de participación ciudadana es el Carnaval. Hermoso –alcalde que aprovechaba para visitar los barrios y supervisar las obras hasta los fines de semana– es el padre del nuevo Carnaval gracias al espaldarazo que encontró en Juan Viñas, gerente de Fiestas, y la complicidad con el fundador de Ni Fú-Ni Fá, Enrique González, o los comparseros Manolo Monzón o Esteban Reyes. Herencia que disfruta Santa Cruz.
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