La presencia de diputados canarios en la Cámara Baja puede servir, en ocasiones, para reflexionar sobre la identidad. Noemí Santana, diputada de Sumar, recuerda que en las Islas se perdieron las lenguas bereberes, pero hay mucho más que debatir: ¿qué papel tiene la historia del Archipiélago en el presente?, ¿cómo son vistos el acento y dialecto por el resto de españoles? El Congreso puede ser escenario para visibilizar.
La identidad canaria se sitúa en el centro del debate público a propósito del cambio de reglamento del Congreso de los Diputados para permitir el uso de lenguas cooficiales durante los debates. Con un mensaje publicado en la red social X (antes conocida como Twitter) la diputada canaria de Sumar Noemí Santana reconocía la «alegría» que siente al escuchar hablar a los diputados en sus lenguas –catalán, euskera o gallego– en la Cámara Baja, a la vez que la «envidia» que le suscita que los canarios no puedan hacer lo mismo.
«Al pueblo canario nos negaron esa oportunidad [de hablar la lengua propia]. Nos la negaron a sangre y fuego, diezmando y esclavizando a nuestros primeros pobladores y reprimiendo a los y las alzadas», denunció en la tarde del martes la representante pública.
Santana también reivindicó «la diversidad y la convergencia de muchos pueblos» como base de la sociedad canaria y aseguró estar «orgullosa de lo que somos». Fueron muchos quienes criticaron sus apellidos castellanos en las redes para negar su defensa de la raíz aborigen, algo que la diputada zanjó de la siguiente forma: «Y sí, la mayoría de la población canaria tiene aborígenes entre sus ancestros, simplemente que fueron rebautizados por los castellanos».
Preguntada por el punto desde el que Podemos realiza la puesta en valor de la «idiosincrasia canaria», la diputada asegura que el partido «siempre se ha definido como soberanista». Así, recuerda que remitieron –junto a Coalición Canaria– un escrito al Parlamento en el que pedían tapar durante las sesiones plenarias los cuadros que representan la rendición de los aborígenes del Archipiélago ante los conquistadores españoles realizados por el pintor palmero Manuel González. «Nos parecían horribles», valora.
En la política regional, términos como «nacionalismo», «soberanismo», «canarismo» u «obediencia canaria» sirven a las distintas fuerzas para expresar el lugar desde el que reivindican la defensa de lo canario. Un lío de términos que ha intentado contextualizar el politólogo isleño Omar Batista, quien cree que toda esta terminología nace «por la necesidad que tenemos los canarios de generar marcos para entendernos».
Batista explica que conceptos como «nacionalismo» tienen un significado distinto en Canarias y en la Península: «La idea de nación aquí no está muy presente. No hay voluntad por lo nacional en las Islas. Entonces, lo que se ha hecho ha sido coger conceptos que vienen de la la construcción europea de las identidades nacionales e irlos adaptando a nuestra vivencia».
En el caso del «soberanismo», al que antes hacía referencia Santana, Batista señala que el propio diccionario lo define como el movimiento que sigue «aquel que quiere más autonomía para su territorio». Esta autonomía «se puede lograr dentro de un Estado», por lo que sería «una posición más cómoda que no obliga a romper consensos amplios».
El soberanismo canario –según el politólogo– está bebiendo de «expertos que escriben sobre qué es la identidad canaria, más allá de centrarse en si queremos o no que Canarias sea reconocida como un Estado o como una nación dentro de España». Es decir, se abraza el interés canario de forma amplia y se evita el conflicto.
Para Batista, que la diputada de Sumar se sienta más cómoda usando este término puede responder a que en el Archipiélago, «el nacionalismo ha estado representado principalmente por Coalición Canaria, una organización en la que no se siente identificada».