El 40% del electorado canario no ha decidido aún su voto para el 28-M

Los electores retrasan cada vez más su decisión sobre el partido al que van a votar en cada una de las última elecciones convocadas en los últimos años. Desde que el bipartidismo del sistema político español saltó por los aires en 2015 y pese a que se está recomponiendo de alguna manera desde hace un tiempo, los ciudadanos llamados a las urnas dudan cada vez más sobre la opción política por la que apuestan para el gobierno de las instituciones. Este fenómeno tiene especial incidencia en Canarias, donde en estos momentos se sabe que el 40,2 % de los electores aún no tiene decidido su voto en las próximas elecciones autonómicas, locales e insulares del próximo 28 de mayo, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

De hecho, Canarias en la segunda comunidad autónoma donde mayores dudas se tienen a la hora de decidir el voto, sólo por debajo de Cataluña (45 %), si bien cabe señalar que los catalanes sólo votarán el 28-M a sus representantes en los ayuntamientos, no en el Parlamento catalán, ya que es uno de los cinco territorios del Estado donde no se celebran elecciones autonómicas, junto a País Vasco, Galicia, Andalucía y Castilla-León.

La crispación política alimenta la desafección y aleja a los ciudadanos de las elecciones

Según los datos del CIS en su barómetro del mes de febrero, sólo el 56,8 % de los electores canarios asegura tener decidido el voto mucho antes del inicio de la campaña electoral, es decir, que el resto del censo, ese 40,2 % mencionado, lo decidirá en las dos semanas de la campaña propiamente dicha, si bien buena parte de este de este porcentaje de ciudadanos optará por la abstención. En el conjunto del Estado, el 61,6% tiene decidido el voto mucho antes de la campaña electoral, casi cinco puntos más que en las Islas, y el restante 38,4% lo hace a largo de ella.

Como queda dicho, Cataluña es la comunidad en la que más se retrasa la decisión, el 55,3 % antes de la campaña y el 44,7 % en los últimos quince días antes de acudir a las urnas.

Este alto nivel de indecisos sobre si participará o no en las elecciones, o sobre el signo político de las papeletas que finalmente introducirá en las urnas (en el caso de Canarias, cuatro al votarse además una lista regional al Parlamento regional) es lo que lleva a los partidos y candidaturas a echar el resto y cuidar al detalle los mensajes en la campaña electoral.

En un contexto de múltiples candidaturas con posibilidades de entrar en las instituciones, de electorado sin ideas claras y consciente de que la mayoría de los gobiernos dependerán de los pactos postelectorales, los candidatos y sus respectivas formaciones políticas necesitan ajustar al máximo sus estrategias para tratar de hacerse con ese voto indeciso hasta el último día.

De hecho, los datos del CIS señalan que la mayor parte de los indecisos en Canarias despejan sus dudas en la última semana de la campaña, nada menos que el 21,1%, y que lo hacen en los primeros días de la misma también un elevado número de electores, el 10,3 %. Los hay que lo acaban decidiendo el día anterior a las elecciones, en la jornada de reflexión, un 5 %, e incluso quien lo hace el mismo día de la cita con las urnas, el 3,5 %.

En la mayoría de estos parámetros, Canarias es tras Cataluña la comunidad autónoma donde más tarde se decide si ir a votar o no, y en caso afirmativo por qué papeletas optar.

En Canarias las tres instituciones en liza complican la decisión e incrementan el absentismo

Los estudios sobre comportamiento electoral detectan un claro aumento de las dudas sobre el sentido del voto desde hace años y del aplazamiento de la decisión, mientras que por otro lado y de manera claramente paradójica, el desarrollo de las campañas y el comportamiento del electorado no parece tener relación directa. Todo parece indicar que son elementos circunstanciales y ajenos a las estrategias o mensajes de los partidos en cada momento los que decantan las decisiones.

Es el debate social y mediático el que hace reaccionar. Al menos es lo que se desprende de distintos estudios electorales, en las que se constata que las campañas de las dos últimas elecciones autonómicas, locales e insulares en Canarias, en 2019 y 2015, sólo un tercio de los electores siguió con verdadero interés la campaña (35,2%), mientras que un 55,5% la siguió con poco o muy poco interés.

Desafección política

Para los sociólogos, la desafección política consecuencia de la crispación entre los partidos y bloques ideológicos en la vida política española desde hace años, que alcanza con frecuencia el funcionamiento de las instituciones y que contamina el debate social y a veces la convivencia, es la que marca tendencia en el comportamiento electoral de los ciudadanos. Esta situación comporta el alineamiento sin fisuras de los partidarios de cada una de las opciones o bloques ideológicos, pero aleja de la política a una gran mayoría de ciudadanos que no se alinean con ninguno de ellos y que luego dudan sobre su participación en las elecciones y el sentido de su voto.

Miguel Martín, director del Instituto Perfiles Canarias, constata según sus estudios que esta es «la comunidad autónoma donde el proceso de elección está menos definido, solo superada por Cataluña, y donde la decisión de voto se produce más tarde», una situación que, asegura, «se debe en gran parte a la desafección por la política que cada vez es más fuerte, y eso complica mucho la participación, por lo que hay un porcentaje importante de esos electores que no tiene decidido el voto y que muy probablemente el 28-M se quedará en su casa».

«Si ningún partido es capaz de movilizar a última hora a esa gente, la abstención será importante», asegura Martín.

En el caso de Canarias, según el sociólogo, cuenta además el hecho de que el elector tiene que decidir sobre tres el gobierno que desea para tres instituciones diferentes, el Parlamento regional, el cabildo de su isla y el ayuntamiento de su municipio, con el agravante de que desde 2019 se añade una cuarta urna para la lista regional en la elecciones autonómicas. Una decisión por parte del elector que puede ser diferente en cada caso y condicionar y retrasar la decisión final para cada una de las urnas. «El voto es bastante más complejo y eso puede afectar al proceso de decisión», afirma el director del Instituto Perfiles Canarias.

Además, en el actual contexto, se podría dar por hecho que la aparición de episodios de presunta corrupción política como los del caso Mediador y caso Cuarteles «podría desmovilizar a una parte del electorado que se siente defraudado», o al menos que no decida hasta última hora acudir a votar.

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