Partidos políticos

Un goteo de disidencias desangra las bases de Vox en el Archipiélago

El abandono de una diputada y seis ediles pone en peligro la estabilidad del proyecto "piramidal y dictatorial" de Santiago Abascal en las Islas

La exdiputada de Vox Marta Gómez conversa con el portavoz parlamentario, Nicasio Galván, en una imagen de archivo.

La exdiputada de Vox Marta Gómez conversa con el portavoz parlamentario, Nicasio Galván, en una imagen de archivo. / María Pisaca

Salvador Lachica

Salvador Lachica

La primera crisis de Vox en Canarias sucedió apenas un mes después de su sorpresivo éxito electoral en los comicios municipales y autonómicos de mayo de 2023: desavenencias internas entre la dirección provincial tinerfeña y los candidatos al Congreso de los Diputados en la convocatoria del 23J dejaron a los conservadores radicales sin lista electoral y, por ende, sin representación en la Cámara Baja.

Dieciocho meses después de aquel suceso nunca suficientemente explicado por la cúpula dirigente ha habido uno nuevo que ha encendido las alarmas en la formación ‘esmeralda’: la fuga al PP de José Antonio Penichet, ‘mano derecha’ del representante de Vox en el Congreso de los Diputados, Alberto Rodríguez Almeida, que a su vez es el ‘hombre fuerte’ de Santiago Abascal en las Islas.

Entre ambos hitos, la formación ultra ha afrontado las huidas de la diputada Marta Gómez -"no me metí en un partido para rendir pleitesía, no soy servil y no puedo estar en un partido piramidal donde todas las iniciativas vienen bajo mandato nacional"-; la concejalas de Telde Janoa Anceaume -"me siento alejada del espíritu que me ilusionó y creí que era posible desarrollar"- Rosa Altafaj en Ingenio -"Vox no quiere a gente que trabaje, quiere a títeres"- y los concejales de Teguise, La Laguna, Agüimes y Santa Cruz de Tenerife, Ginés González, José Manuel Brito, Roberto Martínez y Juan Manuel Hermoso, respectivamente, bajo una misma justificación: serias discrepancias "con la manera de tratar los asuntos municipales desde la dirección regional y nacional del partido".

El ‘goteo’ no parece que vaya a disminuir si se tiene en cuenta lo que la ahora diputada no adscrita avanzó el pasado mes de octubre, cuando dio el ‘portazo’ a los de Abascal en las Islas: "hay más gente como yo y va a haber más movimiento de personas descontentas". Todas las miradas apuntan en dirección a Fuerteventura, donde la dirección provincial que timonean Nicasio Galván y Rodríguez Almeida cerró la sede del partido que lidera en esa isla Miguel Felipe Rastrero, el único concejal de Vox en Puerto del Rosario y que votó en contra de que el Gobierno canario permitiera a la empresa Tenáridos S.L. buscar tierras raras en el municipio, una postura en las antípodas a la defendida por Vox en el Parlamento, que en el hemiciclo regional defiende en solitario la explotación de esos recursos.

Los críticos apuntan a una estructura que impone las decisiones de la dirección nacional

La primera crisis tuvo lugar en 2023, cuando no pudo presentar lista electoral al Congreso por la provincia tinerfeña

El foco de las críticas de quienes abandonan Vox en el Archipiélago es siempre la misma: una estructura dictatorial encerrada en sí misma, que no se relaciona con la militancia y cuyas decisiones no se toman en las Islas, pues ha sido la cúpula nacional la que ha nombrado "a dedo" a Rodríguez Almeida, Galván, Victoriano Lozano o Paula Jover, que han obviado desde 2023 llevar a cabo reuniones con militantes y cargos públicos de Vox en las distintas instituciones. 

Los ‘partidos de aluvión’ creados de forma rápida para atraer a sus siglas a personas que lo estructuren para poder presentarse a las elecciones con un mínimo de éxito suelen tener los cimientos infectados de ‘aluminosis’, lo que provoca grietas en el hormigón que ponen en peligro la estabilidad de la formación política. Le pasó a la izquierda radical de Podemos -ahora inexistente en el Parlamento canario y con solo cinco diputados en el Congreso- a los centristas de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y a los liberales de Ciudadanos (Cs) -desaparecidos ambos del panorama político español- y le está ocurriendo al ultraconservador Vox en las Islas como consecuencia de las luchas internas que están desangrando a estas siglas en el resto de España.

Aunque todo empezó con el abandono de Macarena Olona tras el gran fracaso de Vox en las elecciones andaluzas de 2022, la marcha el pasado mes de octubre de Rocío Monasterio -la arquitecta del partido en Madrid- siguiendo los pasos previos de su marido, Iván Espinosa de los Monteros -que fuera portavoz de Vox en el Congreso y mano derecha de Abascal hasta agosto de 2023- volvió a poner sobre la mesa la crisis interna del partido ‘esmeralda’ y la progresiva ‘bunkerización’ de su líder fundador y de su núcleo duro hacia las posiciones más radicales que encarna el eurodiputado Jorge Buxadé, máximo representante del sector ultraconservador y ultracatólico, frente a las neoliberales de Espinosa de los Monteros y Monasterio. Aunque en el microcosmos del partido también hay excepciones, como Javier Ortega Smith, insigne miembro de la vieja guardia que ya está desdibujado, o Carla Toscano, una de las diputadas más ultras y declarada ultracatólica que abandonó su escaño a principios de 2024.

Guerra de poder

Esa guerra de poder tuvo sus daños colaterales en Baleares, cuando dimitió en bloque la dirección del grupo parlamentario tras fundar una asociación política al margen, Galicia –división por la designación de Álvaro Díaz como candidato a la presidencia de la Xunta, que se agravó con el resultado de los comicios- y Extremadura -el único consejero ultra desobedeció a Abascal y se quedó en el Gobierno de María Guardiola-, además de Madrid, donde la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso convirtió en irrelevante a Vox.

Ese núcleo duro de Abascal es el que ‘ordena y manda’ en las Islas y el que ha colocado al frente del timón a Rodríguez Almeida y a Carmen Rosa Expósito -supernumerarios del Opus Dei- aunque el cargo de presidente provincial recayó en Galván como ‘cara visible’ para suplir las largas ausencias del verdadero líder que, además de concejal del Ayuntamiento de Las Palmas, es diputado en el Congreso y reside en la localidad madrileña de Majadahonda.

Aunque no son éstas las únicas imposiciones de la cúpula madrileña que critica el cada vez más numeroso grupo de disidentes. Un ejemplo es el de la actual asesora del grupo parlamentario, Ascensión María Gómez Lorente, que hasta julio era la directora general de Interior, Calidad y Simplificación Administrativa del Gobierno de Murcia que preside Fernando López Miras (PP) hasta que Abascal decidió romper.

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