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¿Cuál es la historia detrás de los cuadros del Parlamento?

Cuestionan que varios personajes de los lienzos de la Cámara regional deban ocupar este lugar de honor debido a su crueldad durante la conquista

Los dos cuadros que flanquean la mesa presidencial del Parlamento de Canarias. Andrés Gutiérrez

Los lienzos que presiden el salón de plenos del Parlamento de Canarias han vuelto a generar discordia en la máxima institución del Archipiélago. La petición de un diputado de Coalición Canaria y otro de Sí Podemos para que los cuadros –obra de Manuel González Méndez y que plasman episodios de la conquista de las Islas–, sean tapados al menos durante las sesiones plenarias ha resucitado un debate que lleva años enquistado. Los que defienden que se tapen alegan que suponen una ofensa para el pueblo canario. Los que quieren que se queden como están opinan que hacerlo supondría censurar obras de innegable valor artístico. Pero, ¿qué muestran los dos cuadros del pintor palmero? ¿Quiénes eran los personajes que aparecen en ellos?

González Méndez se puso a trabajar en los lienzos después de recibir en 1902 un encargo para decorar una de las salas del inmueble de la Sociedad musical Santa Cecilia, que a partir de ese momento se convertiría en la sede la Diputación Provincial de Canarias. De este encargo surgieron los dos cuadros que son hoy objeto de polémica. Uno dedicado a la conquista de Gran Canaria y otro a la de Tenerife, para evitar controversias en un momento en el que el pleito insular estaba más vivo que nunca. 

A la izquierda de la mesa presidencial se ubica el más discutido: La entrega de las princesas. Fuentes históricas han determinado que la escena se produce en 1483 en Telde, en la llanura donde se encuentra la iglesia y exconvento de Santo Domingo. El gobernador de Gran Canaria, Pedro de Vera, recibe a un grupo de aborígenes canarios que acuden para entregarle a las princesas Guayarmina y Mesaquera como gesto de rendición. El lienzo muestra el momento en el que el castellano toma la mano de las niñas. Junto a él se encuentran el alcalde real, Francisco Mayorga y su mujer Juana Bolaños. En el lado de los canarios hay un intérprete y el faicán, pero no Fernando de Guanarteme, que ya convertido hubiera vestido atuendos castellanos. 

La figura más polémica es la de Pedro de Vera, que los impulsores de la iniciativa para cubrir los cuadros calificaron como «un asesino esclavista, violador y mercenario en el sentido más sanguinario del término». Se sabe que el que fuera gobernador de Gran Canaria comercializó con los aborígenes de la Isla y los vendió como esclavos, lo que le valió una sanción por parte de la Corona de Castilla y del propio Vaticano. 

Las fuentes históricas validan también que Pedro de Vera acudió a sofocar la rebelión de La Gomera, cuando los aborígenes mataron al señor de la isla Hernán Peraza. El gobernador de Gran Canaria se encargó de que los gomeros fueran fuertemente represaliados, ahorcados o empalados. 

Ante estos hechos, los diputados precursores de la propuesta entienden que éste no debe tener un lugar honorífico en el Parlamento de Canarias. 

También se cuestiona la entrega de las dos niñas como señal de rendición y se critica que esta acción no puede colgar de los muros de la máxima institución del Archipiélago. Ambas princesas corrieron una suerte parecida. Se convirtieron al cristianismo, viajaron a la Península y se casaron con dos hidalgos castellanos. 

El cuadro que se ubica a la derecha de la mesa presidencial lleva por título La Fundación de Santa Cruz. En él, González Méndez plasma el momento en el que el adelantado Alonso Fernández de Lugo vuelve a Tenerife tras la derrota de Acentejo acompañado de sus hombres y varios frailes. Llega a la isla por la zona conocida como Añazo y con una gran cruz de madera en brazos. Un símbolo que acabó dando nombre a la ciudad que hoy es la capital tinerfeña. La figura que ha generado más polémica en este lienzo es la del propio Fernández de Lugo, que también esclavizó a parte de los conquistados. 

Un informe del Cabildo tinerfeño concluye que las obras no deben ser cubiertas ni siquiera de manera puntual

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Estos hechos históricos son los que los diputados Mario Cabrera (CC) y Francisco Déniz (Sí Podemos) han argumentado para solicitar a la Mesa del Parlamento que los cuadros se tapen al menos durante los plenos, ya que consideran que muchos diputados y parte de la sociedad isleña se siente «ofendida» por lo que allí se muestra. 

Sin embargo, un informe elaborado en 2019 por el área de Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife concluye que las obras no solo no pueden retirarse al encontrarse protegidas al estar en el interior de un Bien de Interés Cultural (BIC), sino que no pueden taparse ni siquiera de forma puntual. Señala que hacerlo implicaría «un cambio de temperatura, iluminación, posibles roces» que afectaría a las pinturas. 

Por eso, indica que los lienzos «deben ser mantenidos en el lugar y en las características ambientales en las que han discurrido sus últimos 112 años». Y no solo eso sino que insta a la recuperación del tercer óleo obra del pintor palmero y que permanece oculto tras el tapiz de la mesa presidencial del Parlamento regional. 

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