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Cumbre en Gran Canaria | I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad del Sáhara Occidental

Una hoja de ruta alternativa

El secretario del Movimiento Saharauis por la Paz apuesta por una solución pacífica para el Sáhara

I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad del Sáhara Occidental Juan Castro

El Movimiento Saharaui por la Paz, organizador de la I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad del Sáhara Occidental, puso sobre la mesa un proyecto para llegar a un punto de entendimiento con Marruecos y que el Sáhara Occidental se convierta en una autonomía con autogobierno.

Casi 50 años de desencuentros no han sido suficientes para encontrar una solución al conflicto del Sáhara Occidental. Las propuestas de máximos que defienden el Frente Polisario y Marruecos están estancadas. Ahora, el Movimiento Saharauis por la Paz (MSP) plantea una hoja de ruta alternativa cuyo objetivo es acercar posturas y buscar una salida al contencioso por un camino intermedio. «La solución pacífica y de compromiso, sin vencedores ni vencidos, es posible. Solo resta remangarse y trabajar por ella», señaló el secretario general del MSP, Hach Ahmed Bericalla, durante su intervención en la I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad del Sáhara Occidental, clausurada ayer en la capital grancanaria. 

Bericalla, antiguo dirigente del Frente Polisario, desgranó el proyecto que su organización pone sobre la mesa para la creación de un Estatuto Especial para el Sáhara Occidental, algo que calificó como lo que será «una experiencia inédita» para el pueblo saharaui. Se pondrán en marcha «instituciones modernas, basadas en los valores cívicos de la ciudadanía, la igual y la democracia». Además, pidió a Marruecos «elasticidad» para alcanzar un punto de convergencia. Una vez firmado un acuerdo, señaló, habrá que prever garantías internacionales para vigilar el cumplimiento de los acuerdos y el arbitraje. 

El MSP aboga por crear un cuerpo de seguridad de entidad saharaui, donde se incorporarán jóvenes de las milicias del Polisario, «como incentivo para su desmovilización y desarme. Bericalla subrayó que es imprescindible que el gobierno de la Entidad Saharaui tenga proyección en aquellos lugares donde exista población y se den posibilidades de cooperación en materia económica, comercial, cultural o educativa. En materia económica, detalló que sería útil abrir oficinas en puntos como Canarias, Andalucía, Cataluña o País Vasco, para promocionar la cooperación y los intercambio bilaterales. 

Cuando el Estatuto entre en fase de aplicación, «habrá que proclamar una amnistía general y facilitar el retorno de los refugiados y desplazados», explicó Bericalla, quien añadió que será necesario «hacer justicia e indemnizar a las víctimas de la represión de los campos de Tinduf». El MSP espera un retorno masivo de los pobladores de los campamentos, para lo que haría necesario un plan de contingencia para dar respuesta a sus necesidades, implicando a la comunidad internacional. También apuesta por la apertura de una partida presupuestaria especial para atender a los miles de huérfanos, viudas e inválidos de la guerra y el exilio.

Una vez alcanzado un acuerdo con Marruecos, a juicio de Bericalla, lo apropiado sería contar con un periodo transitorio de dos o tres años, a cargo de una comisión mixta para la aplicación del Estatuto en varias etapas. La primera de ellas culminaría con unas elecciones y la constitución de la futura Asamblea Legislativa Saharaui. Ya en la fase final «se debería considerar el cumplimiento de la libre determinación recomendado por las instancias y la opinión pública internacional». Las elecciones a la Asamblea contarían con observadores internacionales y, posteriormente, se podría convocar un referéndum para ratificar el Estatuto.

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