Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Adiós, amiga Kristin, pionera en la difusión de la arquitectura mundial

El legado de Kristin Feireiss, cofundadora de la galería Aedes, incluye una visión adelantada e instinto para descubrir talentos

Feireiss, a la derecha, junto a Zaha Hadid.

Feireiss, a la derecha, junto a Zaha Hadid. / La Provincia

Dulce Xerach Pérez

Kristin Feireiss, la mente visionaria detrás del Aedes Architecture Forum, nos deja un legado incomparable. Esta galería, fundada en Berlín en 1980, fue la primera galería de arquitectura del mundo, y desde ahí amplió su perspectiva alemana hacia una mirada internacional, convirtiéndose en referente para arquitectos de todo el mundo, incluidos canarios, que buscaban trascender en calidad y creatividad.

Aedes fue mucho más que un espacio para la arquitectura contemporánea de calidad; fue un crisol donde dialogaban talentos emergentes y consagrados, como Zaha Hadid, Venturi Scott Brown, Bernard Tschumi y Daniel Libeskind, entre otros. Incluso el arquitecto canario Fernando Menis encontró en ella un apoyo invaluable, exhibiendo allí sus proyectos tanto en colaboración como en solitario. Las múltiples ubicaciones de Aedes en Berlín -Savignyplatz, Hackesche Höfen y finalmente Christinenstraße- no fueron azarosas; Kristin tenía un don para anticipar movimientos urbanísticos y adaptarse al ritmo de una ciudad en constante cambio.

La segunda vez que visité Berlín fue precisamente para una exposición de Artengo, Menis y Rodríguez-Pastrana en Aedes, creo que fue en 1993 o 1994, bajo la dirección de Kristin. En cada una de sus sedes, la galería destacó como un espacio único: el epicentro de la mejor arquitectura contemporánea en Europa y uno de los mejores del mundo. Pero su impacto no se detuvo en Berlín; durante su dirección del Instituto de Arquitectura de los Países Bajos en Rotterdam, también promovió la obra canaria, como el estadio de atletismo en Tíncer. Estos logros reflejan su filosofía inclusiva: la arquitectura no debía limitarse a arquitectos, sino ser accesible e inspiradora para todos.

Vindicación de los derechos de las arquitectas

Kristin también dejó su huella en la lucha por la equidad de género. En encuentros como la Bienal de Venecia, en los que tuve la suerte de participar, lideró con figuras como Odile Decq y Farshid Mousavi la reivindicación del rol femenino en el panorama arquitectónico. Su capacidad de conectar personas iba más allá de lo profesional; organizaba eventos que forjaban amistades duraderas y transformaba la carrera de arquitectos al brindarles visibilidad, cariño y apoyo genuino.

Su calidez iba de la mano con su ojo para el talento. Kristin no solo descubría arquitectos prometedores, sino que los acompañaba a lo largo de sus vidas, generando redes de colaboración y amistad. Eventos íntimos, como sus cumpleaños celebrados durante años en la Toscana -¡donde incluso vimos bailar a Zaha Hadid!- o en su hogar berlinés, evidenciaban que su relación con la arquitectura era profundamente humana. Incluso en momentos difíciles, como en la Semana Santa de la riada en Tenerife, su ingenio y solidaridad salvaron el coche de Fernando Menis y el mío de caer al mar, un reflejo de su carácter único.

Ella entendió que la arquitectura no era mercancía, sino cultura y prestigio. Trabajó por el reconocimiento de los demás, eligiendo a sus discípulos entre los mejores creadores de espacios públicos y urbanos, aprendiendo de ellos tanto como ellos de ella. Su visión adelantada y su instinto para descubrir talentos permanecen como parte esencial de su legado. El 20 de abril de 2025, nos dejó una galerista extraordinaria, una amiga entrañable y una mentora incomparable, pero su obra y su impacto seguirán vivos en las mentes, los proyectos y las ciudades que ayudó a construir. Y en la galería que ahora dirigirá su marido, pareja y partner intelectual, Hans Jurgen, a quien le deseamos lo mejor.

Dulce Xerach es abogada y doctora en Arquitectura

Tracking Pixel Contents