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Debate del Estado de la Nacionalidad Canaria

Los socios de gobierno, sin pegamento para el Sáhara

A Podemos y NC no les basta con el reconocimiento explícito de Torres al Polisario y dejan abierta la herida en el cuatripartito

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Debate sobre el Estado de la Nacionalidad

Los socios de gobierno, sin pegamento para el Sáhara. Si las palabras de Ángel Víctor Torres sobre la cuestión del Sáhara Occidental no fueron una abierta contradicción a Pedro Sánchez, sin duda sí fueron, como poco, una palmaria puntualización o apostilla. Cualquier propuesta para solucionar el conflicto de la excolonia española deberá tener el visto bueno del Frente Polisario, «legítimo representante del pueblo saharaui». El presidente del Gobierno de Canarias se pronunció en esos términos muy al principio del discurso de apertura del debate sobre el estado de la nacionalidad. Casi como queriendo aplacar cuanto antes el enfado, profundo enfado, entre sus socios. De ser este su objetivo, el jefe del Ejecutivo regional pinchó en hueso. Ni a Nueva Canarias (NC) ni a Podemos los alivió el bálsamo de Torres. Eso de precisar que el Polisario es la voz «legítima» de los saharauis está muy bien, como también el público deseo de una solución «aceptada por ambas partes». Pero no deja de ser una forma de «dulcificar» el conflicto, al menos a juicio del portavoz parlamentario de NC, Luis Campos. En otras circunstancias, las mismas palabras que el presidente le dedicó ayer a la cuestión del Sáhara habrían pasado desapercibidas, perdidas entre los muchos lugares comunes que suelen adornar los discursos institucionales. Pero tras el giro copernicano de la política exterior española en lo relativo al conflicto entre Rabat y el Polisario, tanto en NC como en Podemos esperaban más contundencia por parte de Torres.

El Gobierno central ha abrazado las tesis de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y saludado su propuesta para hacer de los territorios en disputa una suerte de comunidad autónoma. Eso sí, autónoma pero bajo la soberanía de Rabat. En palabras de Campos –que aplaudió el discurso de Torres pero a diferencia de la gran mayoría de los diputados del cuatripartito continuó sentado en su escaño–, Pedro Sánchez ha tomado así partido por un «sátrapa», dijo en alusión al monarca alauí, Mohamed VI. Ha accedido, agregó, al «chantaje» de Rabat. Para Manuel Marrero, portavoz de Sí Podemos Canarias en la Cámara autonómica, la conclusión es la misma que la de NC: Torres no se plantó con la suficiente contundencia ante el histórico y controvertido giro que Sánchez le ha dado a una cuestión clave para Canarias. Un Sánchez que, aseguró, «se ha puesto de rodillas» ante Marruecos.

Lo cierto es que el presidente canario poco puede hacer ante la nueva política exterior del Estado, pero sí puede levantar la voz como barón del PSOE. Eso es lo que los dos partidos más a la izquierda de los cuatro que integran el pacto de las flores demandan de Torres: mayor rotundidad a la hora de dejar claro a su correligionario Sánchez el malestar que su polémica decisión ha causado en el Ejecutivo. De momento, la herida sigue abierta.

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