La burocracia, el bajo consumo de pescado y la falta de relevo generacional pasa factura al sector pesquero. En los últimos 15 años la flota se ha reducido en un 31% en Canarias. De los 1.130 buques pesqueros registrados en 2006, tan solo quedaban 751 en 2021, según el Barómetro de la Economía Azul en Canarias que el Centro Tecnológico de Ciencias Marinas (Cetecima) ha publicado esta semana. Por provincias, Las Palmas acapara el 51%, 383 barcos, y Santa Cruz de Tenerife el 49%, 368. Un descenso considerable en el número de embarcaciones dedicadas a la faena tradicional al que se suma la antigüedad de las que quedan a flote: 41 años, 12 más que la media nacional.
Alejandro Castro lleva más de 65 años surcando las aguas isleñas con un barco que levó el ancla por primera vez en 1975, hace hoy 48 años. Sus dos hijos, soldadores, han estado siempre vinculados a la mar y hoy también son pescadores. «Aprendieron desde que estaban en el embrión porque la madre venía conmigo», cuenta. Lamenta que pocos jóvenes quieran dedicarse al oficio, sobre todo en el barrio capitalino de San Cristóbal y en Agaete, que es donde más se nota en especial el descenso de embarcaciones y marineros en Gran Canaria.
Aunque ni las cifras ni los testimonios sean demasiado alentadores, la flota del Archipiélago es la cuarta más grande del Estado representando el 7,92% del total de embarcaciones inscritas a nivel nacional. Aportó 39,9 millones al Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad, es decir, el 0,1% del total y dio empleo a 1440 personas, al 0,18% de los canarios ocupados.
La antigüedad de las embarcaciones canarias es de 41 años, 12 más que la media nacional
Esa actividad y ese 0,1% del PIB se tradujo en 2021 en la producción de 8.623 toneladas de pescado por un importe de 30,8 millones de euros. Entre las capturas destaca un grupo dominante: los túnidos, que aportaron la mitas del valor y representaron el 46% del total. El más importante fue el patudo o atún de ojo grande que aportó 6747 millones de euros (21,8%) seguido del atún rojo o de aleta azul con 3.354 millones (10,8%), los 3.378 millones del atún blanco o bonito del norte (10,95%) y los 866.000 del lisado o bonito de vientre rayado.
«Este año está siendo malo para la pesca de túnidos», asegura David Pavón, portavoz de la Federación de Cofradías de Canarias. La temporada del atún rojo, que se abrió en marzo, se tuvo que cerrar a finales de mayo debido a que las Islas habían alcanzado la cuota que les correspondía. La gran cantidad de atunes que se concentraron cerca de las Islas provocó que se cerrara la temporada rápido y que los 31 puntos de primera línea de pescado fresco que hay se llenaran a rebozar. Un aumento de la oferta tan brusco junto a una demanda estable ocasionó la bajada exponencial de los precios.
Para evitar que se repita lo sucedido, Pavón aboga por atrasar o adelantar la temporada el próximo años, además de que la flota isleña tenga más cantidad permitida para capturar.
La burocracia de las cuotas y la regulación ha frenado de lleno la actividad del sector en los últimos años debido a que la mayoría de túnidos que antes eran libres -no había una cuota- ahora están limitados. Por ejemplo, la tuna está limitada desde 2020 y no está permitido capturar atún blanco en invierno, que era una buena época en el Archipiélago debido a la temperatura del agua.
Hay que añadir que 2023 tampoco está dando sus mejores frutos por la calidez del mar, que propicia la llegada de menos túnidos a las costas.
Si bien la temporada de atún rojo ha colgado el cartel de cerrado, no es algo que ocurra todos los años. En el mar reina la incertidumbre, por lo que hay que compensar los años malos con los buenos, una cuestión que al tener límites de pesca se vuelve más complicada.
7,92%
flota pesquera canaria
- El 7,92% de la flota pesquera de España tiene base en el Archipiélago. El 49% de estas embarcaciones corresponden a la provincia de Las Palmas y el 51% a la de Santa Cruz de Tenerife.
21,8%
patudo o atún de ojo grande
- El 21,8% de la pesca en las Islas corresponde al patudo o atún de ojo grande; el 10,95% es atún blanco o bonito del norte; y el 10,8% atún rojo o de aleta azul.
A esto se suma la geografía marina del Archipiélago. El presidente de la patronal pesquera de la provincia de Las Palmas, Gabriel Jiménez, subraya que «los túnidos en Canarias no siempre pasan por los pasillos», es decir, entre las Islas. Los atunes blancos en ocasiones se esconden en las profundidades o rodean Canarias. La pesca es artesanal y muchos barcos no pueden adentrarse más allá de las diez millas, por lo que algunos pasan años sin capturar algunas especies. ¿Problema? Para poder participar en la temporada del atún rojo o cualquier tipo de pescado, según criterios de Madrid, la embarcación debe de haber capturado dicha especie en los cinco anteriores, requisito que no cumplen algunos barcos canarios, por lo que quedan apartados, denuncia Jiménez.
Pero el relevo generacional y la maraña administrativa no es lo único que preocupa. Pese a vivir rodeados del Atlántico, los canarios son los que menos ingieren en España pescado y marisco, si bien son los primeros en atún. Así lo recoge, de forma profusa, la última macroencuesta sobre consumo de alimentos y bebidas elaborada por el Ministerio de Agricultura en 2019. El llamativo dato del pescado se sustancia en que, en cuanto al fresco, los canarios comen casi la mitad de la media nacional, con 5,32 kilos al año frente a los 10,07 de los españoles en su conjunto. Alejandro Castro lo nota especialmente entre los más jóvenes, que prefieren comprar el pescado arreglado o congelado antes que llevarlo entero y fresco.