Pleno del Parlamento de Canarias | A vista de guirre

Esperando a Clavijo

Después de una respuesta de De León, Santana se metió un dedo en la boca, quizás para comprobar que no había perdido ningún diente

La consejera de Sanidad, Esther Monzón, charla con el diputado socialista Miguel Ángel Pérez del Pino.

La consejera de Sanidad, Esther Monzón, charla con el diputado socialista Miguel Ángel Pérez del Pino. / Andrés Gutiérrez

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Santa Cruz de Tenerife

Fernando Clavijo había excusado su asistencia al pleno parlamentario de ayer, comprometido por las visitas a Marruecos y al presidente del Gobierno español, y eso significa una convocatoria con menos tensión y morbillo que lo habitual. También fue una suerte porque el PSOE tenía unas ganas incontenibles de atormentar al presidente con la penúltima gansada del PP, esa memez de levantarse sin haberse sentado del todo de la mesa de negociación para la reforma de la ley de extranjería.

Dicen –este cronista no ha podido comprobarlo – que, en efecto, el presidente Clavijo pasó el pasado fin de semana controlando, casi tibetanamente, una cólera hirviente contra el Partido Popular. O, para ser más precisos, contra la dirección nacional del PP, porque fueron Tellado, Gamarra y otros notables los que decidieron romper por un motivo tan estúpido como la carta de Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, no los conservadores canarios, que no decidieron nada al respecto, y han tenido que comerse la decisión con papas agusanadas, e incluso defenderla.

Comenzó la sesión plenaria, por tanto, con una casi asombrosa puntualidad, y con Manuel Domínguez, vicepresidente y consejero de Economía del Gobierno autonómico, al frente del banco azul. La socialista Tamara Raya le preguntó enseguida a Domínguez sobre un órgano ligeramente quimérico, el flamante Consejo de Productividad, que avanza a la tumultuosa velocidad de un ciempiés. La señora Raya, a los veinte segundos, comenzó a divagar con ocurrencias ciertamente extrañas. «Si se han invertido miles de millones de euros en el sector hotelero en Canarias durante años, ¿cómo puede ser baja la productividad, por qué se invierte entonces? Los datos no casan…» Es inevitable quedarse pasmado. La United Fruit invertía mucho en la Guatemala de 1940, que era uno de los países -y sigue siéndolo– de más baja productividad de América Latina. No existe ninguna relación causal y excluyente entre inversión en un sector y productividad de un sistema económico, y más exactamente, de la productividad total de los factores. Pero en fin.

Después llegó el turno de Nira Fierro, apocalíptica y farandulera, que aprovechó una pregunta sobre la situación de la educación pública en Canarias para lanzar un diluvio de descalificaciones, sarcasmos y menosprecios sobre el PP y Domínguez por haber abandonado los conservadores la negociación de la reforma de la ley de extranjería. El vicepresidente observó en su respuesta que como Fierro no parecía interesada realmente en materia educativa, no pensaba responderle. Y se sentó tranquilamente en su escaño. Después Casimiro Curbelo hizo su pregunta quincenal y el pleno entró en nirvana durante diez minutos.

A partir de ahí comenzó una cruel retahíla de preguntas a diversos consejeros del Gobierno autónomo que, como es habitual, sus señorías aguantaron estoicamente. La cosa se aligeró un fisco por la ausencia del diputado de la Agrupación Herreña Independiente, Raúl Acosta, de baja por enfermedad. Marta Gómez, la exdiputada de Vox, ahora diputada no adscrita, ha ido a sentarse en la proximidad de la derechita cobarde, es decir, del PP. Fue saludada con cierta efusión por varios cargos y diputados de la mayoría parlamentaria.

Entre otras preguntas pueden consignarse la de Gustavo Santana, al que le dolió mucho que la mayoría no le permitiera debatir una proposición de ley para mejorar la situación laboral de las camareras de piso. «Usted», le dijo a la consejera de Empleo y Turismo Jessica de León, «ponen por encima la libertad de empresa y debajo la salud de los trabajadores». De León fue delicadamente destructiva. Le recordó a Santana, exdirigente de UGT y exviceconsejero de Empleo, que mientras estuvo en la poltrona gubernamental no hizo nada por las camareras de piso durante cuatro años. La consejera explicó que ahora mismo varios equipos de técnicos en riesgo laborales están visitando 228 hoteles y apartamentos para elaborar un informe sobre los riesgos ergonómicos y los costes psicosociales que enfrentan a diario las camareras de piso a fin de modificar el decreto 142/2010. «Pero estos cambios se harán sobre estudios técnicos y de la mano de patronal y sindicatos, y no por un político oportunista». Santana se metió brevísimamente un dedo en la boca, quizás para comprobar que no había perdido ningún diente.

