El bloqueo de la senda de estabilidad amenaza con frustrar el presupuesto de Canarias

Pocas veces habrán tenido los técnicos de la Consejería de Hacienda tantas incógnitas de cara a la elaboración de los presupuestos de la Comunidad Autónoma. Con la solidaridad interterritorial en entredicho por el concierto fiscal acordado por el PSOE y Esquerra, un pacto asumido y defendido por el Gobierno de Pedro Sánchez que implicaría que Cataluña recaudase y gestionase todos los tributos en su territorio –lo que a su vez conduciría a subir impuestos o a contar con menos fondos para redistribuir, con las regiones más pobres como grandes damnificadas–, este martes apareció otra piedra en el camino. El Ejecutivo central decidía retirar la senda de estabilidad de la tramitación parlamentaria en las Cortes una vez constatada, de nuevo, su debilidad en el Congreso, donde no cuenta con la mayoría necesaria para sacarla adelante. Y el aleteo de la mariposa en Madrid se sintió como un huracán en el Archipiélago, y más en concreto en los pasillos de la Consejería de Hacienda y del Parlamento de Canarias, donde la responsable de las finanzas isleñas, Matilde Asián, comparecía en la sesión de control al Gobierno. No en vano, la senda de estabilidad es ese documento, vinculante, en el que se fijan los objetivos de déficit y de deuda y también la regla de gasto. Ingredientes necesarios, casi imprescindibles, para que las comunidades autónomas, y el Estado mismo, puedan elaborar sus presupuestos con garantías.

La votación de la senda de estabilidad debía celebrarse este jueves, pero el Ejecutivo de Sánchez no ha sido capaz de convencer a sus socios de Junts, el partido liderado por el prófugo Carles Puigdemont, para que la apoyen, con lo que no le ha quedado más remedio que retirarla, ganar tiempo y buscar los votos que le faltan allí donde buenamente puedan, esto es, en la bancada del PP. Por eso la portavoz del PSOE canario en la Cámara Baja, Dolores Loli Corujo, quiso presionar a los populares isleños al recordarles que si votan en contra del «techo de gasto», la Comunidad Autónoma perdería «421 millones» para sufragar sus servicios públicos. En todo caso, senda de estabilidad y/o «techo de gasto» son responsabilidad del Gobierno central, sustentado por una mayoría pretendidamente progresista de la que Junts se desmarca. Los de Puigdemont solo darán el sí a los compromisos de deuda/déficit y a la regla de gasto si sacan réditos, en exclusiva, para Cataluña. Sin embargo, todos los reproches que este martes lanzó la portavoz del Gabinete de Sánchez, Pilar Alegría, tras la reunión del Consejo de Ministros fueron para un PP que asegura que nadie del Gobierno les ha llamado para que voten a favor de la senda de estabilidad, lo que de paso sacaría del atolladero al Ejecutivo estatal. Se entiende así por qué desde los escaños de los populares en el Parlamento de Canarias se acusaba a los socialistas de dejar los próximos presupuestos autonómicos –con todo lo que ello implica– al albur de lo que ocurra en Suiza. ¿Por qué en Suiza? Pues porque hasta allí, hasta Ginebra, se desplazó el viernes una delegación del PSOE para reunirse con Junts.

La propia Asián sacaba a colación al país helvético mientras lamentaba la nueva piedra en el camino hacia la elaboración y aprobación de los presupuestos para 2025. Aún hay tiempo para que el Ejecutivo nacional reactive la senda de estabilidad en el Congreso y o bien convenza a Junts o bien el PP le resuelva la papeleta, y en esta última hipótesis hay que tener en cuenta que las comunidades donde gobiernan los populares, entre ellas las Islas, se verían perjudicadas si no se aprobase la senda, con lo que la posibilidad de que el PP le lance un flotador in extremis al Ejecutivo central no es descartable.

De cualquier manera, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, aprovechó una pregunta del diputado Casimiro Curbelo para garantizar que la Comunidad Autónoma «va a tener presupuestos en 2025». Es más, para afirmar que los tendrá «en tiempo y forma». Contra viento y marea, aunque cosa distinta será, claro, el mayor o menor grado de certidumbre que puedan tener unas cuentas públicas elaboradas con tantísima falta de información y premura. No obstante, Clavijo se permitió ironizar: «Por lo pronto, y no es poco para lo que vemos en el Estado, vamos a tener presupuestos».

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