DÍA DE CANARIAS 2025

De cargar un triciclo a cotizar en Bolsa: la historia de Agustín Fernández, Medalla de Oro de Canarias

El Gobierno de Canarias reconoce la trayectoria de Agustín Fernández, socio fundador de Hermanos Fernández López

El premiado Agustín Fernández en una de las plantas de maduración de la empresa.

El premiado Agustín Fernández en una de las plantas de maduración de la empresa. / E. D.

Lucía Mora

Lucía Mora

Santa Cruz de Tenerife

La historia de Agustín Fernández es un ejemplo de las casualidades del destino, el esfuerzo de una vida y el empeño por dejar un futuro mejor. Este año el Gobierno regional le otorga la medalla de Oro de Canarias en reconocimiento a la defensa, durante 30 años, de los intereses de miles de agricultores canarios, sobre todo de los plataneros.

Nacido en Almería, desde muy joven emigró a Hospitalet de Llobregat, en Cataluña donde, junto a sus dos hermanos –el mayor de ellos, Francisco, ya fallecido–, montaron una pequeña tienda de comestibles y frutas a principios de los años 60. Tras un buen comienzo, una idea de su hermano Francisco hizo que comenzaran a vender plátanos. La falta de recursos, unido a la inexperiencia empresarial de tres jóvenes, les llevó a pagar a plazos un triciclo donde transportar los plátanos. «La primera vez compramos 25 racimos de esta fruta canaria y nos teníamos que echar para delante cuando los llevábamos de un lado a otro porque el contrapeso era tanto que nos íbamos para detrás», rememoran entre risas. Si algo caracteriza al premiado y a su hermano, Luis (que lo acompaña durante la entrevista) es el sentido del humor y la manera que tienen de tomarse la vida.

Antes y después

A los pocos años de abrir la tienda, el hermano mayor de Agustín socorrió a un importador platanero que sufrió un infarto. Un gesto que, sin quererlo, marcaría un antes y después en la vida de ellos y en la empresa. En agradecimiento a la ayuda, el afectado les permitió a los hermanos acceder al puerto de Barcelona para cargar fruta y le dio crédito económico que, hasta el momento, no tenían.  

En la actualidad, 60 años después, son el mayor conglomerado empresarial de distribución hortofrutícola del mediterráneo. Los plátanos son el principal producto de ventas y la base de la empresa Hermanos Fernández que cuenta con más de 200 empleados y ocho plataformas logísticas en toda España y, tras convertirse en una filial del grupo italiano Orsero, cotiza en la Bolsa de Milán. El secreto, para el menor de los hermanos, reside en «la cultura del esfuerzo, la honestidad en los negocios y la vocación de servicio al cliente. Hemos sido transparentes y eso nos ha llevado a ganarnos la confianza de miles de clientes».

Tal es el compromiso de esta empresa con el sector platanero que tienen una plataforma de maduración, almacenamiento y confección en Granadilla, Tenerife, y cuentan con cuatro puestos climatizados en Mercatenerife, donde ofrecen atención a minoristas y mayoristas, además de comercializar toda la gama de productos con la que trabajan.

Cariño y mimo

«El plátano es un producto con un sabor único, un sabor de aquí, y está muy bien valorado fuera de las Islas. Un trabajo, en parte, por el esfuerzo que han hecho las asociaciones en las Islas, como la asociación de organizaciones de productores de Plátano de Canarias (Asprocan), por mantener la imagen, cuidarla y mimarla», señala Fernández. El compromiso le ha llevado a que su empresa se convierta en el segundo madurador de plátanos, tras la cooperativa platanera de Canarias (Coplaca), al representar una cuota en torno al 25% de volumen del Archipiélago y trabajar con un tercio de los plataneros isleños.

El futuro de la empresa, comenta Fernández, está garantizado. Su hijo, que comparte su nombre, cogerá las riendas con varios retos por delante: «unificar esfuerzos, bajar los costos, mejorar los canales de distribución y combatir la competencia desleal». Esto último, lamentó, una práctica habitual en los últimos meses. 

La llamada del presidente canario, Fernando Clavijo, para comunicarle la distinción le cogió por sorpresa. Presume de ser un hombre humilde, al que no le gustan los protagonismos y huye de los reconocimientos por lo que, entre algo de vergüenza pero sin perder la sonrisa, esboza un «sigo totalmente descolocado. Todo el que me conoce sabe que no van conmigo los honores pero es un inmenso orgullo que los canarios se acuerden de mi y me otorguen la Medalla de Oro».

El acto se celebrará en apenas cuatro días, este viernes 30 de mayo coincidiendo con el Día de Canarias, pero los allegados de Agustín llevan tiempo preparándole para el momento. «La familia me tiene loco con que tengo que ir guapo, tanto que ya hasta tengo el traje preparado», comenta mientras se ríe, orgulloso y contento por seguir contando con quienes han estado a su lado toda la vida. 

«Afortunado»

Fernández ha sido un «afortunado». Además de contar con el apoyo de la familia, tiene el de todos los que han trabajado con él. «Porque se lo merece», suelta el hermano. Agustín, que se jubiló el pasado mes de marzo, seguirá visitando las Islas y tiene en mente mudarse a Tenerife para intentar devolver todo el cariño que los agricultores y canarios les ha dado.

Este empresario quiere aprovechar sus próximos años viajando, aunque en un principio odió los aviones y ahora duerme en ellos. De un triciclo a aviones pero siempre llevando el nombre de Plátano de Canarias por todo el mundo con sacrificio, humildad y un cariño que presume desde la discreción porque, como él mismo reconoce, «me jubilo pero, aún jubilado, seguiré ayudando a la gente».

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