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La sobrecarga de población en Canarias «es incontestable» y «aterra»

El catedrático de Geografía Humana, Guillermo Morales, aboga por implantar medidas para desacelerar el crecimiento demográfico

El catedrático de Geografía Humana en la Universidad Carlos III, Guillermo Morales. María Pisaca

Que Canarias tiene un problema de sobrecarga demográfica es algo «incontestable» para el catedrático de Geografía Humana en la Universidad Carlos III, Guillermo Morales, que aseguró que las previsiones de crecimiento poblacional para el Archipiélago en los próximos años –que estiman que sumará más de 350.000 habitantes en solo quince años– le «aterran» y le producen «escalofríos». Ante estas cifras, el debate sobre el reto demográfico se ha reavivado en los últimos meses en las Islas y ha entrado de lleno en el Parlamento de Canarias, donde ya ha comenzado a trabajar la comisión de estudio del «reto demográfico y el equilibrio poblacional en Canarias», en la que ayer Morales ofreció su visión al respecto. Una sesión que también contó con la comparecencia de José Carlos Francisco, presidente del Colegio Económico y Social (CES).  

Para el catedrático de Geografía Humana, en Canarias ya existe una sobrecarga al haber «pasado el equilibrio frágil entre densidad de población y territorio» y recalcó que el Archipiélago soporta no solo a los 2,2 millones de habitantes actuales, sino también a 16 millones de turistas y otras 30.000 personas que residen en las Islas de manera no oficial. Por eso, insistió en que se deben tomar medidas para tratar de «desacelerar» el crecimiento de la población en los próximos años.  

Morales abogó por la necesidad de dictar en el medio y largo plazo una ley de residencia para Canarias, siempre que cuente con el apoyo de todos los partidos ya que de lo contrario vaticinó que «va a salir mal». Pero reafirmó que en el corto plazo se deben tener otras medidas para contener el avance de la población, entre las que incluyó un diagnóstico de la situación, que según dijo a los diputados debería estar finalizado antes de que acabe esta legislatura porque «el problema de la población existe». 

Él mismo realizó en su comparecencia de ayer un pequeño esbozo de la situación actual del territorio que tiene una alta densidad demográfica, extensos espacios protegidos y una elevada afluencia turística. Aseguró que el modelo actual es «depredador» del territorio y advirtió que «si seguimos con crecimientos ilimitados desaparecerá el paisaje». Además, apuntó a la alta congestión que existe en las carreteras, el elevado riesgo de pobreza y un problema estructural con servicios tan básicos como el agua. 

Sin embargo, les advirtió que todo intento de contención de la población generará críticas, aunque quiso dejar claro también que no está en contra del crecimiento pero matizó que debe ser «planeado en la medida de lo posible», ya que es necesario saber «hacia dónde vamos en los próximos años».  

En una comparecencia anterior, José Carlos Francisco, presidente del CES, fue más cauto y no se atrevió a aportar una cifra a partir de la que podría considerarse sobrepasada la capacidad de carga del territorio. Además, defendió que se debe «tomar con cuidado» este concepto ya que «no es igual en todas las Islas» y apuntó que mientras el crecimiento de población es muy acusado en Tenerife o Gran Canaria, La Palma, La Gomera y El Hierro pierden habitantes. 

Bajo su punto de vista, existen herramientas que pueden «aliviar» la presión demográfica que puede existir sobre un territorio con el uso de la tecnología, la aplicación de la economía circular o la adaptación de los recursos y servicios a la población de manera adecuada. 

Francisco aportó durante su comparecencia datos acerca del diferente peso demográfico. Canarias tiene una densidad media de 302 habitantes por kilómetro cuadrado, superior a la media española que se sitúa en 94 vecinos por kilómetro cuadrado, pero muy similar a la de territorios como el País Vasco, Baleares o Valencia. Detalló que de forma general la densidad demográfica suele ser alta en los archipiélagos e islas que existen repartidas por el mundo y puso como ejemplo Singapur, un pequeño país insular, que con una superficie parecida a la de La Palma, tiene cinco millones de residentes y una densidad de 7.500 habitantes, con una renta per cápita muy elevada y un buen nivel de vida. Aunque resaltó que no quiere poner a Singapur como ejemplo «de nada» para Canarias, admitió que el territorio asiático «no es un mal ejemplo de sostenibilidad» a pesar de su gran concentración de población. 

El también expresidente de la CEOE-Tenerife y exconsejero de Hacienda del Gobierno de Canarias quiso hacer referencia a cómo incide la actividad turística en la presión demográfica y consideró que «no añade gran cosa», si se tiene en cuenta que el sector ocupa un 3% del territorio y genera el 35% del empleo y el 30% del Producto Interior Bruto (PIB) del Archipiélago. «No está mal, parece que es una actividad bastante más eficiente que otras», concluyó. 

La inmigración –que será la responsable del incremento de la población en las Islas en los próximos años ante la drástica caída de la natalidad– es otro fenómeno que para Francisco se debe estudiar «con precisión quirúrgica», no solo porque existen diferentes tipos y procedencias sino porque se debe analizar también la integración con la población local. El presidente del Consejo Económico y Social admitió desconocer «qué capacidad de absorción tiene nuestra tierra» y mostró sus dudas de que Canarias pueda autoimponerse los límites. «¿Va a permitir Europa que ellos reciban inmigrantes y que Canarias por ser un territorio pequeño no?», se preguntó.

Los diputados presentes en esta segunda sesión de esta comisión de estudio del Parlamento regional quisieron buscar respuestas acerca de las medidas que sería conveniente aplicar, pero recibieron muy pocas certezas por parte de dos los intervinientes. Iñaki Lavandera (PSOE) se preguntó si la llegada de inmigrantes podría estar relacionada con la falta de formación de parte de los trabajadores en Canarias. Para José Miguel Barragán (CC), el límite al crecimiento de la población debería estar relacionado con la calidad de vida que queramos tener en el Archipiélago, mientras que para Carlos Ester (PP) el reto a la hora de absorber toda esa población es saber adaptar los servicios públicos a la nueva demanda. Manuel Marrero (Podemos) se preguntó si «¿podemos crecer indefinidamente?», Jesús Ramos Chinea (ASG) insistió en la necesidad de conocer cuál es exactamente la capacidad de carga del Archipiélago y Ricardo Fernández de la Puente (Cs) instó a mirar a otros territorios similares para ver qué les está funcionando y aplicarlo después aquí. 

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