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Ana María Alemán Suárez | coronel del mando aéreo de canarias
Ana María Alemán Suárez Coronel del Mando Aéreo de Canarias

Ana María Alemán: «Las mujeres ya no son novedad en las Fuerzas Armadas»

La médico militar grancanaria se convirtió el pasado 9 de marzo en la primera mujer coronel de Canarias

La coronel Ana María Alemán en su despacho durante la entrevista. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

Ana María Alemán Suárez (Las Palmas de Gran Canaria, 1965) se convirtió el 9 de marzo en la primera mujer coronel de Canarias. Hace casi 30 años comenzó su carrera en las Fuerzas Armadas como médico militar, siguiendo los pasos de su padre. Alemán sostiene que las mujeres no tienen ningún techo dentro del Ejército y que la institución ha sabido adaptarse para integrarlas con total naturalidad.

¿Cómo recibió la noticia de que se iba a convertir en la primera mujer coronel de Canarias?

Aunque se espera, porque hay unos ciclos de evaluación y salen unos listados en los que ves qué plaza ocupas y sabes si vas a ascender o no ese año, recibí la noticia con mucha alegría. Con el ascenso pensé en mi padre, que estará en el cielo dando brincos de alegría. Era un hombre que vivía para el Ejército del Aire, donde pasó toda su vida, y sé que estaría muy orgulloso. Mi orgullo es un homenaje a él.

¿Cómo ha sido su trayectoria antes de llegar a ser coronel?

Como teniente me destinaron a un regimiento de Infantería durante cuatro años y como capitán estuve en la Academia General del Aire. Después me fui a Madrid, a hacer la especialidad médica en Alergología y, aunque quería venirme destinada al Hospital Militar de Las Palmas, el centro cerró y terminé en el Hospital Central de la Defensa de Zaragoza, donde ejercí durante seis años. En 2007, con un niño de diez años y una nostalgia tremenda por volver a mi tierra, decidí que era el momento de volver a casa y ocupé durante trece años la Jefatura de Sanidad de la Base Aérea de Gando. Hace dos años surgió la posibilidad de venir al Centro Médico del Mando Aéreo de Canarias, donde existía la posibilidad de que ascendiera a coronel.

"Con el ascenso, pensé en mi padre, que estará en el cielo dando brincos de alegría"

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¿Ha participado en misiones internacionales?

En 2016 hice el curso de médico de vuelo y entré en el listado de las misiones del Ejército del Aire. En 2017 me enviaron a Djibuti, en la operación Atalanta; en 2018, fui destinada a Libreville, en Gabón, dentro de la operación de apoyo a Centro África; en 2019, estuve en Sigonella, en Italia, en la operación Sophia; y, en 2020, me enviaron a Senegal, dentro de la operación Barkhane. Todas las misiones fueron muy reconfortantes. 

¿Qué le llevó a iniciar su andadura en las Fuerzas Armadas?

Yo primero quería ser médico, porque desde pequeña fue mi vocación. Mi padre era suboficial del Ejército del Aire y, cuando terminé la carrera, me comentó la posibilidad de formar parte de la sanidad militar. Hacía solo tres años que la mujer había entrado en las Fuerzas Armadas, así que me informé y me presenté a las oposiciones en el año 1992. Mi vocación militar y mi vocación sanitaria se dieron la mano. Me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí 30 años después y de haber seguido el consejo de mi padre.

Su lazo con las Fuerzas Armadas viene de tradición familiar.

Sí. Este edificio [el Centro Médico del Mando Aéreo de Canarias] está donde antes estaba la antigua policlínica del Ejército del Aire, donde se atendía al personal del Ejército del Aire para los reconocimientos médicos aeronáuticos. Con cuatro o cinco años, mi madre me traía aquí cuando me ponía mala. Entre mis primeros recuerdos está entrar a este edificio en el que ahora soy coronel. 

¿Su padre le advirtió de las dificultades que se iba a encontrar en el Ejército por el hecho de ser muy reciente la entrada de la mujer?

Todavía era un mundo muy desconocido. Yo no fui de las pionera. Ya había mujeres desde el año 88. Ahora estamos completamente integradas. La noticia es que ya no somos la novedad y que, con el paso del tiempo, vamos alcanzando los empleos de mayor rango. 

¿Cómo fue su primer día de formación?

Lo recuerdo con mucho cariño. Cuando entras a un sitio nuevo, con una jerarquía y una disciplina, vas con los cinco sentidos puestos. Quería adaptarme rápido a esa vida. Entré en los Cuerpos Comunes de la Defensa y en mi promoción éramos 90 personas, de las que unas 25 éramos mujeres. De las 40 plazas de médico, diez éramos mujeres. 

¿Ha notado evolución en el Ejército que comenzó su carrera?

Siempre ha habido normalidad absoluta. Yo era la única mujer de un regimiento de Infantería mecanizado en el que se formaba a los conductores de BMR [vehículo blindado ligero] que se iban a la guerra de Bosnia, en 1994. Cuando llegué destinada a ese regimiento, en Lorca, Murcia, el primer teniente de alcalde me recibió con un ramo de flores, cosa que no hacen a nadie, pero lo hizo porque era la novedad. Ya eso no ocurre.

"Tuve que dejar de ir en bicicleta al cuartel porque me paraban por la calle para pedirme autógrafos"

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Tendrá mil anécdotas como mujer militar.

Sí, muchas. Tuve que dejar de ir en bicicleta al cuartel porque me paraban por la calle para pedirme autógrafos. En aquellos años no se veía a más mujeres de uniforme. En unas maniobras en Almería, paré a repostar con el BMR ambulancia y un señor me tocó en el hombro, porque vio a una persona con uniforme y coleta, y quería saber si era mujer. Cuando confirmó que había mujeres en el Ejército su respuesta fue que ya se podía morir tranquilo. Ahora, las mujeres ya no son novedad en las Fuerzas Armadas, estamos integradas con total naturalidad.

Solo el 12,9% de los miembros del Ejército español son mujeres. ¿Cree que se logrará la paridad en algún momento?

Llevamos unos años en los que el porcentaje se mantiene. Aún así estamos por encima de la media de otros países de la OTAN que están sobre el 12% y nosotros rozamos el 13%. Las mujeres no tienen límites en las Fuerzas Armadas. No hay ningún cuerpo, ni ninguna unidad operativa, ni ninguna escala a la que no podamos acceder. Me encantaría que se incrementara el porcentaje de mujeres y si alguna joven tiene interés en saber cómo se entra o qué hacemos, estoy abierta a recibirla e informarla.

¿Cómo es su día a día como médico del Ejército?

Tengo a 25 personas a mi cargo en este centro. Hace 20 años, aquí todo eran hombres y, actualmente, hay 18 mujeres. Damos apoyo sanitario a las unidades del Ejército del Aire, controlamos las bajas laborales de seis unidades del Mando Aéreo de Canarias, hacemos reconocimientos médicos para todos los cuerpos y resolvemos los expedientes de las bajas laborales.

Como personal médico, cómo ha vivido la pandemia dentro de las Fuerzas Armadas

Estamos agotados, como cualquier otro sanitario, y deseando que esto pase. El estado de alarma me pilló en Senegal y me tuve que quedar seis meses, en lugar de tres, que era el plazo estaba previsto. No había relevo, porque el Ejército estaba volcado con la atención de la pandemia, y el espacio aéreo estaba cerrado. Además, las medidas de prevención nos han condicionado para realizar nuestro trabajo, igual que a toda la población civil. El Ejército es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. La sexta ola nos ha traído bastantes casos, pero la mayoría lo han pasado con síntomas leves.

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