El turismo tira de la economía canaria para ‘taponar’ el enfriamiento y la recesión

La ‘industria’ turística, muchas veces denostada, coloca a Canarias y Baleares como motores del país | El récord de visitantes lleva a un nuevo récord de empleo

Turistas en una terraza en el Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife.

Turistas en una terraza en el Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife. / Carsten W. Lauritsen

M. Á. Montero

El coste desorbitado de la cesta de la compra; el ascenso imparable del recibo de la hipoteca; los alquileres por las nubes –y eso si se tiene la suerte de encontrar una vivienda en alquiler residencial–; el cada vez más dificultoso acceso al crédito bancario; y el riesgo latente de que el Banco Central Europeo (BCE) acabe por pasarse de frenada con las subidas de los tipos de interés para contener la inflación. En este escenario, la posibilidad de un enfriamiento económico más o menos inminente no solo no es descartable, sino que gana enteros a medida que se recrudece el combate entre el BCE y la inflación. Los precios siguen disparatados y en el Banco Central parecen dispuestos a llevar a la Eurozona hasta la recesión si no queda más remedio. De hecho, Alemania coquetea con la recesión desde hace tiempo y ocurre tres cuartos de lo mismo, ya fuera del territorio comunitario, en el Reino Unido. Un contexto que justificaría que Canarias temblase de miedo. Pero nada más lejos de la realidad. De momento no hay ni enfriamiento –ni mucho menos temblores– ni señales de que las cosas puedan torcerse en las Islas hasta el punto de acercar a la Comunidad Autónoma a un eventual decrecimiento. Entonces, ¿cómo es posible que la Zona Euro evitase por los pelos la recesión en el primer trimestre del año –el PIB de los Veinte se incrementó un exiguo 0,1%– y que el Archipiélago viva tranquilo en la ultraperiferia? Pues porque los británicos, los alemanes y el resto de europeos no están dispuestos a renunciar a sus vacaciones en las Islas ni aun cuando la economía continental está contra las cuerdas. Y si hay turistas, hay actividad y empleo; y si hay actividad y empleo, las crisis son, claro, algo más digestibles.

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) publicó hace unos días sus primeros cálculos sobre el comportamiento del PIB autonómico en el primer trimestre de 2023. En términos intertrimestrales, es decir, en relación con el cuarto y último trimestre de 2022, la economía canaria creció un 0,8%, solo una décima menos que el PIB balear. Los dos archipiélagos lideran así el ranking nacional. Y con diferencia, ya que Asturias, que ocupa el tercer cajón del podio, solo creció un 0,6%. La radiografía es la misma en cifras interanuales, esto es, si se compara el PIB del primer trimestre de este año con el del mismo período de 2022. O mejor dicho, la radiografía es incluso mejor. En el último año la economía regional creció un 5,7%, dos décimas menos que la balear pero muy por encima de la tercera en la clasificación, la de una Comunidad de Madrid cuyo PIB subió un 4,3%, 1,4 puntos menos que el de Canarias.

Mientras la Eurozona ve de cerca la recesión, las Islas crecen un 5,7% en el primer trimestre

De modo que el indicador macroeconómico por excelencia –el PIB– no muestra síntomas de debilidad, más bien al contrario. Algo lógico si se tiene en cuenta que en los tres primeros meses del año se dieron una escapada a las Islas 3,73 millones de turistas extranjeros. La cifra por sí sola no dice gran cosa, pero es muy elevada. Tan elevada que marca un nuevo récord histórico: nunca tantos foráneos visitaron el Archipiélago en el arranque del año. La fiebre turística que afecta a Europa, esos miles y miles de británicos, alemanes, franceses, neerlandeses y belgas que desafían las dificultades económicas y no renuncian a sus vacaciones en Canarias, está así detrás del notable incremento del PIB. Y también está detrás, por supuesto, de la buena situación del mercado laboral, al menos en lo estrictamente cuantitativo.

De récord a récord

El tejido productivo regional cerró abril con 179.692 parados, la menor cantidad en un cuarto mes de año desde 2008, es decir, la menor en 15 años. Con todo, el mejor dato no es el del paro, sino el de la ocupación. No en vano, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social se movió el mes pasado en una media de 877.258, un nuevo máximo histórico. En cierto modo era previsible: el récord de turistas conduce al récord de empleo. Y el PIB crece. Y como es el negocio turístico el que explica la singular situación de Canarias, es también el negocio turístico el que explica la casi idéntica situación de Baleares en lo que al comportamiento del PIB se refiere. Los dos archipiélagos son las Comunidades Autónomas más dependientes de la industria del turismo, y lo son para lo malo –la actividad se caracteriza por una menor productividad y sueldos más bajos que los de otros negocios– y para lo bueno. Y lo bueno es su capacidad para dar trabajo a muchas personas –lo corrobora el extraordinario crecimiento que ha experimentado la población de las Islas en las últimas décadas– y su mayor resistencia en períodos de crisis. Por eso Canarias y Baleares se han convertido en los motores económicos de España ahora cuando la Eurozona se encamina hacia la recesión. Un hecho que confirma esa mayor fortaleza de la industria turística frente a otras actividades. Y esa fortaleza se combina con un factor psicológico en absoluto desdeñable: las ganas de viajar de los europeos tras los confinamientos, cuarentenas y cierres de fronteras por la covid, esas ganas que explican la fiebre turística y desmontan la aparente paradoja de que vengan a las Islas más extranjeros que nunca justo cuando peor está la economía del Viejo Continente.

Las hipotecas y las compraventas de viviendas siguen en alza pese a las subidas de los tipos

El hecho de que Canarias aún no sienta el enfriamiento económico de la Zona Euro es la explicación, o más bien parte de la explicación, de estadísticas en apariencia contracoyunturales.

Entre enero y febrero, por ejemplo, se contrataron en la comunidad 2.547 hipotecas sobre viviendas. Es verdad que los extranjeros acaparan una parte importante de las compraventas de casas en la región, y también que parte de esas operaciones puede haberse cerrado meses antes, pero no es menos cierto que eso pasa todos los años, con lo que no deja de sorprender que se cerrasen 231 hipotecas más que en el bimestre inicial de 2019, el último ejercicio precrisis. Algo parecido se observa al analizar las compraventas de viviendas con independencia de la forma de pago. Hubo 4.141 operaciones en enero y febrero, y aunque son 107 menos que en los dos mismos meses de 2022, también son 623 más que en 2019.

Sí se observa cierta ralentización en los créditos, algo lógico por las agresivas subidas de los tipos. El importe de los créditos vivos de las empresas y familias isleñas cerró 2022 un 1,9% por debajo del montante de finales de 2021.

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