Crisis migratoria
La letal ruta canaria: "dispararon cuando estábamos en la zódiac"
La oenegé Caminando Fronteras denuncia el uso de la omisión del deber de socorro en el mar como "instrumento de control migratorio".
"Cogí la documentación del chico muerto, tenía un pasaporte maliense, la cogí para saber quién era y poder decirlo a su familia".

C. A. C.
El 25 de mayo, Caminando Fronteras recibió la alerta de que una neumática estaba cerca de Gran Canaria y avisó a las autoridades. Horas después se confirmó el rescate y los supervivientes, 25 hombres, diez mujeres y ocho niños, relataron que habían recibidos disparos a pie de playa en El Aaiún. A pesar del testimonio, no se les trató como víctimas de una tragedia, según denuncia la oenegé en su informe Derecho a la Vida. Al día siguiente, dos personas fueron hospitalizadas y los médicos constataron heridas de bala. «Empezaron a disparar cuando estábamos en la zódiac, conté hasta cuatro ráfagas, sonaba pun, pun, pun. Era terrible, a mi lado había un chico, se agarró a mí, y caí con él al agua. Estábamos cerca de la playa, no sé cómo me salvé. En la orilla vi al chico que se había agarrado a mí, estaba muerto. Nos habían tirado como si no fuésemos nada. Cogí la documentación del chico muerto, tenía un pasaporte maliense, la cogí para saber quién era y poder decirlo a su familia, y también cogí su teléfono, pero la gendarmería marroquí me quitó todo. Nos detuvo y acabó tirándonos al desierto», declaró un superviviente que no pudo acceder a la neumática y con el que contactó Caminando Fronteras.
«Vemos el avión, lo vemos lejos, por favor»
«Vemos el avión, lo vemos lejos, por favor». Este fue uno de los últimos mensajes que Caminando Fronteras escuchó cuando se comunicaba con una neumática en la que viajaban 44 hombres, 13 mujeres y ocho niños. Salieron desde Tan Tan y llevaban dos días en el mar. La oenegé alertó a las autoridades y envió las coordenadas recibidas desde la embarcación. Comenzaron las labores de búsqueda, pero horas después los medios aéreos abandonaron la zona. Al día siguiente, el 6 de febrero, las autoridades informaron de que habían conseguido una segunda posición, a 75 kilómetros de Lanzarote. Ni esa noche ni durante la mañana se reactivó la búsqueda. Las autoridades insinuaron que la geolocalización enviada por WhatsApp desde la barquilla había sido manipulada por alguien en tierra. El día 8 recibieron un último mensaje de los náufragos diciendo que estaban a la deriva. Finalmente, el 12 de febrero un pesquero marroquí rescató a 31 supervivientes, más de una semana después de zarpar. 34 personas fallecieron y sus cuerpos quedaron en el mar. El padre de unas gemelas relató a la oenegé días más tarde cómo le explicaron que habían las niñas y su mujer en esa neumática. «De hambre, de frío, mientras la corriente les arrastraba», dijo totalmente hundido.

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«Cuando llegue llamará, ¿verdad?»
M. se puso en contacto con Caminando Fronteras el 17 de octubre para pedir información sobre el cayuco en el que viajaba su sobrino. Era una embarcación con 80 personas a bordo que había salido diez días antes desde Nuakchot, Mauritania. M. vive en España, y por ello toda la familia le pedía que intentase obtener información sobre si su sobrino se encontraba con vida o no. Desde la oenegé alertaron a las autoridades y, tras comprobar que ninguna de las llegadas de cayucos mauritanos de aquellos días se correspondía con la embarcación en la que viajaba la persona desaparecida, trasladaron la información a la familia. Desgraciadamente, apunta Caminando Fronteras en el informe Derecho a la vida, muchas veces hay gente que se aprovecha de la vulnerabilidad de las familias y les ofrece información falsa a cambio de dinero, o les estafan haciéndoles creer que sus seres queridos siguen vivos. «No ha llamado todavía, pero cuando llegue llamará, ¿verdad? ¿No puede ser que esté en prisión ni nada así? La familia no sabe qué pensar, me piden que averigüe cosas pero no sé qué decirles», declaró desesperada la tía del desaparecido.
36 días en el océano Atlántico
El 20 de julio un grupo de familias contactaron con Caminando Fronteras con la esperanza de poder tener alguna noticia de sus seres queridos, que habían salido desde Fass Boye (Senegal) hacía diez días a bordo de un cayuco. Confiaban en que hubieran sido rescatados y, si no era así, estaban esperanzados de que fueran localizados en los siguientes días. La oenegé comenzó a hacer seguimiento de esa alerta y trasladaron la información a los servicios de rescate. El día 23 las familias volvieron a contactar asegurando que había personas en España, que el cayuco había llegado y algunos de los supervivientes habían contactado con sus seres queridos. Sin embargo, se trataba de información falsa que, en situaciones como esta de máxima preocupación, les llega a las familias que se aferran al deseo de que sea cierta. El 15 de agosto, el cayuco fue localizado a 240 kilómetros de Cabo Verde, y las autoridades de este país procedieron a su rescate. Tras 36 días en el océano Atlántico, solo 38 personas sobrevivieron, y siete de ellas fueron trasladadas en estado grave al hospital. Los cadáveres de siete personas fueron recuperados, 75 personas fallecieron en el mar.

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Caminando Fronteras recibió el 6 de noviembre dos alertas. En esos mensajes se explicaba que dos días antes había zarpado desde Senegal un cayuco que había sufrido un accidente. Pedían ayuda para contrastar informaciones y saber el número de víctimas de la tragedia. El equipo de la oenegé inició una investigación sobre la tragedia y pudo entrevistarse con supervivientes, autoridades y familiares. Así, pudo constatar que el cayuco llevaba siete días en el mar con 325 personas a bordo, entre las que había al menos 23 mujeres y 21 niños. En el relato, los supervivientes explicaron que cuando llegaron a la altura de Cabo Blanco, en Mauritania, encontraron un gran temporal y decidieron regresar hacia Nuadibú. El cayuco no pudo soportar el fuerte oleaje y el viento, y se produjo un naufragio. Se pudo rescatar con vida a 191 personas, entre ellas 17 mujeres y 18 niños. Las autoridades mauritanas recuperaron los cadáveres de cuatro hombres, seis mujeres y tres niños. Dos de los cuerpos aparecieron en la playa con posterioridad, y de ellos aún no se ha tenido información detallada para acompañar a las familias en búsqueda. Los supervivientes fueron repatriados por vía terrestre a Senegal. | I. D.
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