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El desafío ruso | La repatriación del último canario de Ucrania

La familia del niño canario que vivía en Ucrania espera su llegada desde el infierno de Járkov

Arucas vive con desasosiego la repatriación del único canario que queda en

suelo de Ucrania | El padre reside ahora en Islandia, pero ya ha regresado a la Isla

Un niño con su familia en uno de los refugios improvisados en Ucrania para protegerse de los bombardeos rusos. STANISLAV KOZLIUK

Se sabe que está cruzando Ucrania en dirección a una de las fronteras occidentales, pero poco más. Esa incertidumbre la está sufriendo en Arucas la familia Caballero, padre, abuelos y tíos del único canario que no pudo ser evacuado tras la invasión del ejército ruso. El niño tiene cuatro años y medio y viaja con su madre, de nacionalidad ucraniana. Las últimas informaciones aseguran que pudieron salir de Járkov, una de las ciudades más asediadas por los bombardeos de Vladímir Putin, y que se encuentran bien, pero tanto la propia familia de Arucas como el Gobierno de Canarias y el Ministerio de Asuntos Exteriores español prefieren no dar más detalles de la repatriación hasta que ambos estén completamente a salvo en alguno de los países limítrofes que están acogiendo a los refugiados de la guerra, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía o Moldavia.

La familia no desea que se conozca el nombre del niño ni el de los padres hasta que se complete la repatriación. Uno de los tíos, Himar Caballero, sí confesó este miércoles que la espera se está haciendo interminable y dolorosa, sobre todo para el padre, que está «destrozado» al ver las imágenes que llegan desde Ucrania, donde cientos de miles de mujeres y niños como su hijo intentan huir de las bombas rusas.

El niño nació en Gran Canaria y residió en la isla hasta que tuvo un año. Sigue empadronado en Arucas. Luego se fue con su madre a vivir a Járkov, casi en la frontera con Rusia, aunque cada año regresaba a Arucas a pasar largas temporadas con sus abuelos y sus tíos. Su padre vive actualmente en Islandia, desde donde ha regresado para seguir la repatriación de su hijo desde su tierra.

La saga de los Caballero es muy conocida en Arucas, radicada desde hace varias generaciones en la ciudad norteña. El abuelo del niño, José, fue concejal del Ayuntamiento y es uno de los miembros más veteranos del Partido Socialista en el municipio.

Uno de los tíos regenta el restaurante La Uvita by Himar, uno de los establecimientos más populares de la localidad, situado en la Plaza de la Constitución, a pocos pasos de las Casas Consistoriales, del Mercado y del Parque de las Flores.

Los familiares del niño están repartidos por varios lugares del municipios, unos viven en el casco histórico de Arucas y otros en los barrios de Visvique y Tinoca. Todos ellos llevan estos días de desasosiego con mucha discreción y eluden hacer declaraciones sobre la situación del niño y madre. De hecho, el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo, admitió este miércoles que solo conoce la información que ha ido saliendo en los medios de comunicación, suministrada por el Gobierno regional.

Restaurante en Arucas de uno de los familiares del niño, este miércoles. | JOSÉ CARLOS GUERRA

Preocupación

Hasta el restaurante de Himar se han acercado estos días los amigos, para dar ánimos y conocer la situación del niño y su madre, pero son pocas las noticias que ofrecer. El tío ya mostraba la preocupación de toda la familia en los días posteriores a la invasión.

Se enteraron de que la madre y el niño no pudieron sumarse al convoy que organizó la embajada en Kiev para trasladar a todos los ciudadanos españoles hasta la frontera con Polonia. Járkov se encuentra a 500 kilómetros de la capital y optaron por refugiarse en el sótano del edificio en el que vivían, ayudados por vecinos y amigos. En los primeros días de bombardeos, las autoridades les recomendaron permanecer escondidos, pues era más peligroso intentar abandonar la ciudad en medio de los ataques rusos.

A su edad, según Himar Caballero, el niño era ajeno a la gravedad de la situación y pasó los primeros días dibujando y jugando con sus legos. Fueron días de mucho desasosiego y de impotencia, pues desde Canarias no podían hacer nada para ayudarles.

Ha sido un alivio para todos saber que ya están en camino, pero desconocen dónde se encuentran exactamente cada día y cuándo podrán llegar a Canarias, que en principio es su destino final, al menos en los próximos meses. Puesto que su padre reside en Islandia, ese podría ser su futuro hogar para olvidar los sufrimientos de la guerra.

La invasión de Rusia sorprendió a cuatro ciudadanos canarios en Ucrania, pero la presencia del niño de Arucas en ese país fue la última en conocerse al vivir con su madre ucraniana.

Otros dos grancanarios, Chano Gil, músico profesional de Firgas, y Saúl Perera, un ingeniero de telecomunicaciones de Moya, llegaron a la frontera polaca en los primeros días de la guerra y desde allí volvieron a la isla vía Madrid, según ha informado el Gobierno de Canarias,

Con posterioridad lo hizo el joven empresario tinerfeño Atreyu Delgado García, natural del municipio de El Rosario y residente en Santa Cruz de Tenerife, que tras alcanzar polaca siguió el viaje en coche con un amigo hasta París.

La suerte de los otros tres isleños es un motivo para confiar en el trabajo que están realizando los diplomáticos españoles para repatriar al único canario que sigue atrapado en la guerra. «Estamos esperanzados», apuntó el tío.

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