La diputada del PP Sonsoles Martín se preocupó por la situación del Hospital Veterinario de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, aunque desde la tranquilidad, porque le constaba por parte de la consejera Migdalia Machín «un gran amor por los perros grancanarios». Guau.

Javier Nieto, de Vox, preguntó sobre el plan de invierno de prevención de incendios, y en ese momento una decena de diputados, como mínimo, salió a desayunar. La socialista Alicia Pérez explicó los sufrimientos actuales de la juventud canaria, que no puede desarrollar un proyecto vital propio, no como durante el Gobierno de Ángel Víctor Torres, cuando pibes y pibas sabían que podrían llegar a cualquier cosa en este mundo. La señora Pérez ensayó un titular ingenioso: «Esto no es país para jóvenes». Sin duda su propia juventud la salvó de un ictus.

Elena Máñez volvió a escandalizarse – y no le falta un pisco de razón- por el convenio de colaboración entre la administración autonómica y los cabildos insulares para la prestación de servicios a personas en situación de dependencia.

Yone Xerach Caraballo preguntó sobre el cumplimiento de los plazos en el proceso de estabilización del personal médico del Servicio Canario de Salud, la consejera Esther Monzón se mostró optimista y su señoría muy escéptico.

Miguel Ángel Pérez, que cada vez recuerda más a Sebastián Franquis, preguntó cabreado a la señora Monzón por la celebración y organización de un congreso de recursos humanos en el sector de la salud. No le gustó la respuesta y regaló a la Cámara varios aspavientos. Al ser aludido en la respuesta Caraballo pidió la palabra, pero la presidenta de la Cámara, Astrid Pérez, se la negó. El diputado de Nueva Canarias se la quedó mirando, estupefacto:

-¿Qué no tengo la palabra? ¿Cómo?

La democracia parlamentaria y burguesa tiene esas cosas que seguramente el señor Caraballo metabolizará antes de finalizar la legislatura. O no.

Las comparecencias más interesantes fueron tres. La primera, un torneo de la consejera de Hacienda y Relaciones con la UE, Matilde Asian, con los dos grupos de la oposición. La canarista Esther González, a través de videoconferencia, se esmeró explicar a la consejera durante varios minutos que el Gobierno regional no tenía política presupuestaria. Con una venenosa modestia Asian le recordó que la mayoría salida de las urnas en mayo de 2023 solo había podido presentar un presupuesto, el vigente, pero que entregaría puntualmente el de 2025. Fue casi chistosa la insistencia de la diputada González en repetir que el Gobierno había dejado sin invertir cientos de millones de euros al finalizar 2023 porque, como es obvio, el Gobierno de Torres había gobernado hasta julio de dicho año, con lo que las responsabilidades, al menos, estaban compartidas.

El diputado socialista Hernández Cerezo es como un pibe que insistiera una y otra vez en meter un dedo en un enchufe, en su caso, intentar desconcertar con críticas fulminantes a la consejera de Hacienda. Hernández Cerezo abundó también en los errores y contradicciones en los presupuestos generales de la Comunidad y compartió la idea de que no tenía política presupuestaria definida. A la señora Asian le bastó recordar -o casi– que el gobierno de Pedro Sánchez estaba gestionando España con los presupuestos de 2023 prorrogados y que no existen garantías que pueda sacar adelante los de 2025. Como política presupuestaria, vino decir la consejera, no parece muy brillante, por no hablar de sus efectos perniciosos en el diseño en condiciones de semioscuridad de las cuentas públicas de las Comunidades autónomas para el próximo año

La diputada Socorro Beato hizo una de sus mejores intervenciones en la exigencia al Estado para que cumpla el protocolo firmado en materia de inversiones en obras hidráulicas, incluido en la agenda canaria pactada entre CC y el PSOE. La diputada socialista Nayra Alemán volvió a sacar el comodín de que los de CC son unos pedigüeños que querían sacarle perras a Pedro Sánchez, como si el presidente no tuviera otras cosas que hacer. Es sorprendente que los socialistas insistan en esta línea argumentativa. Pedir un cupo como modelo de financiación es razonable; exigir al Estado en unas islas con déficit hídrico y problemas de abastecimiento y distribución las inversiones estratégicas imprescindibles, casi un acto de pordioserismo. Beato explicó que el compromiso inversor de la administración del Estado en obras hidráulicas de interés estratégico no es opción de un gobierno, sino una obligación inscrita en el bloque legislativo constitucional.

La comparecencia de Candelaria Delgado sobre la evolución de la situación de menores migrantes no acompañados reprodujo la actitud cizañera y ruin del PP y el PSOE al respecto, con insinuaciones torticeras de Máñez sobre maltrato a menores. Y eso sin que el Gobierno socialista haya puesto un mísero euro en 2024 para mantener y fortalecer la red de acogida levantada por el Gobierno canario. Máñez demostró su excepcional cuajo parlamentario y, para vergüenza de todos, fue muy aplaudida por los suyos.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents