Crisis migratoria | Marie Louise Ndiaye Periodista senegalesa especializada en migraciones y residente en Canarias

Marie Louise Ndiaye, periodista senegalesa: «La inversión para blindar la costa africana no sirve de nada»

Marie Louise Ndiaye dejó su trabajo estable en Senegal para dedicarse a sensibilizar a los senegaleses sobre los peligros de la migración irregular

En mayo estrenará la segunda parte de su documental sobre la ruta canaria: ‘Tras las huellas del emigrante’

Marie Louise Ndiaye

Marie Louise Ndiaye / Sidy Talla, Eyelit Studio

Las Palmas de Gran Canaria

¿Cómo se ve la migración irregular desde la otra orilla?

Una persona sin preocupaciones en la vida no puede entender a los migrantes, porque nunca se han visto ante dificultades similares a las que tienen estos jóvenes. ¿Se imaginan el estado de ánimo de quien sube a un cayuco sabiendo que puede morir? ¿Se imaginan el nivel de desesperación que puede tener? La mayoría de las personas que se embarcan luchan por sobrevivir cada día. En su mayoría, solo pueden permitirse una comida al día. Ven en la emigración una forma rápida de salir de la pobreza o de huir de un conflicto. Si después de muchos meses de duro trabajo pueden reunir 600 o 1000 euros -o más-, van a por el cayuco. Ven en la emigración una forma de cumplir un sueño que en su país no pueden cumplir. A muchas mujeres les cuesta entender a las madres que se atreven a viajar en esas condiciones con su bebé. Pero esas madres que asumen el riesgo solo piensan en una cosa: dar un futuro a su hijo. Las autoridades senegalesas han conseguido frenar la salida de cayucos blindando el litoral y con una retórica patriótica, animando a los jóvenes a quedarse para desarrollar el país. Aunque algunos han abandonado sus planes de migrar, otros llegan hasta Mauritania o Marruecos para llegar a Europa.  

¿En Europa se llega a entender el contexto del que huyen los migrantes africanos?

Una parte de la sociedad considera a los migrantes como invasores. Con el auge de la extrema derecha, la retórica es cada vez más agresiva. Si estos migrantes tuvieran una pequeña posibilidad de éxito en sus propios países, no dejarían a sus familias para embarcarse. Huyen de la miseria, la guerra y la inestabilidad. A veces visito hogares de migrantes que han muerto en el mar o han desaparecido. Al ver las condiciones en las que viven, el nivel de pobreza y miseria, me pregunto cómo se las arreglan para salir adelante. Los que suben a un cayuco no son delincuentes, lo único que quieren es trabajar y ganarse la vida dignamente. Una mano de obra que muchos países necesitan.

¿Cree que la UE aborda la migración desde el prisma correcto?

No. La política europea se centra más en la vigilancia de las costas que en ofrecer oportunidades. Hace años que se utilizan los mismos métodos y el fenómeno persiste. Es hora de replantearse su enfoque.  Si Senegal consigue controlar sus costas pero Mauritania no, el punto de partida solo cambiará. La inversión para blindar la vigilancia costera de los Estados africanos no sirve de nada. Esos fondos habrían tenido más impacto si se hubieran inyectado en proyectos de formación y creación de empleo

¿Ve factible que la UE abra vías seguras y legales para evitar muertes en el mar?

Sí, la Unión Europea puede, pero ¿quiere? El rechazo masivo de visados es una de las causas del aumento de la emigración irregular. No vamos a dictarles qué cuota quieren en su país, pero al cerrar la puerta legal a Europa, la UE está abriendo la ilegal. La Unión Europea debería revisar su política de concesión de visados Schengen. La emigración circular también es una gran idea. Si se gestiona adecuadamente, los jóvenes pueden venir a trabajar por un tiempo y volver a casa al final de la temporada. Ganan dinero, adquieren experiencia y regresan. Lo prohibido es un sueño. Y si los jóvenes se fueran a Europa sin estas dificultades, se encontrarían con la realidad y no querrían quedarse. Pero insisten porque Europa sigue siendo para ellos un mito. Los que vienen ilegalmente se ven obligados a quedarse porque no pueden regresar a sus países sin papeles legales. En consecuencia, se convierten en una especie de carga para los países de acogida, porque mientras están en un país se benefician de las ventajas de trabajar ilegalmente sin que sus ingresos sean gravados.

En Canarias hay cerca de 6.000 niños migrantes bajo la tutela del Gobierno regional. Desde hace más de un año, Canarias pide ayuda, pero sigue sin una solución. ¿La política está mercadeando con niños vulnerables?

Yo no sería tan drástica con el uso de niños vulnerables, pero la política tiene un lado insensible. Si todo el mundo se dijera que esos niños podría ser los suyos, la actitud sería diferente. Es una verdadera lástima que en un año se haya logrado una solución

¿Qué mensaje llega a la juventud africana sobre las migraciones a través de los medios de comunicación y las redes sociales?

Con las medidas que se están tomando en países como Francia, Italia o Estados Unidos, el mensaje es claro: «ya no les queremos». Pero los jóvenes que llegan a Europa cuelgan fotos en sus redes y envían selfis a sus amigos en África de su llegada o de cuando están en los centros, pero nunca publican las imágenes de cuando están cansados o tienen problemas. Esto alimenta la tentación de querer venir. Además, los medios de comunicación europeos solo muestran lo que brilla en Europa y les hacen soñar. Por eso, en mi documental, quiero mostrar la verdadera realidad de la emigración, para que los que vienen sepan que tienen una vida mejor en su país. Muchos se arrepienten una vez que llegan a Europa.

¿Cómo va el proyecto de su documental sobre la migración en Canarias?

El documental Tras las huellas del emigrante tiene tres partes. La primera, El infierno del viaje –rodada entre Senegal, Canarias y Francia–, se estrenó en mayo de 2024. El objetivo era mostrar las razones por las que los jóvenes se arriesgan y lo que ocurre durante el viaje. Hablamos de los fracasos, los muertos, los desaparecidos y las llegadas. La segunda, aún en rodaje, abordará la realidad una vez llegan a Canarias, que es cuando verdaderamente conocen las dificultades a las que se tendrán que enfrentar. Se emitirá en la televisión nacional senegalesa y espero que sea en mayo de este año. El último bloque tratará sobre la vida de los migrantes en Europa. El proyecto está en marcha, pero el presupuesto de producción es alto y lo tengo que financiar con mis propias investigaciones como freelance.  

A lo largo de sus años de investigación se habrá encontrado con cientos de historias de migrantes. ¿Hay alguna que le haya marcado especialmente?

La emigración es un tema cargado de emociones y especializarse en ello es vivir el drama a diario. En los últimos 10 años, todas las historias que he recogido me han dejado una huella imborrable. Me impresionó Kalil, que vio cómo una madre se caía de una camioneta en mitad desierto libio antes de ser abandonada por los contrabandistas ante los gritos de su bebé en el vehículo. Pero la que nunca se me va de la cabeza es la de Modou Diop, un pescador de Bargny (Senegal), cuyo cayuco volcó en Mauritania y muchos migrantes murieron. A bordo iba un bebé de menos de un año y recuerda que estuvo acurrucado en sus brazos durante gran parte del viaje. El día después del vuelco, al amanecer, Modou vio a la madre con su niña en brazos mientras se balanceaba junto a la hoguera. Cuando le preguntó cómo estaba, ella sollozó: «La pequeña se ha ido, ha muerto». Es una secuencia que me rompe el corazón cada vez que pienso en ella.

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