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Plante de Román a Vidina

La diputada acusa al vicepresidente de gastar dinero sin tino y Rodríguez opta por no responder a «mentiras e insultos de tertuliano»

Nuevos sillones en el Parlamento de Canarias. Andrés Gutiérrez

«En las sesiones de control al Gobierno no se responde a mentiras, insultos ni ocurrencias de tertuliano», respondió ayer el vicepresidente Román Rodríguez a la diputada Vidina Espino, que lo acusó de gastar dinero sin tino y lo instó a dimitir al ser titular de Hacienda e incumplir con las cuentas de NC.

Los piques en el Parlamento regional entre Vidina Espino, exdiputada de Ciudadanos y próxima a CC ahora, y Román Rodríguez (NC) son sonados. En el pleno de ayer, Espino volvió a tildar de «machista» la actitud del vicepresidente del Gobierno en el trato que le da, y más tarde se enzarzó con la compañera de partido del también consejero de Hacienda, la diputada Esther González, por defender a Rodríguez. Y en medio de todo esto tomaron protagonismo los sillones que estrenan los diputados en el Parlamento regional en el que los diputados y miembros del Gobierno autonómico se sentaron ayer por primera vez en el salón de plenos, cuya adquisición desató cierta polémica antes del verano: costaron 105.000 euros, a razón de 1.238 euros por asiento, una operación que siguió adelante aunque el grupo de Sí Podemos Canarias y Vidina Espino se posicionaron en contra.

La tormenta entre Román Rodríguez y Vidina Espino se desató ayer cuando la diputada del Grupo Mixto, que había preguntado inicialmente al vicepresidente por las medidas que incluirá la ley de presupuestos del próximo año «para hacer frente a la difícil situación económica de los canarios», comenzó su intervención pidiendo «disculpas a los ciudadanos por tener que sentarse en un sillón de más de 1.200 euros, pagado con dinero público». «Son los asientos de la vergüenza», fruto del «despilfarro», censuró Espino, quien a continuación exigió al Gobierno de Canarias que acabe con «los lujos y las comilonas».

La parlamentaria reprochó al presidente Ángel Víctor Torres y a Román Rodríguez, quien también fue en su día presidente regional, estar pendientes de «asegurarse su futuro» con un coche oficial y «una paga de expresidentes».

Criticó además que el Gobierno de Canarias haya recaudado un 50% más de lo previsto a costa de ciudadanos, trabajadores y empresas, y reclamó que se destinen 10 millones de euros a bonificar los gastos educativos de las familias en este comienzo del curso escolar.

Y culminó instando al vicepresidente a dimitir porque está al frente de las cuentas de la Comunidad Autónoma cuando su partido, Nueva Canarias, fue «eliminado» por incumplir la ley de partidos precisamente por no presentar las cuentas.

Tras esta dura intervención, Román Rodríguez prefirió hacer oídos sordos y no utilizar el tiempo que tenía en contestarle. Solo dijo: «en las sesiones de control al Gobierno no se responde a mentiras, insultos ni ocurrencias de tertuliano».

Como era una pregunta oral y el tiempo está tasado no hubo más debate hasta que a Espino le tocó de nuevo intervenir en una comparecencia sobre la política económica del Ejecutivo, y recobró la discusión. «Esas insinuaciones machistas a mí no me van a amedrentar; usted a mí no me conoce. Me da usted lástima señor Rodríguez, porque está acabando su carrera política y le da envidia que otros la estemos empezando», le dijo mirando al vicepresidente que escuchaba estas palabras sonriente.

Fue la diputada económica de NC la que se encargó de replicar a Espino durante su turno. Esther González empezó diciéndole: «esta usted bonita», señalando a Espino. Le reprochó que se metiera con Nueva Canarias cuando «ha sido declarada tránsfuga por la formación política con la que se presentó a las elecciones (Ciudadanos)».

«Deje el acta y haga un ejercicio de moralidad y así sí que podrá dar clases de moralidad, predique con el ejemplo porque sus discursos valen lo mismo que papel mojado o lo mismo que un billete del Monopoly», afirmó con evidente enojo.

Espino se sintió ofendida y pidió a Rosa Dávila (CC), que actuaba como presidenta de la Mesa del Parlamento porque Gustavo Matos había salido unos minutos, que le diera la palabra para contestar. «Ustedes si que son tránsfugas», afirmó Espino, y sacó a colación que Román Rodríguez y otros cargos se fueron de CC estando en el Congreso y después formaron NC.

Dávila decidió cortar el debate al entender que se estaba saliendo de madre. Y quizás porque pende en el aire la eventual reunificación de los nacionalistas y estos asuntos deben hablarse en los partidos y no en el Parlamento.

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