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Jornada en Casa África | Análisis geopolítico de la vecina región del Sahel

El embajador para el Sahel alerta de la «preocupante» situación de la zona

Expertos reunidos en Casa África advierten que servirá de poco atacar el

yihadismo sin poner remedio al hambre y la inestabilidad democrática

El embajador en Misión Especial para el Sahel, Antonio Sánchez-Benedito, y José Segura, director general de Casa África. | | JUAN CASTRO

La compleja e inestable situación del Sahel centra la atención de la comunidad internacional ante el temor de que el yihadismo pueda expandirse por la región. El embajador en Misión Especial para el Sahel, Antonio Sánchez-Benedito, alerta de la «preocupante» realidad que se vive en la zona, ubicada a menos de 100 kilómetros de la costa canaria, y destaca que la solución pasa por una respuesta global y conjunta, «como está haciendo la Unión Europea (UE) y España». A su juicio, para garantizar el desarrollo de la región, es necesario responder al problema de seguridad generado por la implantación de grupos yihadistas como Al Qaeda o Daesh, pero también hay que brindar apoyo ante la emergencia climática que deriva en sequías y hambrunas, además de acompañar a los países de la zona en los trabajos para estabilizar sus jóvenes democracias.

Durante su intervención en la inauguración de la jornada Entender el Sahel. Contexto y aproximación para la geopolítica de la región, que se celebró hoy en Casa África, Sánchez-Benedito apuntó que es fundamental crear alianzas con instituciones como el G-5 del Sahel o la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y trabajar con las autoridades y las sociedades civiles locales para aportar «no solo una respuesta de combate para ese fenómeno terrorista y de organización criminal», sino también una respuesta «positiva, de desarrollo y de trabajo con los jóvenes, para ofrecer oportunidades de empleo y establecer puentes entre sociedades civiles».

Dougnon señala que si Malí quiere superar su problema de seguridad requiere ayuda exterior

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El embajador en Misión Especial para el Sahel advirtió sobre el peligro que supone la irrupción de Rusia en la región, a la que llega con intereses espurios, «que nada tienen que ver con la labor que desarrolla Europa para fortalecer la estabilidad». Aunque Sánchez-Benedito destacó que no hay un conocimiento «nítido» sobre la presencia de mercenarios rusos en Malí ni hay constancia de que hayan sido contratados para combatir el yihadismo, reconoció que existen informaciones que revelan que el grupo Wagner «está presente y trabajando en la zona, con lo que se introduce una variable mayor de complejidad». Sobre la salida de las tropas francesas de Malí tras diez años luchando contra el terrorismo en la operación Barkhane, subrayó que el país «ocupa en el centro de todas las preocupaciones desde hace 10 años, por la implantación de diferentes organizaciones criminales».

España, explicó Sánchez-Benedito, juega un papel importante en la capacitación y entrenamiento de las fuerzas armadas de Malí con la operación EUTM, liderada en su conjunto por la UE, así como en la transición de este país y de Burkina Faso. El objetivo es «seguir apoyando un regreso al orden constitucional y seguir trabajando con las autoridades para profundizar en el combate conjunto contra las organizaciones terroristas y criminales», concluyó el embajador para el Sahel.

España y la UE colaboran en la capacitación de las fuerzas armadas malienses

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En su ponencia Crisis e interpretaciones locales de la geopolítica en el Sahel: el caso de Malí, el antropólogo maliense Isaie Dougnon señaló que si su país quiere superar la crisis de seguridad, «debe hacerlo con ayuda exterior, pero sin convertirla en su pilar fundamental» y destacó la importancia de trabajar en ámbitos como la educación o la justicia. Según Dougnon, el Gobierno maliense de transición, liderado por Assimi Goita, ha devuelto la esperanza a la población por su fuerte oposición a la corrupción. «Creo que si hay elecciones democráticas las ganaría el actual Gobierno, porque Goita pasó 17 años en el norte del país y conoce perfectamente lo que ocurre en la zona», auguró Dougnon, quien espera que la Cedeao acepte que las elecciones democráticas se convoquen dentro de unos tres años, puesto que de celebrarse antes el proceso podría derivar en un nuevo golpe de Estado.

Con respecto a la creciente presencia de Rusia en Malí, el antropólogo hizo hincapié en que «Bamako no debería colaborar con Moscú», aunque reveló que para el Gobierno maliense es más conveniente la presencia de los mercenarios del grupo Wagner que la de las tropas francesas. «Cuando Francia intervino por primera vez, en Malí había unos 1.500 yihadistas y cuando se fue la situación estaba descontrolada, con miles y miles de radicales», sentenció Dougnon.

Madina Thiam, profesora adjunta de Historia en la Universidad de Nueva York, ofreció la conferencia Colonización y luchas de mujeres en el Sahel, 1884-1960, en la que destacó el importante papel que tuvieron las féminas en la «lucha para la libertad y la descolonización» en África. Thiam apuntó que este es un tema «poco conocido», pese a que las mujeres fueron fundamentales en el proceso de independencia gracias a su participación en «diferentes tipos de luchas».

La inseguridad en Malí y su origen

¿Qué factores abonaron el problema de seguridad que vive Malí desde 2012?

El antropólogo maliense y profesor asociado de Estudios Humanitarios Francófonos en la Universidad de Fordham, en Nueva York, Isaie Dougnon, detalló en Casa África que el origen del problema de seguridad que vive Malí desde 2012 parte de las graves sequías sufridas en el país en 1973 y 1984, que «aniquilaron la ganadería» y provocaron grandes movimientos migratorios internos y externos, especialmente hacia Libia. Esta situación obligó a Malí a solicitar ayuda al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional (FMI), que comenzaron a controlar la economía local. Las restricciones impuestas por estos organismos internacionales pasaron por la reducción de los empleos públicos y una drástica bajada de los salarios, ocasionando una huida de cerebros.

¿Qué papel jugó Alpha Oumar Konaré en la desestructuración del país?

Alpha Oumar Konaré impulsó una reforma de Malí tras llegar al poder en las elecciones de 1992. El dirigente optó por privatizar la economía, la sanidad y la educación, así como por desmantelar el ejército, ya que entonces el no se enfrentaban a ninguna amenaza, e impuso una moratoria de 20 años para la compra de armas. A partir de entonces, Malí comenzó a recibir ayudas de Francia y numerosas oenegés se instalaron en el país. Las organizaciones no gubernamentales comenzaron a sustituir al Estado lo que, según Dougnon, provocó un incremento de la corrupción entre los funcionarios, quienes «se hicieron millonarios», y la criminalidad económica se extendió a todos los ámbitos de la sociedad.

¿Cómo comenzó la expansión del yihadismo?

Con un Estado debilitado y bajo el exclusivo poder de Konaré, entre 2002 y 2012, se intensificaron las conexiones con los grupos yihadista instalados en el norte del país, epicentro de los radicales salafistas. Dougnon señaló que en esa etapa comenzaron a circular grandes cantidades de dinero procedente de la droga, mientras el Gobierno miraba a otro lado. «Los yihadistas entendieron que podían sobornar a los funcionarios y la élite se repartía los bienes estatales sin encontrar ningún tipo de oposición», lamentó el antropólogo maliense.

¿Cuál es el sentimiento de los malienses hacia Francia? 

Los malienses, apuntó Dougnon, ven a las tropas francesas como un ejército de ocupación y critican su complicidad con el ejército de Chad para luchar contra los rebeldes en Malí. La intervención exterior, con una agenda propia, desarrolló frustración e incomprensión, sensaciones que dominaron hasta el golpe de Estado de 2020.

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