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Fatma El Mehdi Ministra de Cooperación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)

«Es difícil saber si Albares juega a favor de España o de Marruecos»

Fatma El Mehdi, ministra de la República Árabe Saharaui democrática. | | J.C. GUERRA

¿A qué achaca el viraje político de España con respecto al Sáhara después de 47 años de silencio?

Para Marruecos este viraje es un éxito y un paso más hacia el camino que marcó Donald Trump, pero ara nosotros ha sido un impulso para despertar el interés por la realidad que vive el Sáhara. Siempre soñamos con que España jugara un papel de liderazgo, que representara la imagen actual del país. En la época de Franco, de la Marcha Verde o de la Transición éramos más tolerantes, porque la situación de España era otra. En la actualidad, esta decisión es inaceptable y nos ha decepcionado. 

¿Por qué cree que España ha cambiado su postura?

Estoy segura de que detrás hay chantajes. España es el país fuerte y no tendría que acceder a los chantajes. En el siglo XXI estas cuestiones no tienen por qué tener lugar en la política exterior española, porque demuestra que no es independiente y que sigue directrices marcadas por terceros países. A Marruecos no le interesa que España abandone Ceuta y Melilla, porque para ellos es una posición que les permite mantener un chantaje que nunca terminará.

¿Cómo se enteró de la noticia que adelantó Marruecos sobre el cambio de posición de Pedro Sánchez respecto al Sáhara Occidental?

Creo que Marruecos humilló a España sacando la información de la carta cuando le interesó. La misiva fue una sorpresa para todos los españoles y eso es un daño para la democracia del país. Nosotros nos enteramos por los medios de comunicación de Marruecos, como todos. 

"Rabat invierte mucho en captar información. Sé que me están escuchando, pero no me pueden silenciar"

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Han solicitado al Ejecutivo de Sánchez que aclare si da por hecho que el Sáhara Occidental forma parte de Marruecos.

No de forma directa, pero sí a través de los grupos parlamentarios y de los movimientos solidarios. Vemos que la voz de la ciudadanía no tiene capacidad para lograr cambios de forma directa, aún así esperamos que los gobernantes escuchen a su pueblo. Dentro de la Unión Europea, solo España, Francia y Portugal conocen la realidad del Sáhara Occidental, porque tienen intereses con Marruecos. El resto de países viven completamente al margen de este problema y en la asamblea general de la Alianza Libre Europea (ALE) hemos tratado de acercar nuestra situación a sus eurodiputados. Es importante que se conozca lo que está pasando en los campamentos, pero hay mucha desinformación. Esa es la estrategia de Marruecos. Llevamos más de un año y cuatro meses en guerra y todavía hay gente que no se lo cree porque se oculta esa información.

La Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) no ha conseguido su objetivo después de décadas de trabajo. ¿Se abre ahora una oportunidad para resolver el conflicto con un acuerdo que contente a las partes?

La ONU ya ha nombrado a muchos enviados especiales y nunca se ha logrado nada. Mientras no haya una fuerza que pueda obligar a Marruecos a asumir su responsabilidad y a respetar la legalidad internacional no habrá ningún cambio.

¿Qué consecuencias puede haber para Canarias en esta nueva etapa de las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat?

Muchas. Para mí la situación es un peligro. A veces es difícil saber si el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, juega a favor de España o de Marruecos. Han asegurado que se van a respetar las aguas de Canarias, pero creo que lo que realmente está ocurriendo no tiene mucho que ver con lo que después nos cuentan a través de los medios.

El secretario general del Movimiento Saharauis por la Paz considera que el giro Español es una buena noticia para el Sáhara y que hay una «mayoría silenciosa» que se alegra del paso dado por el Gobierno de Sánchez.

Esa mayoría serán él y su familia. Están comprados por Marruecos y no representan a nadie. Creo que es algo personal, porque siempre ha sido activista saharaui. Lo que queremos es la oportunidad de ir a votar un día. Si la mayoría decide que quiere ser marroquí el Frente Polisario lo respetará. En el fondo luchamos por lo mismo, pero hay que dejar decidir al pueblo saharaui a través de las urnas.

¿En algún momento han sentido que estaban más cerca de un referéndum?

Creemos que esa es la única vía democrática y justa para una situación como la nuestra. En 1990, cuando empezó el plan de paz, pensamos que llegaba el final de esta tragedia. Todo se estancó cuando Marruecos vio que último censo, hecho por España, solo contemplaba a los saharauis y concluyeron que los resultados nunca iban a salir a su favor. 

¿Hasta qué punto están dispuestos a llegar para resolver este conflicto?

Queremos vivir libres y sabemos que con Marruecos no vamos a ser libres, porque sabemos las condiciones de pobreza en la que vive su población, la migración y las violaciones de los derechos humanos. El temor de Marruecos no es que el Sáhara sea libre, su verdadero miedo es que si se introducen cambios hacia la democracia, el respeto de los derechos humanos o la igualdad de género se les caiga el sistema. Nosotros no contamos con el apoyo de ningún país islámico, porque Marruecos asegura que el Frente Polisario está dañando la imagen del Islam y no quieren que las ideas más progresistas penetren en la población. Ese es otro desafío invisible que, sobre todo las mujeres, estamos afrontando.

"Los jóvenes saharauis ven los años de espera como una humillación, no ven un futuro"

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¿Qué papel tienen las mujeres en la vida política saharaui?

El 34% de los parlamentarios son mujeres; de nuestros 15 ministros, cuatro somos mujeres; y de los seis gobernadores, dos son mujeres. Pero esto no es suficiente. Hay que iniciar una lucha para animarlas a participar de forma activa en la vida en la vida política. Todavía no está del todo bien visto a nivel cultural que las mujeres hagan campañas y estamos llevando a cabo talleres con ellas para normalizar su participación. Además, en el último congreso del Polisario creamos un Consejo Nacional de Mujeres Saharauis y tenemos un papel muy activo en la Unión Africana.

¿Cuál es la situación de la población que vive en los campamentos de refugiados?

Los refugiados saharauis son refugiados políticos y el deterioro siempre se cuenta desde el punto de vista político. Los jóvenes son los más desanimados y eso es un peligro, porque el Frente Polisario ha hecho un gran esfuerzo en mantener la lucha saharaui lejos del terrorismo durante muchísimos años. Los jóvenes ven los años de espera como una humillación, porque no ven un futuro. Muchos se han incorporado a la guerra y han dejado hasta sus trabajos en España, porque consideran que su dignidad está en su pueblo. Muchos piensan que solo lanzándose a la guerra se va a hablar de nosotros, pero primero está la política y las estrategias.

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) mira hacia Marruecos cuando habla de espionaje. ¿Ha revisado su teléfono móvil? 

Sabemos cómo funciona Marruecos. Somos conscientes de que vigilan nuestros móviles y nuestros correos. Invierten mucho dinero en captar información. Nos persiguen en todos los lados. Sé que me están escuchando, pero no me pueden silenciar. 

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