Luis Martínez-Siculna, Federación Española de Municipios: «El Estado nos envía a los migrantes sin avisar»

Participa mañana en las jornadas MigradMI, en las que expertos en migraciones y alcaldes reflexionarán sobre los retos de la gestión municipal de la inmigración

Luis Martínez-Siculna, secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias.

Luis Martínez-Siculna, secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias. / José Carlos Guerra

Las Palmas de Gran Canaria

¿A qué retos se enfrentan los municipios con respecto a la gestión de las migraciones?

Las entidades locales son la puerta de entrada de los migrantes al mundo de las administraciones públicas. Nuestras competencias en esta materia son muy reducidas, pero somos responsables de la asistencia social, lo que incluye la integración de los migrantes. Tenemos que hacer frente a la necesidad creciente de integración de los migrantes y muchos ayuntamientos no tienen capacidad financiera para ello. Desde la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) llevamos tiempo reclamando un nuevo sistema de financiación local porque, en los últimos 20 años, el nivel competencial ha aumentado y los servicios que se prestan a los ciudadanos cada vez son más costosos. Por otra parte, reclamamos al Estado más coordinación entre los diferentes niveles administrativos a la hora de gestionar la inmigración. Un ejemplo concreto es que cuando se deriva a un grupo de migrantes a otra localidad, no se avisa antes a los alcaldes para que puedan preparar todo lo relativo a su integración y atención. 

¿Qué beneficios aporta la migración a los municipios?

El beneficio de la llegada de migrantes a los municipios es evidente que en términos económicos. Están cubriendo muchos puestos de trabajo que los nacionales españoles no pueden cubrir y hacen una aportación real a la economía española. Creo que es radicalmente falso que estén privando de puestos de trabajo a los nacionales españoles, más bien ocupan los empleos que los españoles no quieren. Más allá del aspecto puramente economicista, una sociedad culturalmente diversa y capaz de integrar todo el caudal de energía, va a ser una sociedad más fuerte y cohesionada. En ese sentido, creo que España es un ejemplo de integración.

Desde el punto de vista de la natalidad, ¿valoran la migración como una solución para los municipios de la España vaciada?

La aportación de las madres de origen no español cada vez es mayor y eso, en parte, palía la caída de la natalidad. Si bien es cierto que la segunda o tercera generación de la población migrante ya se adapta a los modos de vida del país y modera el número de hijos. La natalidad es un reto global, que requiere una respuesta global. Me refiero a aspectos como la conciliación o la mejora de las ayudas. Lo que no puede ocurrir es que la llegada de migrantes merme las ayudas públicas a las que acceden los españoles. Esa es la clave para evitar todos los discursos de odio que puede calar en determinados sectores. 

Gran parte de la labor de inclusión de los migrantes recae sobre los ayuntamientos. ¿Qué peligros conlleva no gestionarla correctamente?

No hacerlo bien conlleva que se puedan generar conflictos de convivencia. Incluso, en cuestiones muy sencillas como la gestión de los espacios urbanos comunes. Para evitar esto hay buenas prácticas en ayuntamientos que están apostando por impulsar planes de convivencia o por la creación de oficinas de orientación. Los mediadores interculturales realizan una labor inestimable al resolver y atajar esos problemas que, no son muchos, pero no hay que negarlos. Es esencial que la integración se realice y se aborde de forma conjunta por todas las administraciones y que se den recursos a los ayuntamientos, como primera administración que tiene que hacer frente a la llegada de los inmigrantes.

¿Desde la FEMP se generan sinergias entre municipios sobre la gestión de las migraciones?

No estamos parados. Impulsamos iniciativas para favorecer y proporcionar herramientas, conocimientos y buenas prácticas para que la integración social de los migrantes sea un éxito. Ejemplo de ellos es que trabajamos con una red de ciudades interculturales, que es una iniciativa del Consejo de Europa, cuyo objetivo es fomentar la convivencia en municipios con una alta diversidad cultural. También apoyamos la creación de las oficinas municipales de orientación a inmigrantes y los planes municipales de convivencia.

En junio, firmaron un acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para mejorar la vida de las personas refugiadas. ¿Qué proyectos se han puesto en marcha a raíz de ese convenio?

Trabajamos con Acnur y el Comité Olímpico Español para utilizar el deporte como una herramienta más de inclusión. Queremos facilitar que las personas refugiadas tengan un acceso fácil y gratuito a las instalaciones deportivas municipales. De momento lo estamos llevando a cabo como piloto en Málaga, San Martín del Rey Aurelio (Asturias) y Torrejón de Ardoz (Madrid).

Desde el municipalismo se entiende la migración como algo positivo. ¿Las administraciones superiores hacen lo mismo?

La inmigración es, sobre todo, un dato objetivo. Es una realidad que tenemos que manejar. Tiene aspectos positivos y tiene aspectos que, si no se abordan de la manera correcta, pueden derivar en un problema de futuro. Hay que poner por delante las necesidades de integración social de los migrantes y entender que lo que buscan en nuestro país es un futuro.

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