Sassy Diague: «El 85% no volvería a subirse a un cayuco hacia la UE»

Esta integrante del proyecto Xeweë habla del fuerte contraste entre lo que les cuentan y la realidad que se encuentran al llegar

Imagen de la comida ofrecida ayer por el proyecto Xeweë a migrantes en La Laguna. | | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Imagen de la comida ofrecida ayer por el proyecto Xeweë a migrantes en La Laguna. | | ANDRÉS GUTIÉRREZ / Pedro Fumero

Santa Cruz de Tenerife

Sassy Diague habla en la cocina, mientras prepara la comida de la que ayer se beneficiaron centenares de migrantes de los campamentos de Las Raíces y Las Canteras, en La Laguna. Ella es un referente en el proyecto Xeweë, que significa «bienestar». Desde este colectivo se organizan acciones para ayudar a aquellos jóvenes senegaleses que pasan por Tenerife en su ruta hacia Europa. Según Diague, el 85% de sus compatriotas no volverían a subirse en un cayuco hacia Canarias, pues les hablaron de posibilidades de prosperar que no se ajustan a la realidad una vez que están aquí.

Los padres de Sassy llegaron a Canarias en avión desde Senegal en 1990. Nadie se había planteado o atrevido a considerar entonces que entrar de forma irregular en territorio europeo en un barco de manera masiva podía ser una oportunidad de prosperar para aquellos que tenían poco que perder en sus lugares de origen o un negocio para quien organizara esos viajes.

Una vez que fue mayor, Sassy planteó a otros jóvenes migrantes compatriotas, «que no habían tenido ayuda o que la habían recibido de personas de otras culturas», por qué no se organizaban para apoyar a quienes llegan al Archipiélago desde su mismo país. Y con esa base se mantiene Xeweë.

A Diague le sorprende «que ahora llegan familias enteras y nos tiene en shock la presencia de mujeres y niños o bebés» en los cayucos. Apunta que «las mujeres se ven con la necesidad de venir porque la situación en Senegal es insostenible».

Desde su punto de vista, el 90% de los usuarios de Las Canteras y Las Raíces son de dicho país. Respecto a quienes ya están establecidos en España u otros puntos de Europa, refiere que «sufrimos, porque tenemos que afrontar los gastos nuestros y los de nuestras familias en Senegal». Recuerda que se pueden dar muchos casos de compatriotas que, del sueldo que cobran, tienen que destinar 650 euros a pagar un piso compartido, más agua y luz, a lo que hay que añadir otros productos básicos, como la alimentación. Y, de lo que les sobra, deben enviar dinero a sus seres queridos. Hacer frente a tal situación implica que muchos tengan dos trabajos, de lunes a domingo. Señala Sassy que «algunos piensan que mis compatriotas llegan para invadir España y robar trabajos, pero no es así; ocupan los empleos que la gente de aquí no quiere».

Habla sin parar de preparar la comida. Para ofrecer el banquete de ayer, recibieron aportaciones voluntarias, como 120 kilos de arroz, dos corderos o 35 kilos de pollo. El plato irá acompañado de menestra de verdudas y una salsa de diversos ingredientes, como 45 kilos de cebolla. Diague y otros compañeros suyos colaboran en la elaboración durante horas.

La última iniciativa de estas características para animar a quienes están en los campamentos se desarrolló hace dos meses. Pero la experiencia comenzó en abril, coincidiendo con la celebración del Ramadán por parte de los migrantes musulmanes.

El objetivo de los impulsores de Xeweë fue que los «chicos» pudieran romper el ayuno en condiciones adecuadas. Es decir, la única comida del día tiene que ser fuerte «y subíamos para darles lo que necesitaban», apunta Diague.

Gracias a las donaciones realizadas por alumnos o profesores de la Universidad de La Laguna (ULL) o de otros centros educativos, como el Colegio Nuryana, también de La Laguna, el colectivo puede entregar ropa a los usuarios de los campamentos. Entre esas aportaciones altruistas de ciudadanos también hay vestimenta de mujer o de bebés, que es llevada a recursos de Cruz Roja o a centros situados en el Puerto de la Cruz.

Sassy cree que todavía hay trabajo por hacer para sensibilizar a la población de Canarias y que no vean la inmigración «como algo malo». Cree que algunos ciudadanos ven la llegada de gente de África como una invasión, «pero no se pone en tela de juicio a quienes vienen de Italia o de Alemania», por ejemplo.

Pero también quiere concienciar a sus compatriotas. Por una parte, «tienen necesidad de salir de Senegal, porque el Gobierno no les da alternativas». Sin embargo, manifiesta que, «una vez llegados a aquí, hay muchos a los que no les merece la pena, porque no están suficientemente cómodos, sufren exclusión y discriminación, se sienten como la basura».

Para Diague, otro de los problemas es que «los que ya viven aquí cuentan una realidad muy idealizada de lo bien que se está; y los que acaban de llegar se tropiezan con un fuerte choque de realidad». Según sus propias encuestas, el 85% de sus compatriotas no volvería a coger un cayuco en Senegal para ir a Europa.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents