Tierra ruin no se la lleva el barranco

Cuando «el barranco corre» con ímpetu arrastra a su paso teniques, broza, callaos, arritrancos y hasta animales muertos. En fin, todo lo que encuentra. [»Está corriendo el barranco», expresión que se pronuncia con aire festivo, pues es motivo de alegría la abundante lluvia. Esta locución verbal se emplea en Canarias para describir cuando el agua discurre por el lecho del barranco a causa de la lluvia caída]. La imagen alegórica del barranco corriendo que se lleva a su paso todo lo que encuentra nos sitúa en el escenario en el que se desenvuelve la metáfora «tierra ruin no se la lleva el barranco». La «tierra ruin» se define por defecto de la tierra buena que es la tierra fértil, la tierra propicia para cultivar. En la tradición antigua de dar un carácter sexuado a los elementos naturales, la tierra es femenino; por ello se habla de fertilidad de la tierra parangonándola al vientre de una mujer. Viene asociada a la diosa Ceres, divinidad de la agricultura en la mitología romana, lo que explica que se le represente con un arado, elemento simbólico de carácter masculino que facilita depositar el «semen» (semilla; inseminare, del latín, ‘sembrar’, ‘fecundar’) en las entrañas de la tierra, de donde brotarán los retoños.

La orografía del barranco está formada por dos elementos: el barranco propiamente dicho que es el espacio ocupado por el álveo o cauce natural del torrente de un lado a otro con las máximas crecidas, y las laderas que son los laterales del barranco que bordean el lecho, normalmente en declive. El álveo del barranco está formado por broza, callaos (canto rodado), risco (por lo general en los tabucos: socavón en el terreno provocado por la fuerza de un salto de agua), arena de barranco y suelos arcillosos. Mientras que en las laderas se pueden apreciar las construcciones de antiguas cadenas (trozos de terrenos de cultivo en forma escalonada cuyo soporte lo proporciona una pared construida en piedra seca) o pobladas de tuneras, frutales y especies silvestres. Si bien las cadenas suelen resistir a la embestida del barranco cuando corre, no siempre sucede así con otros terrenos de cultivo que resultan vulnerables. En las orillas del barranco podemos encontrar gavias y bebederos (gavias pequeñas). Las gavias son un sistema de cultivo que consiste en bordear perimetralmente la parcela con un caballón de tierra o trastón y que permite la inundación del terreno con el agua de lluvia procedente de las alcogidas o tomaderos que se acondicionan en las orillas del barranco y laderas. Los nateros son pequeños huertos en terrenos enriquecidos por el limo que arrastra el agua y situados cerca o en el cauce del barranco; o la fajana que se dice del terreno situado al pie de las laderas formado por material acumulado por la fuerza del agua y queda depositado en los recodos del barranco. Y esta sería la «tierra buena», la tierra fértil, que se llevaría el barranco en lugar de la tierra infértil. En sentido figurado sería como decir que los individuos de mala condición, la gente detestable, casi siempre se las apañan para salir airosa de situaciones de dificultad. Otra variante del dicho sustituye la «tierra ruin» por la «gente ruin» (»gente ruin no se la lleva el barranco»). Refranes afines son: «Yerba mala nunca muere» o «bicho malo nunca muere». En fin, estos dichos vienen a aseverar que la gente ruin se las arregla para salir adelante, como si estuviera dotada de un eficaz instinto de supervivencia.